The Politician: habla la nueva figura incorrecta de Netflix

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Ben Platt, la joven estrella de Broadway, es el protagonista de la serie de Ryan Murphy estrenada el pasado viernes. En conversación con Culto, se refiere a los paralelos con su ambicioso personaje y de cómo el musical Dear Evan Hansen cambió su vida.


Cuando solo tenía 7 años, Payton Hobart decidió que su meta en la vida era llegar a convertirse en Presidente de Estados Unidos. Para el actor Ben Platt, en cambio, las cosas se aclararon un poco antes, cuando al cumplir los 6 años abrazó su destino: el mundo del espectáculo; algo no extraño para el hijo de Marc Platt, productor de películas de Hollywood como La La Land y Puente de espías.

Una mezcla entre precocidad y ambición que entreteje aún más la vida de Platt con Payton, su alter ego en pantalla desde el pasado viernes, cuando la serie The politician se sumó a la oferta de Netflix, marcando de paso la primera colaboración del servicio de streaming con Ryan Murphy, uno de los nombres claves de la TV estadounidense de los últimos años, con Glee y American horror story entre sus creaciones.

"Yo ciertamente me relaciono mucho con Payton en la ambición y en tener claro lo que quiero hacer. Empecé a cantar y a actuar cuando era niño y siempre fue lo que quería hacer. Recuerdo el haber tomado esa decisión y que lo iba a lograr, no importaba cuando tiempo tomase", le aseguró el mismo Platt a Culto, en la ronda de entrevistas que, junto a su coprotagonista Zoey Deutch, enfrentó en uno de los salones del hotel Palácio Tangará, de Sao Paulo.

Pero el actor de 26 años también se dio un tiempo para desmarcarse un poco del personaje, afirmando que "nos diferenciamos en que yo paso mucho tiempo en contacto con mis expectativas e ideales, y son éstos las que me manejan como actor y como persona". Aunque ha reconocido que Murphy ideó al protagonista de The politician con él en mente, luego de ver una de las funciones de Dear Evan Hansen.

Esta última obra lo convirtió en el intérprete más joven en recibir el Tony al Mejor Actor en un Musical. Aquí, desde 2015 a 2017, encarnó a Evan, un estudiante de secundaria que sufre una enfermedad mental, pero además enfrenta el suicidio de uno de sus pares. "Sí, (el musical) tiene que ver mucho con el suicidio, la ansiedad y depresión adolescentes. Aprendí mucho de esa experiencia y de cómo la secundaria puede afectarte", recordó sobre el montaje.

Y fue precisamente en la secundaria donde Platt -quien a los 12 años reconoció ser homosexual- aprendió a lidiar con las diferencias. "Recuerdo haber estado ahí y pensar que ese era todo mi mundo, y era tan difícil. Pero aprendí además que entre las personas existen diferencias y que eso es poderoso, y una herramienta para ser grandioso. Ahí descubrí que la única forma de poder ser exitoso, como cantante y como actor, era enfocarme en lo que me hacía singular y distinto a los demás".

Pero su aplaudido paso por la obra, donde su actuación fue calificada como "histórica" -y de paso lo ayudó a ser parte de la lista de Time 100 con las figuras más influyentes de 2017-, también tuvo una cara menos amable: las personas asumieron que era Evan, con la misma ansiedad social y tics nerviosos del personaje.

Sin embargo, Murphy no era uno de ellos y tras verlo sobre el escenario supo que había encontrado al protagonista de su nueva serie para Netflix. En entrevista con The New York Times, el actor recordó las palabras del productor en ese momento: "Acabas de interpretar a alguien que es muy ansioso, nervioso y de buenos modales, pero quiero que le des la vuelta a eso y juegues con alguien que sea más ególatra, confiado y egoísta, y que tenga un poco más de sexo".

Política, falsedad y un gran elenco

Bajo la piel de Payton Hobart, en The politician, Platt encarna a un estudiante modelo de la secundaria Saint Sebastian, de Santa Bárbara, que, vestido de Gucci o Prada, se postula para presidente del centro de alumnos, centrado en su ingreso a Harvard y, finalmente, su llegada a la Casa Blanca. Un personaje que se mueve entre la ambición y la moral, en una oscura comedia donde Murphy deja atrás el tipo de estudiante que exploró en Glee.

Al respecto, asegura que la serie es un escape a un mundo especial, similar al que te encuentras, pero que te enfrenta a problemas actuales donde la política se cruza con el dinero, la falsedad y la concientización de la juventud. "Temas sobre los que se puede discutir de una manera satírica, y que son expuestos de una manera digerible. Como el primer capítulo que llama a tomar más seriamente nuestro rol como votantes".

En su camino a la presidencia Peyton cuenta con la ayuda de su propio equipo de campaña: McAfee (Laura Dreyfuss), James (Theo Germaine) y su novia Alice (Julia Schlaepfer), quien, vestida en tonos pastel y con perlas al cuello, espera cumplir de la mejor forma su rol de Primera Dama.

Sin embargo, su primer gran obstáculo viene de quien menos lo espera: River (David Corenswet), su casi perfecto tutor de chino mandarín, con el que, como lo revelan varios flashbacks, vivió una profunda relación -fluidez es la palabra clave en la vida sexual de sus protagonistas-, y quien, alentado por su novia, Astrid (Lucy Boynton), también se postula al centro de alumnos.

Todo empeora cuando River presenta a su compañera de lista: Skye (Rahne Jones), una chica afroamericana que lo ayudará a obtener el voto de las minorías. Ante esto, Peyton y su equipo exploran distintas posibilidades para su socio/a de lista. ¿Quizás el chico con problemas de movilidad? La respuesta es Infinity (Zoey Deutch), una chica que sufre de cáncer y vive bajo la sombra de su abuela, Dusty (Jessica Lange).

En el ámbito familiar, Hobart tiene el apoyo de su madre Georgina (Gwyneth Paltrow), quien se enamoró de el siendo un bebé ("de grandes ojos judíos") y convenció a su millonario marido de adoptarlo y criarlo junto a sus gemelos. Ella, que cuida de su jardín vestida en Carolina Herrera, reconoce que lo ama más que a sus hijos biológicos, aunque le inquieta su ambición y casi nula sensibilidad.

"Creo que está en debate si él tiene empatía o no, y no creo que nadie deba tomar una decisión final sobre aquello. Eso es algo fascinante del programa: encontrarte amando lo que él hace y alentarlo, y luego cuestionar su accionar. Pero ciertamente creo que hay amabilidad en él, en alguna parte".

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