Soda Stereo: una nueva última vez

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Soda Stereo

Sucede porque son Los Beatles argentinos a estas alturas y el legado de la banda de seguro evolucionará en distintas lecturas, formatos y adaptaciones para continuar perpetuándose en nuevas generaciones. Esta clase de productos no solo representa pasar el sombrero por cada show -sería una mirada cortoplacista-, sino también sembrar más fanáticos.


Si existiera un premio anual al verso argentino -siempre encantador, efectista y rocambolesco-, la publicación en Facebook de los sobrevivientes de Soda Stereo para justificar una gira latinoamericana con grandes invitados competiría seriamente. Maravilla de texto. "Podemos evocarlo, invocarlo", dice en alusión a la ausencia de Gustavo Cerati. "Sin ayer, sin mañana. Ahora. Yendo más allá. Convirtiendo en posible lo imposible. De esa materia se hacen los sueños". Aprendan Disney.

Si Charly Alberti y Zeta Bosio quieren tributar al amigo y el cancionero de una de las bandas fundamentales del rock latino, están en su derecho. Soda Stereo fue y es su vida. "Nunca dejaremos de ser Soda", aclaran, como si fuera necesario. Pueden contar las andanzas como grupo cuantas veces quieran y el público verá si compra o no cada versión del relato que hasta ahora incluye biografías, un espectáculo de Cirque du soleil y el anuncio de esta serie de conciertos. Ambos tuvieron la suerte de coincidir con el talento de Gustavo Cerati. Fueron fundamentales y de virtudes acotadas, mientras la voz cantante en el más amplio sentido era asunto exclusivo del líder.

En una época en que los artistas muertos hacen giras convertidos en hologramas y los restos de una banda legendaria se rearman sin el miembro esencial, como ocurre por décadas con Creedence clearwater revisited, el evento de Charly Alberti y Zeta Bosio en esta gira ofrece categoría en el papel con un elenco a la altura. Indiscutidamente inscriben sus nombres algunas de las mejores figuras del pop rock latino de las últimas décadas y con el detalle que no siempre aplica en los homenajes, de que cada invitado justifica su presencia respetando así la historia, la estética y el legado del trío argentino. Hay una curatoría. Si el homenaje se hiciera en Miami de seguro Maluma saldría cantando "Juegos de seducción".

https://culto.latercera.com/2019/10/03/soda-stereo-regreso-estadio-nacional/

Y sucede porque Soda Stereo son Los Beatles argentinos a estas alturas y el legado de la banda de seguro evolucionará en distintas lecturas, formatos y adaptaciones para continuar perpetuándose en nuevas generaciones. Esta clase de productos no solo representa pasar el sombrero por cada show -sería una mirada cortoplacista-, sino también sembrar más fanáticos.

En odiosa comparativa con Los Prisioneros, el negocio de Zeta y Alberti es mucho más ambicioso, producido y reflejo de la escena argentina más maciza en términos de industria, años luz de esos pequeños carteles que de tanto en tanto prometen al trío de San Miguel en directo, en la humilde encarnación de Tapia y Narea.

"Llevaban muertos doscientos años. Pero estaban vivos". Son las líneas de arranque de La gira de despedida de Laurel y Hardy en Alfa del Centauro, cuento maravilloso de Ray Bradbury que anticipaba la cultura de la nostalgia con los míticos actores cómicos recorriendo galaxias, para saciar la melancolía de colonias humanas repartidas por el universo. "Hacían falta remedios. Medicinas eran las viejas películas, los viejos vídeos. Pero esas cosas no pasaban de ser fantasmas de sesión de espiritismo", explica Hardy sobre cómo los espectáculos con muertos legendarios ascendieron al siguiente nivel, tal como los sobrevivientes de Soda Stereo hacen en esta pasada.

Apasionante, enrevesado y paradojal el negocio de la nostalgia. Charly y Zeta pueden recordar a Gustavo Cerati, hacer show y lucrar por ello pero Prófugos, la alabada banda tributo chilena que se esmeraba por dignificar a los argentinos, no tenía el derecho de hacer lo mismo en la lógica del baterista. Los recuerdos y la memoria son colectivos pero solo algunos pueden cobrar por ello.

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