Soda Stereo: el futuro del pasado

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La vuelta del grupo argentino, liderada por sus dos sobrevivientes, encierra dualidades, contradicciones y el fin de una era en la cultura popular. El autor de la biografía definitiva de Gustavo Cerati explica el significado de este regreso, que pasará por el Estadio Nacional en mayo, y por qué es tan difícil de llenar el vacío del líder.


El 3 de octubre, las cuentas oficiales de Soda Stereo en redes sociales publicaron un video en el que Charly Alberti y Zeta Bosio entran a una sala de ensayo, toman sus instrumentos y, después de un mínimo ajuste, empiezan a tocar los primeros cuatro compases de Hombre al agua. Entonces, la imagen funde a negro y se escucha la ovación de una multitud. El video es en blanco y negro; no hay una fecha ni un lugar reconocibles. Es decir, es una escena fuera del tiempo, no forma parte de la historia.

Los fanáticos de Soda Stereo se preguntaron enseguida en las redes qué estaba sucediendo. Un rato después, creada la incertidumbre, la cuenta de Soda publicó un breve texto firmado por Charly y Zeta y un flyer que anunciaba Gracias totales, una gira por Latinoamérica en 2020 en la que van a revivir artificialmente a Soda Stereo con una lista de cantantes invitados que ocuparán el lugar de Gustavo Cerati. "Gustavo es una ausencia presente. Él decía que por más que lo intentemos nunca dejaremos de ser Soda", escribieron. "No somos Soda sin él. Podemos evocarlo, invocarlo".

https://twitter.com/sodastereo/status/1179788463031377920?s=20

Desde su anuncio, esta nueva aventura nace como una contradicción. Algo que necesita ser explicado. Dicen que Gustavo decía que nunca iban a dejar de ser Soda Stereo, pero dicen también que no son Soda Stereo sin él. Tiene algo de drama shakesperiano: ¿Son o no son? La primera respuesta en Twitter fue del usuario @SCruzzetti, que publicó un meme de Los Simpson en el que el padre de Milhouse dibuja en un gráfico qué es la dignidad. El segundo comentario fue de Yisus Ortega, de México, que escribió: "Qué pasa aquí. Digan algo, por favor. Sabemos que Gustavo fue en gran medida el alma de Soda Stereo, pero no habría tan grandeza sin Charly y Zeta, así que no están lucrando a mi parecer…".

El debate parte de un equívoco: la superposición entre Soda Stereo como banda y Soda Stereo como marca. La banda Soda Stereo está en la obra, en el lugar que ocupa en la música popular del siglo XX en Latinoamérica, en la dimensión artística de Cerati que no deja de crecer y en la memoria de la región: en 2017 fue la más escuchada de Argentina en Spotify. La marca Soda Stereo, por su parte, está registrada en el Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual, tiene socios, porcentajes (33% Zeta Bosio, 33% Charly Alberti y un 16,6% Benito Cerati y 16,6% Lisa Cerati, que heredaron de su padre), regalías y, tras la muerte de Gustavo, tiene desprendimientos comerciales como Séptimo día, el espectáculo con el que el Cirque du Soleil puso a sus acróbatas a hacer piruetas con las canciones del grupo, el disco de remixes que salió en paralelo y ahora también la gira Gracias totales.

El uso, la explotación comercial de la marca Soda Stereo -al lucro en sociedades judeocristianas como las nuestras siempre lo miramos con recelo, pero en las sociedades protestantes lo asumen sin culpas- también entraña una pregunta sobre los límites y las formas. Y un dilema al que todos nos enfrentamos: nuestra relación con el pasado. Instagram nos recuerda nuestras publicaciones de hace cuatro años, nuestros compañeros del colegio nos piden amistad en Facebook después de 20 años sin vernos, las redes son plataformas de recuerdos. El pasado tiene una sobrevida cada vez más extensa y, por si fuera poco, cada vez más vivimos historizando el presente con fotos, videos, stories y posteos: nos la pasamos diseñando nuestros recuerdos.

Gustavo, en cambio, era un hombre sin melancolías, que vivía obsesionado con el futuro. A veces, incluso, podía ser un poco cruel: dejaba atrás novias o amigos sin culpa. En las entrevistas antes del show despedida de Soda Stereo en 1997 en River, parecía más excitado con el nuevo capítulo que se abría que abrumado por el final de la banda más grande de Latinoamérica. "Con este concierto nosotros estamos celebrando un pasado y un presente hasta este momento, pero estamos abrazando una idea de futuro también", le dijo a una periodista. Tal vez por eso nos cueste conciliar estos eventos con nuestra memoria de Gustavo.

Es cierto, también, que a veces el pasado se empeña en volver. O hay pasados que cuesta más dejar atrás. Desde el final de Soda, después de ese último concierto, las biografías de Charly y Zeta fueron bastante camaleónicas. Charly creó empresas y medios de tecnología, armó la banda Mole y actualmente está al frente de la fundación R21, que busca crear conciencia y diseñar políticas para mitigar los efectos del cambio climático. Zeta fue DJ, trabajó para Sony Music, tuvo programas de televisión y de radio, su propio sello discográfico, produjo bandas, armó la suya y tocó como invitado en varias otras, como Catupecu Machu y La Ley. Pero ellos ya lo dijeron: nunca van a dejar de ser Soda Stereo.

