La mediocre rutina de Ernesto Belloni

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Comparar su show con lo realizado por Stefan Kramer y Javiera Contador las dos noches anteriores sería injusto. Lo de ellos fue puro profesionalismo, talento y risas. Lo de Belloni no. Porque salvo un par de pasajes bastante mínimos, no contó chistes ni hizo algo mínimamente gracioso.


En los primeros 20 minutos de su rutina, Ernesto Belloni ya se había despachado varios chistes sobre gases y del tamaño del pene. Entró al escenario en medio de fuertes aplausos, echando por tierra las predicciones de pifias, ante un público mayor, benevolente y que habría aplaudido a Ricardo Meruane si le hubiese tocado esta noche.

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"He cambiado, soy otro, he escuchado a la gente, a las mujeres", dijo Belloni, conocido desde los años 80 por sus chistes misóginos y homofóbicos y otrora "niño símbolo" de Morandé con Compañía. Apelando al cariño de la gente que había en la Quinta Vergara, tardó varios minutos en arrancar una rutina incómoda, extraña, surrealista a ratos y que provocaba vergüenza ajena la mayor parte del tiempo. Ese morbo del que se nutre muchas veces este evento.

En su primera vez en el Festival de Viña -luego de 35 años de carrera-, nunca pareció muy convencido de su propia rutina, titubeaba, parecía no recordar lo ensayado y tenía silencios y momentos incómodos, que remitieron a un tipo de ¿humor? que pareció sacado de los años 80, con una estructura centrada en su matrimonio y familia, si es que pudiera hablarse de una "estructura", además de menciones a los matinales de TV, que pretendieron ser irónicas, pero solo fue ramplonería.

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Sin razón justificada, habló de cómo antes sufrían los de "condición sexual" diferente y tributó al asesinado Daniel Zamudio, para dejar en claro que no haría humor sobre los homosexuales, pero resultó una movida antojadiza y tremendamente utilitaria.

Tras poco mas de media hora de show, vino lo peor, esa escena incómoda que han dado varios humoristas en Viña del Mar: comenzó a llorar y dijo que hacía un mea culpa por haber "callado durante 35 años" y que ahora respetaba "a las mujeres, a los gordos". La gente lo aplaudió a rabiar, en una escena más de su incómoda presentación.

https://culto.latercera.com/2020/02/25/mon-y-el-silencio/

Comparar su show con lo realizado por Stefan Kramer y Javiera Contador las dos noches anteriores sería injusto. Lo de ellos fue puro profesionalismo, talento y risas. Lo de Belloni no. Porque salvo un par de pasajes bastante mínimos, no contó chistes ni hizo algo mínimamente gracioso.

Entonces, ¿por qué ganó Gaviotas y aplausos? Probablemente por lo mismo que han logrado lo mismo otros, en años pasados: por trayectoria previa, por edad y porque la Quinta Vergara suele ser condescendiente cuando alguien termina llorando. Pero, siendo sinceros, Ernesto Belloni no hizo nada realmente para merecerlo. No hubo renovación -cuando intentó hacer humor, fue realmente vulgar-, no hubo "cambio", como tanto lo dijo sobre el escenario, solo un híbrido de comedia de baja estofa, en una presentación que debiera avergonzar a quienes lo contrataron. Que la mitad de su presentación hayan sido agradecimientos, habla de su mediocre performance. No merecíamos ver esto luego de Kramer y Contador.

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