La mente tras Watchmen: las otras obras maestras de Damon Lindelof

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Show creator Damon Lindelof arrives for the Los Angeles premiere of the new HBO series "Watchmen" at the Cinerama Dome in Hollywood on October 14, 2019. (Photo by Chris Delmas / AFP) (Photo by CHRIS DELMAS/AFP via Getty Images)

Parte con un avión estrellado en una isla misteriosa (Lost), sigue con la desaparición del 2% de la población mundial (The Leftovers) y, hasta ahora, termina con un hombre azul cuya sola existencia puede cambiar el destino del mundo (Watchmen). En tres series y con algunas películas entre medio (Star Trek, Prometheus, Star Trek into Darkness, World War Z, Tomorrowland y The Hunt), Damon Lindelof ha convertido su nombre en una marca, un sello que reinterpreta distintas mitologías para convertir lo absurdo en ordinario, algo que él describe como "borderline sci-fi".


Para un niño como Damon Lindelof, el estreno de Star Wars fue casi como un evento religioso. Los sables de luz, el concepto de la fuerza y las batallas espaciales le fascinaban y soñaba con estar ahí, pero todo era ficción. No había un Halcón Milenario en el que él pudiera volar y jamás podría tener un sable de luz, pero si alguien había creado un universo en que cosas así eran posibles, entonces el quería hacer lo mismo.

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Eso fue lo que él mismo contó en el festival de cine de Austin, años después de que Lost – su primera serie –terminara con un final tan controvertido como personalmente agotador. Luego de la emisión del último capítulo, desapareció virtualmente de las redes sociales y se alejó de la televisión para dedicarse a escribir guiones de cine, donde podría seguir trabajando desde la sombra, al menos por los tres años que pasaron hasta que llegara a The Leftovers de HBO. Fue entonces que volvió a la luz y dejó de intentar explicar o defender el final de su ópera prima. Había que seguir escribiendo y creando esos universos con los que soñó cuando niño. Ya vendrían cosas mejores.

"Me gustan las historias que no hacen los cálculos por mí. Ese es el tipo de historias que me gusta contar, que dejan mucho para la imaginación, y que una vez que terminan, puedes llenar el vacío por ti mismo. Me motiva la historia que no se cuenta dentro de mitologías mucho más grandes". Así describe su estilo, "una ciencia imperfecta", que según él mismo contó a Entertainment Weekly, está inspirado por Encuentros cercanos del tercer tipo, Pulp Fiction, Stephen King, Twin Peaks, Orson Welles, y especialmente Watchmen. Con tres series, su trabajo ha marcado la década de la televisión porque aunque Lost empezó en 2004, terminó en 2011, y fue el puntapié de lo que le seguiría.

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Lost (2004-2011)

La trama es así. Un avión comercial cae en una isla aparentemente deshabitada que no aparece en los mapas. Los pasajeros sobreviven y establecen una especie de sociedad (liderazgos incluidos), pero su existencia se ve amenazada por seres misteriosos. Más información podría calificar como spoiler, pero cabe agregar que las metáforas son una parte importante de la narrativa, que además de mostrar lo que pasa en la isla, muestra – a través de flashbacks – lo que pasó antes de que los pasajeros se subieran al avión.

Que una serie tenga los 121 capítulos que Lost concentró en 6 temporadas es algo cada vez más raro, un desafío o una amenaza, dependiendo del consumidor.

Fue la primera serie en que el nombre "Damon Lindelof" aparecía con letras grandes en los créditos y a casi diez años del final, la lección más valiosa que le dejó fue que mientras más dure el vuelo, más difícil será el aterrizaje.

Corría 2004 y eran otros tiempos. Las redes sociales apenas existían y si existían, poco importaban. Lo que existía, eran los foros. Había un misterio central (¿Por qué están en la isla?) que mantenía la historia en general, pero eran las preguntas secundarias (¿Quiénes son estos náufragos?), y un misceláneo de eventos y personajes los que más contribuían – y todavía contribuyen – a la especulación.