En cuanto a los límites y las formas, hay maneras más conservadoras o puristas, si se quiere, de seguir construyendo un legado, como puede ser la reedición de un álbum, el lanzamiento de antologías o, por ejemplo, el estreno en cines en noviembre del show de Cerati en la gira de Fuerza natural, en Monterrey, en 2009, donde pudimos verlo con su banda, en vivo, en el gran estado de gracia creativo en el que estaba antes de su muerte. Espectáculos como Séptimo Día, con el Cirque du Soleil, en cambio, tensan un poco más la relación con la identidad de lo que homenajean: tiene algo de franquicias. Gracias totales parece estar a mitad de camino. ¿Cuál es el límite? Todos nos lo preguntamos, los comentarios en las redes lo explicitan, el texto de Charly y Zeta incluso lo pone en juego. Pero las entradas en Argentina se agotaron en unas pocas horas.

Para los shows confirmados entre febrero y mayo de este año en Chile, Argentina, Colombia y México -entre otros países- ya hay una lista de cantantes invitados para acompañar a Charly y Zeta en el escenario diseñada con una precisión de laboratorio, en la que están los artistas más indicados de cada país: los argentinos Adrián Dárgelos, Gustavo Santaolalla, Richard Coleman y Benito, el hijo de Gustavo; los colombianos Andrea Echeverri (que participó de esa versión clásica de En la ciudad de la furia en el MTV Unplugged del grupo) y Juanes; los mexicanos Rubén Albarrán, de Café Tacuba, y León Larregui, de Zoé; la chilena Mon Laferte; el puertorriqueño Draco Rosa y Chris Martin, que en su visita a Argentina con Coldplay en 2017 tocó De música ligera, de Soda Stereo, y es el nombre que le otorga una escala internacional al evento.

Algo más: Gracias totales también forma parte de un momento de la historia, del ocaso de una cultura. Desde hace años, las únicas noticias que el rock tiene para ofrecer son aniversarios, tragedias, muertes, homenajes y giras de despedida: la muerte de Dr. John, los 50 años de Abbey Road, el anuncio de la última gira de Kiss... ¿Cuándo fue la última vez que un disco de rock cambió algo, atravesó a una generación? ¿Nevermind, de Nirvana, en 1991? ¿OK Computer, de Radiohead, en 1997? Is This It , de The Strokes, en 2001 ya era revisionismo.

El rock, que nació en los años 50 como una combinación nerviosa entre el blues y el rhythm & blues, fue la expresión cultural de los cambios sociales que se desencadenaron y consolidaron en la segunda parte del siglo XX. A partir de 1945, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, las economías de todo el mundo crecieron como nunca antes en una verdadera edad de oro capitalista. La industrialización y las posguerras empujaron a los campesinos a las ciudades, los nuevos trabajos calificados demandaron trabajadores con títulos universitarios y millones de jóvenes entraron masivamente a las facultades por primera vez en la historia. Los hijos de los campesinos comenzaron a estudiar, se volvieron más cultos y pronto empezaron a cuestionar la sociedad en la que vivían, los valores con los que habían sido educados por sus padres. Ese quiebre generacional provocó cambios sociales profundos y alumbró a los jóvenes como sujetos políticos: de alguna forma inventó la juventud y el mundo en el que vivimos hoy. El rock fue la expresión cultural de ese quiebre generacional, la música de esa revolución hormonal que cambió el mundo. ¿Cómo era ser joven en este nuevo lugar? De alguna forma, los Beatles y los Rolling Stones crearon la manera de serlo.

Hoy, mientras Paul McCartney y Mick Jagger, con más de 75 años, también están redefiniendo nuestras ideas sobre la vejez, mientras cientos de miles de jóvenes salen a las calles en Chile a protestar contra el sistema y el discurso de Greta Thunberg fue el gran evento de la Cumbre Mundial de Cambio Climático, asistimos al big bang de una nueva era alumbrada por la revolución tecnológica: aplicación, inteligencia artificial, prótesis, células madres, vidas digitales, algoritmos... El mundo está cambiando otra vez. Por primera vez en la historia, nuestra especie está conectada y la información fluye al instante, las prótesis hacen que nuestros cuerpos duren más de lo que deberían, los géneros empiezan a cuestionarse, una gran cantidad de gente deja de comer animales, el aborto deja de verse como el asesinato de algo sagrado y empieza a entenderse como la interrupción de un proceso biológico: lentamente nos dejamos de percibir como parte de la naturaleza.

Gracias totales también tiene algo de prótesis, con todos esos artistas que van a ocupar y homenajear la pieza esencial que falta en Soda Stereo. En ese sentido, no suena fuera de época. Y, sobre todo, es notable la cantidad de artistas que se necesitan para llenar el lugar de Gustavo Cerati.

Coordenadas

Las entradas para el show en Chile, que tendrá lugar el 14 de mayo en el Estadio Nacional, están disponibles a través del sistema Punto ticket.

En los próximos días, la producción tras el espectáculo confirmará cuáles de los artistas anunciados oficialmente serán parte de la fecha en suelo local.

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