Portishead y Sour times: dolor en 35 milímetros

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Portishead.

Un hombre cae fulminado por un disparo. Una mujer escapa en un auto y luego llora entre las penumbras de su recuerdo. "Nadie me ama, es cierto", dice ella entre lágrimas. Y mientras Morricone se abraza con Grandmaster Flash en el fondo musical, se escucha un susurro: "No como tú". Corte, se edita y sufrimos.


Digan "trip hop" tres veces y quedarán hechos piedra. O castigados viendo todas las Sharknado y Fast and furious en secuencia. Así son las maldiciones que caen sobre el que osa a decir lo impronunciable. Es que "Trip hop" es como "gótico" o "hipster": una de esas palabras prohibidas para quien milite en sus filas.

Para entendernos, al gótico que se reconoce como tal, inmediatamente se le ve la camiseta de Miley Cyrus debajo de la chaqueta negra, mientras que el hipster queda lampiño de cara y teletransportado de un café en Lastarria a un puesto de sopaipillas en Estación Central. Es infalible, nada que hacer.

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Beth Gibbons.[/caption]

¿Y el trip hop? "Es una estupidez" (Tricky) o "¿Qué demonios es eso?" (Olli Teeba de The Herbaliser), son algunas de las respuestas de los involucrados. Alguno incluso, como el mencionado Tricky, lo niega tres veces antes del amanecer, con tal de escapar de la categoría. Hace unos años, suelto de cuerpo, le comentaba a La Nación de Argentina, que nunca jamás escuchaba a Massive Attack y Portishead, cuando bien compartió estudio, fiestas y samples con ellos.

Al que se apunta siempre con el dedo es a Andy Pemberton, quien en la revista Mixmag de junio de 1994, acuñó el término para describir esa suerte de acercamiento psicodélico y cinematográfico al hip hop, que tenía como culpables a algunos sound systems de Bristol y a sellos como Mo' Wax o Ninja Tune en Inglaterra.

Esta acta de nacimiento de nacimiento se retoma en Loops, una historia de la música electrónica del siglo XX (Reservoir books, 2018), editado por Javier Blánquez y Omar León en España, quienes sintetizan el estilo con tres adjetivos: impresionista, esteta y cinéfilo. Para el que se maree con tanto término de iniciados, mejor acercarse a "Manchild" (Neneh Cherry), "Protection" (Massive Attack) , "Overcome" (Tricky) y, claro, "Sour times" (Portishead), un cuento de cine noir actualizado gracias a unas lentas bases hip hop.

https://www.youtube.com/watch?v=g7gutsi1uT4

Editada como single en agosto de 1994, la canción anticipaba algunas semanas la aparición de Dummy (Go! Discs, 1994), primer disco del improbable trío formado por una chica educada en una granja, un jovencísimo fanático del hip hop y un aburrido guitarrista de jazz. Beth Gibbons, la primera, conoció a Geoff Barrow, el segundo, en Bristol en un curso de capacitación para desempleados; y mientras hacían demos en un estudio local, los escuchó casualmente Adrian Utley, el tercero, quien se des aburriría en el proceso.

"Recuerdo que alguien abrió la puerta arriba de donde grababa y escuché "It could be sweet". Y fue, 'mierda, qué es esto': esos bajos y la voz de Beth… fue increíble, como todo un mundo nuevo excitante y vital", comentaba el guitarrista este año a The Guardian. Luego del primer encuentro vendría el paciente trabajo de unir el conocimiento de jazz y soundtracks de películas de espías de Utley con los samplers de Barrow, alguna vez técnico de Massive Attack. Todo al servicio de las canciones y esa voz. Aquella voz.

https://www.youtube.com/watch?v=57C_eWa2bgo

La imposibilidad de nuestro amor

¿Han visto cómo canta Beth Gibbons? Ella no toma el micrófono, ni se apoya en el pedestal. Lo que hace es aferrarse a él, como si un tsunami emocional se acercase y sólo tuviera el tiempo de ver la inminencia de la catástrofe, cigarrillo entre los dedos. ¿Exageramos? ¿Es que no han visto cómo canta Beth Gibbons?