Eran cientos de teorías, críticas y reconstrucciones minuto a minuto que desde los primeros capítulos formaron una comunidad de televidentes que transitaba entre el televisor y el internet para participar en los foros. Incluso los mismos guionistas se hicieron parte e interactuaban con los seguidores, calmando ansiedades y respondiendo dudas.

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Muy rápido Lost se convirtió en una máquina de hacer dinero, y ABC – la cadena que la produjo – no estaba dispuesta a soltarla. "Era como si nosotros hubiéramos entrado a una carrera de 10 kilómetros y de repente nos anunciaran que ahora estábamos corriendo una maratón, pero en el kilómetro 32 nos dijeran: 'Ya les diremos cuánto durará', reflexionaba Lindelof, años después del final, en el festival de cine de Austin.

Lindelof y Carl Custon – su co-guionista – tenían un plan para el final, pero para echarlo a andar, tenían que saber cuánto faltaba para el último capítulo. "No sabíamos a qué ritmo seguir corriendo", admitió.

Tenían que ir cerrando. Ya no podían seguir desperdigando preguntas sin ofrecer algunas soluciones, y negociar con los ejecutivos había sido inútil, así que en medio de la tercera temporada, abiertamente empezaron un lobby para que la cadena les diera una fecha de término. Después de mucho tiempo, e incluso cuando ya habían renunciado a seguir trabajando en la serie, los ejecutivos cedieron y confirmaron que la sexta sería la última.

Lost es considerada por muchos una de las mejores series de la historia y al mismo tiempo, tiene mala fama. Quizás fue demasiado larga, quizás fueron las negociaciones públicamente turbulentas entre ejecutivos y creativos, o quizás fue porque el final terminó de dividir a los fans entre el amor y el odio, pero independiente de eso, le permitió a Lindelof ganarse el privilegio de echar a volar la imaginación para hacer cosas igual de bien recibidas por la crítica, pero con muchos menos capítulos.

https://www.youtube.com/watch?v=KTu8iDynwNc

The Leftovers (2014-2017)

El 2% de la población mundial desaparece de manera instantánea e inexplicable. No hay nadie a quien responsabilizar porque ni las religiones ni la ciencia entienden lo que pasó. El título es una referencia a ese 98% que se quedó.

El luto está inconcluso y en la desesperación, las sectas, los charlatanes y los científicos de dudoso rigor aparecen como la maleza. Los que quedaron no solo perdieron a sus seres queridos, también perdieron la certeza de la existencia. No saben si la "desaparición repentina" – Sudden Departure, en inglés – podría volver a pasar y tendrán que aprender a vivir en la incertidumbre.

La "desaparición repentina" es la razón por la que la serie existe, pero los problemas que tienen que enfrentar los personajes, el dolor que sienten y las preguntas que se hacen a ellos mismos son la verdadera historia.

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La idea original no es de Lindelof. Se basó en el libro homónimo cuyo autor – Tom Perotta – es co-guionista, pero fue tomando su propio camino.

El protagonista en la adaptación de HBO es un antihéroe. Un hombre de mediana edad que tiene buenas intenciones y que intenta mantener las cosas a flote, pero esté lleno de defectos y carga con demasiado peso emocional como para ser un verdadero héroe. Y en todo caso, tampoco hay espacio para héroes.

"Si tanta gente desapareciera, entonces el resto del mundo tendría alguna forma de estrés postraumático", ha explicado el mismo Lindelof. "Algo parecido a lo que vivieron los estadounidenses en las semanas después del 11 de septiembre; la sensación de que han vivido toda su vida bajo una ilusión de seguridad".

En The Leftovers nunca nada se estabiliza y así como la desaparación repentina demostró que nada es seguro, las tres temporadas apuestan por el cambio constante: cambian los personajes, los escenarios, los créditos iniciales, cambia el tono de la serie (se hace un poco menos oscura) y, – lo más importante – cambia el concepto de realidad.

No son cambios radicales, pero sí son un recordatorio efectivo de que en la vida nunca hay garantías, de que no sabemos por qué existimos y de que en realidad no tenemos el control sobre nuestras vidas.

