Succession: el juego por el trono

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No toman vino de Dorne sino Whisky y no tienen que elaborar tácticas de guerra sino que tienen que planificar complicadas estrategias de negocios. Si en Game of Thrones lo que incentivaba cada movimiento tenía que ver con el trono de hierro, en el caso de Succession, es el puesto de director ejecutivo de la compañía familiar. Aparte de ser emitidas por HBO, ambas se interiorizan en cómo la ambición por el poder puede sacar lo peor de las personas.


Cada vez que los Roy se sientan a la mesa es como si se estuvieran sentándose en una reunión de directorio y no en una comida familiar. Una mesa larga y llena de comida, pero con el patriarca siempre listo para interrogar a sus hijos sobre lo que sea que está enfrentando la compañía en ese momento. Jamás sobre nada remotamente personal, eso no es importante.

El hilo de la narración es la herencia, un problema que puede ser muy real para una familia común, pero que cuando se trata de los Roy, miembros honorarios del 1% más rico de la población, se vuelve una pesadilla que puede terminar desplomando las bolsas de valores e incluso crear una crisis económica. La ropa sucia no se lava solo en casa.

Los Roy no tienen idea de cómo funciona el mundo real y por eso, los guionistas han tenido que recurrir a "consultores de riqueza", que según consignó The Guardian, han instruido a los actores sobre cómo bajar de un helicóptero cuando – además de los autos privados – no se conoce otro medio de transporte o por qué jamás deberían usar ropa demasiado abrigada (¿por que lo harían si nunca tienen que pisar la calle?).

Lucy Prebble y Jesse Armstrong, guionistas de la serie, alientan al resto de su equipo a que lean el Financial Times, Vanity Fair o la New York Magazine para encontrar más historias sobre los ricos. La terapia familiar, por ejemplo, inspiró el capítulo en el que los Roy se alejan de la ciudad para resolver sus conflictos internos y fue ese capítulo en específico el que hizo que las audiencias apuntaran a los Murdoch – dueños de Fox – como el espejo de los Roy.

Prebble y Armstrong han dicho que cualquier similitud es pura coincidencia, pero admiten, por ejemplo que la figura de Donald Trump les fascina."Siempre hablamos de él y su infancia. Puede romperte el corazón, pero incluso sabiendo las cosas por las que han tenido que pasar, es muy difícil sentir lástima por ellos", le contó Prebble a The Guardian.

Viven en un mundo aparte y sufren igual que los ciudadanos de a pie, pero en Succession no hay héroes. Cada uno está jugando bajo sus propias reglas, algo similar a lo que pasaba en Game of Thrones, donde los conflictos familiares y la ambición por el poder provocaron traiciones, venganzas y a veces, lealtades inesperadas.

Los Roy no siempre pagan sus deudas

En ambas series, los candidatos al trono nunca han salido de sus castillos, y libran una guerra que crea la sensación de que todo el mundo está pendiente de ellos, cuando en realidad, el resto de los mortales sigue con su vida.

Los Lannister y los Roy manejan conceptos muy distintos del honor y se mueven en mundos con complejidades diferentes, pero aún así hay paralelos importantes entre ambas familias. Mientras unos toman Whisky, los otros toman vino de Dorne y si los Lannister aspiran a sentarse un trono, los Roy quieren sentarse en la cabecera del directorio de Waystar Royco.

Logan Roy fundó la compañía y es el único que la ha liderado, pero está envejeciendo y en algún momento – ojalá lo más pronto posible, piensan los accionistas– tendrá que nombrar a alguno de sus hijos como su sucesor. Es el patriarca (Brian Cox) y tiene algo de parecido con Tywin Lannister. Ambos están obsesionados con el legado y son muy malos padres, pero demandan respeto y exigen tener el control sobre la vida de sus hijos porque para ellos, el honor del apellido está sobre cualquier cosa. La influencia que sus actos puedan tener sobre la salud mental de sus herederos no les preocupa en lo más mínimo y si es que en algún momento llega a haber un atisbo de favoritismo, puede desaparecer en un cerrar de ojos.

Connor (Alan Ruck) es el mayor de los hijos y el único que está completamente fuera de la competencia. Se considera un librepensador pero es solo otro hombre privilegiado que vive con todos los lujos que el dinero puede pagar. Aunque no toma parte en las discusiones familiares, le preocupa que su herencia se vea afectada y por eso está atento a cualquier movimiento de sus hermanos, dispuesto a ir a acusarlos con su papá. Es el más débil de todos y es como si hubiera crecido en una familia distinta. En ese sentido, no se parece tanto a un Lannister sino que a Loras Tyrell: Quiere seguir disfrutando de la posición de poder que le dió nacer con su apellido, pero no le preocupa demasiado mantener el honor de la familia. Así como Loras, Connor dejará que los otros se preocupen de las cosas serias.

Kendall (Jeremy Strong) sufre el abuso verbal de su padre de manera constante y busca aliviar los traumas que eso le ha generado con drogas y alcohol. Sabe que por más que se esfuerce, nunca será suficiente para su padre. No es algo que él sospeche, sino algo que el mismo Logan le ha dejado claro. Para hacer un paralelo, Tyrion es la opción obvia, ambos tienen relaciones abusivas con sus padres e intentan olvidarlo recurriendo a los vicios. Nunca han perdido la esperanza de que su padre los acepte, pero saben que mientras su progenitor esté vivo, tendrán que aprender a vivir en la oscuridad.

Roman Roy (Kieran Culkin) fue educado para convertirse en el orgullo de la familia, pero se quedó estancado en una adolescencia eterna, lo que redujo – pero no eliminó – sus posibilidades de heredar el poder. Igual que la versión más joven de Jamie Lannister, Roman es engreído y sarcástico, demasiado torpe la mayoría del tiempo, pero brillante si es que las circunstancias realmente se lo exigen.

Siobhan Roy (Sarah Snook) es la única hija, la menor de todos y la más ambiciosa. Tiene visiones ideológicas muy distintas a las de su padre y a diferencia de sus hermanos no necesita su aprobación. En carácter es la más parecida a Logan y es la única que no vive completamente a expensas de su padre. Ha usado sus talentos para hacerse un nombre como estratega política, pero de todas formas se mantiene pendiente de que los negocios vayan bien. Está acostumbrada a la posición de poder e influencia que le ha dado la empresa familiar y es capaz de hacer cualquier cosa para mantenerse así. Es como Cersei, obviamente. De hecho la frase "No eres tan inteligente como crees que eres", es algo que ambas han tenido que escuchar de parte de su padre. Tienen sed de poder y su mayor defecto, es haber nacido mujeres en un mundo de hombres.

Succession es emitida por HBO y estrena hoy a las 22 horas el último capítulo de la segunda temporada.

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