The Telegraph ante la salida de Dummy tuvo que recurrir a la unión de fragmentos de información para explicar el sonido del trío. "Imaginen toda la obra de Joy Division cantada por Dusty Springfield imitando a Billie Holiday, producido por A Tribe Called Quest". Una suerte de texto-sampler sobre una música que, justamente, utilizaba éstos para crear algo nuevo con vistas al pasado.

https://www.youtube.com/watch?v=LkVGfVXPy18

En "Sour times", la conexión con los soundtracks la daba la muestra de "Danube Incident" de Lalo Schiffrin, mezclado con la percusión soul ralentizada de "Spin-it jig" de Smokey Brooks y unas letras que, a falta de una declaración de la responsable (siempre huyendo de las entrevistas), han sido definidas por Adrian Utley como "muy viscerales y políticas, acerca del género y las relaciones, a pesar de su naturaleza abstracta".

Esas pistas alumbran un poco esos relatos dolientes, aunque algo engañosos respecto de su intención. No confundirse, porque la misma chica que comenta que "todo lo que me queda son los recuerdos de ayer" ("Sour times"), bien puede ponerse cínica cuando dice "muévete/danos una habitación, dame una razón para amarte/ dame una razón para ser una mujer" ("Glory box") o dudar de la necesidad de otro, aunque "estoy congelada por dentro/no tengo nadie a mi lado/y ciertamente eso no está bien" ("Roads"). Y cuando nada de ello resulta, qué remedio, derechamente optar por el asesinato.

https://www.youtube.com/watch?v=p4C0KHsR8Wg

Ante la edición de Dummy, la banda filmaría el corto "To kill a dead man", que proveería material para sus primeros clips y contaba con una banda sonora deudora de Ennio Morricone. Ahí, la mujer de un hombre importante ve cómo éste es supuestamente asesinado, para luego revelarse que ella está detrás de ese intento o de uno a futuro para terminar bien la labor. Como para no meterse en líos con Beth.

Amargándolo todo

Por fortuna, no hay muchas versiones de "Sour times" disponibles en el mercado. El solista inglés Bryn Christopher y algunos pocos más lo intentaron, pero además de ciertos kamikazes con guitarra en youtube, nadie ha tratado de reinterpretar una canción que nació en su versión definitiva.

Unos que probaron fueron los mismos Portishead, en pie de guerra contra sí mismos al momento de su segundo disco, haciendo una versión fracturada en Roseland NYC Live (Go! Discs, 1998), que perdía en impacto melódico, pero ganaba (aún más) en desolación.

https://www.youtube.com/watch?v=gFh7TWUhdq8

Eran los tiempos de Portishead (Go! Discs, 1997), donde el trío trataba de alejarse de su destino de banda sonora de restaurantes de sushi y editaba singles menos amigables como "Only you" y "All mine". Justamente este último tema sería versionado por Tom Jones en su exitoso Reloaded (Gut, 1999) junto con The Divine Comedy. Se sabe que todo lo que sale de la garganta del galés, por gracia divina, queda Tom Jones-izado. Olvídense, entonces del susurro anhelante de Beth Gibbons y enfréntense a una demanda imperativa ante la cual, es mejor ni pensar en negarse.

https://www.youtube.com/watch?v=GVWIZzfhN2E

Como una suerte de gemelos perversos de Tom Jones, Beth Gibbons y compañía han logrado lo contrario, portishead-izando lo que tocan y evitando que crezcan las flores por donde pasan. Para el que quiera confirmación, escuchar "Black Sabbeth" (así, con el "error" en el nombre), la colaboración de la banda de metal Gonga con Gibbons para el clásico de la banda de Ozzy Osbourne o la última grabación de Portishead a la fecha: la reinterpretación de "SOS" de Abba para la película "High-Rise".

https://www.youtube.com/watch?v=WVe-9VWIcCo

"La mitad del tiempo uno escribe porque se siente malinterpretada o frustrada con la vida en general", decía la vocalista en una de sus escasas entrevistas en 1994 a The Independent on Sunday. "Y, luego, cuando piensas que te comunicas con la gente, te has transformado en un producto y, entonces, estás más sola que antes".

Así, primaveral, Beth Gibbons acompañada por Barrow y Utley, se preguntan de vez en cuando por el sentido de las relaciones y eso que, a falta de un mejor nombre, le decimos amor. "Dónde están esos días felices/ tan difíciles de encontrar", cantaban medio alegres Abba hace unas décadas, sin tener idea de la profundidad del dolor cuando es cinematográfico.

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