Entre parásitos

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Parasite tiene ese no- sé-qué surcoreano que funde géneros y tonos con no poca crueldad y rudas dosis de humor negro.


Una película de la temporada en buena parte del planeta, incluso entre quienes no la han visto ni piensan verla, es la oscura e inaudita sátira surcoreana que hoy llega a las salas chilenas. Abordando el encuentro -y posterior enfrentamiento- entre miembros de distintas clases sociales en Seúl, es cine contemporáneo en el sentido más amplio de la expresión.

Parasite es el séptimo largometraje de Bong Joon-ho, cineasta que ganó fama mundial por El huésped, drama sicosocial de monstruos que puede verse en Netflix. Y parece redundante agregar que ha descolocado y fascinado a la crítica mundial, o que fue la primera de su país en recibir la Palma de Oro en Cannes y la nominación a Mejor película internacional en los Oscar, que se entregan este domingo. De hecho, fue nominada a seis estatuillas, entre ellas Mejor película y Mejor dirección.

Manjar de sociólogos, pasto de antropólogos e historiadores, la cinta disecta las vidas de los Kim, dos padres y dos hijos de clase media-baja que sobreviven como mejor pueden, sin empleo estable, colgándose de alguna red de wi-fi para comunicarse con el mundo. Eso, hasta que al hijo "mateo" le ofrecen la tutoría de la hija mayor de la acaudalada familia Park. Falsificando un título universitario e inventándose un estatutario nombre en inglés, el muchacho se afirma en su trabajo, tras lo cual logra que su hermana se convierta en profesora de arte del benjamín de la casa. La hermana, a su vez, enchufa al padre como chofer. Y así sigue. ¿Se tomarán los Kim la casa de los Park? No es la única pregunta por responder.

Parasite tiene ese no- sé-qué surcoreano que funde géneros y tonos con no poca crueldad y rudas dosis de humor negro. De ahí sus alcances y de ahí sus limitaciones. Certera, quirúrgica casi, ofrece un espectáculo envolvente. Pero su ingeniera expositiva le resta colores propios a personajes necesariamente funcionales a los singulares designios de la intriga. Ni en esto, ni en el vuelo de su dramaturgia, está a la altura de una película como la también surcoreana Burning, a propósito de las disponibles en Netflix. Porque Parasite será relevante, provocadora y atractiva, pero tampoco enloquezcamos.

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