Lindelof dice que The Leftovers , en comparación con sus otras dos series, es como una pizza artesanal. Nunca tuvo la vitrina que logró con Lost y en más de una oportunidad tuvo que pelear por más presupuesto, pero después de terminar la tercera parte con un aterrizaje mucho menos forzoso que con Lost, se ganó el voto de confianza de HBO – casi un cheque en blanco (no literalmente) – para lo que vendría después.

https://www.youtube.com/watch?v=FLT3YUALJno

Watchmen (2019)

Estos sí son héroes. No en el sentido tradicional de la palabra, eso sí. El cómic original –publicado por primera vez en 1986 – buscaba desafiar el concepto de superhéroe que primaba en ese entonces y la adaptación de Lindelof – treinta años después – busca hacer lo mismo, pero ahora, tiene que hacerlo con un enemigo tan imposiblemente grande como Marvel.

"En este mundo todo tiende a la franquicia, a la secuela, propiedad intelectual , etc. Lo entiendo, lo consumo y lo amo, y creo que en este momento hay espacio para las ideas originales dentro de la propiedad intelectual preexistente. Siempre hay que preguntarse ¿Deberíamos contar esta historia? La gente ya las conoce. La siguiente pregunta es ¿Por qué?", reflexionó en entrevista con Collider.

Esta versión nace desde el universo original y se expande más allá de él. La novela gráfica de Moore y David Gibbons se limitó a desarrollarlo en 12 números y para la serie, era necesario avanzar desde 1986 –donde había quedado la historia –para traerla al presente en 2019. Mientras la serie no tocara el canon, habría espacio para la libertad creativa.

La primera vez que la compañía Warner Brothers le planteó la idea de convertir Watchmen en una serie de televisión, la película de Zack Snyder había sido recién estrenada y el mismísimo Alan Moore – creador del cómic original y a quien él admiraba – había pedido a los fans no verla. Siempre había sido un seguidor de la historia – sobre todo de su narrativa, la misma que inspiró los saltos temporales en Lost –, pero porque la cinta de Snyder era muy reciente y también porque como seguidor de Moore, se sentía amenazado por la advertencia, fue que respondió:"Paso, no debería existir", recordó en una entrevista con Collider.

https://culto.latercera.com/2020/03/09/regina-king/

Años después, se lo volvieron a ofrecer y respondió: "Todavía es un no". El tercer intento fue más bien un ultimátum. The Leftovers estaba terminando, y HBO y Warner Brothers estaban trabajando juntos en el proyecto. Si él lo rechazaba, se lo ofrecerían a alguien más. "Esto va a pasar, lo haga yo o no", asumió. "Se que es una justificación moral, pero es como decir 'Bueno, soy vegano, pero ese filete ya está ahí. El animal ya está muerto, así que si yo no me lo como, solo va a podrirse'. Decir eso es una mierda, pero empecé a sentir los celos profesionales de preguntarme cómo sería ver Watchmen escrito por otro, sabiendo que tuve la oportunidad. Dos años después, aquí estamos", le contó a Collider días antes del estreno.

El por qué era necesario contar la historia lo encontró en la contingencia. "El 2019 en el que yo estaba viviendo, estaba constantemente cuestionando y dudando de la habilidad y las intenciones de la policía, y más importante, el gobierno que era responsable de controlarla. Esas ideas era tan relevantes ahora como en los 80, pero sentía que había una evolución que correspondía". Según Lindelof contó a Collider, había una sensación de que era necesario ajustar cuentas en cuanto a la raza, porque Estados Unidos tiene una historia, pero hay otra que parece oculta y que no se enseña, como por ejemplo, la masacre de Tulsa en 1919.

No es una secuela, ha explicado Lindelof, es más bien un remix. "Las líneas base en esas canciones familiares son simplemente demasiado buenas y seríamos idiotas si no las usáramos", escribió en una carta abierta a sus seguidores. Así, el resultado es un giro contemporáneo. "Tiene que vibrar con la impredictibilidad sísmica de sus propias placas tectónicas. Tiene que hacer nuevas preguntas y explorar el mundo a través de su propio lente", explicó.

https://www.youtube.com/watch?v=zymgtV99Rko

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