Monumental y sombría: así es El Irlandés, la nueva película de Scorsese

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Robert De Niro en El Irlandés.

La cinta, que esta semana llega a salas locales y la próxima a Netflix, es un esfuerzo mayúsculo del director por retratar una vez más a las organizaciones criminales, pero sin encanto, con un tono seco y devastador. Culto vio la cinta en una invitación especial de la plataforma digital a fines de septiembre en Nueva York.


Un canoso Frank Sheeran (Robert De Niro) recuerda sus épocas pasadas. Asesinatos, traiciones, ilegalidades conforman las vivencias de un hombre que, ante la soledad del asilo, el deterioro del cuerpo, echa la mirada atrás a modo de consuelo y sin grandes dosis de arrepentimiento. No es un héroe y definitivamente no tiene el aura de glamour que rodeaba al Jimmy Conway de Buenos muchachos o al "Ace" Rothstein de Casino.

El reencuentro de De Niro con Martin Scorsese tras 24 años viene cargado de ruda melancolía, propia de tipos más próximos al final del camino que del éxtasis de la juventud.

En parte observando ese Sheeran anciano, El Irlandés se articula como un relato de tres horas y media que examina su vida criminal y personal, con guiños a su paso por la guerra, pero sobre todo a cómo desde joven se asoció al comercio ilegal y más tarde al gánster Russell Bufalino, parte fundamental de la mafia de Filadelfia (Joe Pesci, en una interpretación gigantesca), que lo recluta como un sicario implacable.

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Es también desde el vínculo de ambos que el filme va y vuelve de un último viaje que realizan de Pensilvania a Detroit, con sus respectivas esposas, como dos amigos y socios que deben realizar una última tarea con sobriedad. Todo fluye de la mano del montaje de la histórica montajista del cineasta, Thelma Schoonmaker.

Los homicidios de Sheeran quizás cabrían en los 209 minutos que termina durando la película (que Netflix estrena el próximo miércoles 27). Pero Scorsese, además de ser extremadamente mesurado en la violencia –y darle un tratamiento rudimentario que estremece–, expresa más interés en emplearlo como vehículo para introducir a un puñado de personajes del crimen organizado, desde el primo abogado de Bufalino, Bill (Ray Romano), a la enigmática figura del popular sindicalista Jimmy Hoffa (Al Pacino).

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Al Pacino.[/caption]

Por encargo del personaje de Pesci, "El Irlandés" Sheeran termina ejerciendo como guardaespaldas de Hoffa, un hombre que en popularidad se codeaba con las máximas figuras de la política y cultura popular de mediados del siglo pasado.

En algún punto la ambición del relato conecta con la invasión Bahía de Cochinos y los mismos Kennedy, parte de la clase que se vio amenazada ante el surgimiento de la figura del sindicalista, desaparecido en julio de 1975 sin dejar rastro. Pero el corazón de la película está volcado en la desoladora intimidad, con Hoffa y Sheeran durmiendo en un hostal, o la devastadora manera en que Peggy Sheeran (Anna Paquin en su adultez y Lucy Gallina de niña) mira a su padre.

El comentado uso de la tecnología para rejuvenecer y envejecer a los actores solo hace más abismal la observación de Scorsese sobre sus personajes, tipos duros con poco espacio para la gloria y los lamentos, pero enfrentados todos al destino de la muerte.

La apuesta de Scorsese y Netflix para conquistar el Oscar llegará el próximo miércoles 27 a la plataforma, pero antes, desde este jueves, estará disponible en espacios independientes, Cine Arte Viña, The Oz (Chillán), Cine Alianza (Mejillones), Insomnia (Valparaíso), Sala -1 (Puerto Varas) y en Santiago, Normandie, Cineteca Nacional y Sala K, donde ya agotó sus primeras tres funciones.

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