Andrea Wulf: "Ya en 1800, Humboldt habló de los daños del cambio climático"

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La autora de La invención de la naturaleza revive el viaje del naturalista por Sudamérica en un libro ilustrado. Criada en Alemania y formada en el Reino Unido, Wulf destaca los aportes del prusiano al pensamiento ecológico.


La expedición sudamericana de Alexander von Humboldt (1769-1859) fue central en su vida y en la configuración de sus ideas. Así lo destacaba Andrea Wulf (1972) en La invención de la naturaleza, la exitosa y premiada biografía que dedicó al sabio alemán. De 1799 a 1804, recorrió en compañía del botánico Aimé Bonpland y de sus instrumentos científicos, selvas y sabanas; escaló volcanes y recolectó especímenes de plantas y animales, pasando por el Amazonas, hasta México y Estados Unidos.

Pero el lustro que duró ese recorrido a través de las "regiones equinocciales del nuevo mundo", era solo una pequeña fracción en la vida nonagenaria del naturalista y, consecuentemente, ocupaba apenas una octava parte de la biografía que Wulf le dedicó.

Al cumplirse el 250o aniversario del nacimiento de Humboldt, la propia Wulf ha publicado, junto a la ilustradora Lillian Melcher, El increíble viaje de Alexander von Humboldt al corazón de la naturaleza: un libro gráfico dedicado exclusivamente a esos viajes, reviviéndolos a través de los propios diarios de Humboldt y de otros fragmentos documentales.

En el libro, un Humboldt de casi 90 años recuerda su aventura juvenil, cuando tenía 29. Incluso se queja a la autora porque esta no le dio en su biografía suficiente espacio a su viaje por México, dedicándole un par de oraciones para todo su año allí, lo que ahora se soluciona en esta publicación.

¿De qué manera se relaciona su biografía de Humboldt con este enfoque gráfico de su vida?

Los legendarios diarios latinoamericanos de Humboldt habían estado en manos privadas hasta fines de 2013, cuando la Fundación del Patrimonio Prusiano los compró. Cuando vi las 4 mil páginas, salpicadas de cientos de bocetos, me voló la cabeza. Quería hacer un libro que mostrara el lado artístico de Humboldt y sus extraordinarios manuscritos, porque no solo era el científico más famoso del mundo, sino también un artista. Era un científico que insistía en que deberíamos entender la naturaleza a través de la imaginación, cuando otros buscaban leyes universales, precisión taxonómica y grandes teorías. En su obra, reunió las artes y las ciencias.

¿Por qué decidió ocuparse de sus viajes sudamericanos en este libro?

Quería hacer un libro lleno de aventuras y diversión, y los viajes por Sudamérica cambiaron el pensamiento de Humboldt. Lo hicieron el científico que fue, y volvió con un nuevo concepto de la naturaleza que todavía da forma a nuestro pensamiento ... la idea de que la naturaleza es una red interconectada de la vida.

Y viajó por Sudamérica, siguiendo sus pasos. ¿Es un área tan peligrosa como lo era en la época de Humboldt?

Definitivamente, nunca arriesgué mi vida como lo hizo Humboldt, pero cuando fui a Venezuela en 2013, hubo un par de momentos en los que me sentí un poco insegura. Aparte de eso, todo fue absolutamente fantástico. Me encantan los Andes... y cuando filmamos un documental sobre Humboldt, fuimos a los remotos Rápidos de Maipures en el Orinoco, algo mágico.

Humboldt postuló que en la naturaleza todo está conectado, como en un organismo. ¿Es la base de nuestras nociones de ecología y ecosistema?

Describió la Tierra como un organismo vivo donde todo estaba conectado, desde el insecto más pequeño hasta el árbol más alto. De manera que, sí, es la base de nuestro actual concepto de ecología. Comprender el mundo natural como una red también le permitió a Humboldt ver la vulnerabilidad de la naturaleza: si se tirara de un hilo en este tapiz de lo natural, todo podría desmoronarse.

También fue el primero en hablar sobre el cambio climático inducido por el hombre, 200 años antes. Este tema persiste, y parece particularmente urgente hoy.

Ya en 1800, Humboldt habló sobre los daños del cambio climático inducido por el hombre. Hubo momentos en los que pintó un futuro sombrío con la eventual expansión de la humanidad hacia el espacio, cuando los humanos difundirían su letal mezcla de vicio, avaricia, violencia e ignorancia en otros planetas. La especie humana podría convertir incluso esas estrellas distantes en "estériles" y dejarlas "devastadas", escribió Humboldt, tal como ya lo estaba haciendo con la Tierra. A medida que ingresamos al Antropoceno, una nueva época geológica que está configurada por la influencia de las actividades humanas y en la que todos tendremos que lidiar con el cambio climático, la acidificación de los océanos, el derretimiento de los glaciares y los patrones climáticos extremos, desde las sequías hasta inundaciones, las opiniones de Humboldt suenan alarmantemente proféticas.

Advirtió que la deforestación podría dañar el medio ambiente, porque los bosques humedecen la atmósfera y evitan la erosión del suelo. ¿No fue escuchado?

Bueno, hubo algunos pocos que lo escucharon, solo que no había suficiente gente. Pero un hombre en particular lo escuchó: Simón Bolívar. Fue Bolívar quien consagró primero las advertencias ambientales de Humboldt, cuando emitió un decreto visionario en 1825 que requería que el gobierno de Bolivia plantara 1 millón de árboles. La nueva ley de Bolívar fue diseñada para proteger las vías fluviales y crear bosques en toda la nueva república. Cuatro años más tarde ordenó las "medidas para la protección y el uso racional de los bosques nacionales" para Colombia, con un enfoque particular en la protección de los árboles silvestres de cinchona, que habían sido despojados de su corteza en busca de quinina, algo que Humboldt ya había notado durante su expedición.

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