El payaso sin sonrisa

pessoa

"Alguna vez Pessoa dijo que 'la literatura es la prueba de que la vida no alcanza'. Esta magnífica antología de su obra nos recuerda eso mismo", comenta el crítico Juan Manuel Vial.


Yo es otros (2019, Editorial Universidad de Valparaíso), la antología de poemas y prosas de Fernando Pessoa recién publicada en Valparaíso, ofrece un material de primerísima calidad que sin duda resultará atractivo tanto para los iniciados en su obra como para quienes la desconocen. El libro además contiene varios prólogos explicativos del argentino Rodolfo Alonso, el primero en traducir a Pessoa con todos sus heterónimos al castellano (1961). Alonso nos recuerda que en 1963 su traducción fue alabada en Portugal por una importante investigadora de aquel país, floreo que quizás está de más, pues salta a la vista que su trabajo es intachable.

Lo relevante vendría a ser que aquí Pessoa y sus múltiples personalidades, o heterónimos, hablan de manera extendida y contundente. Dividido entre los seis prólogos de Alonso y las cuatro partes de Pessoa (Documentos, Poesía, Prosa y Correspondencia), Yo es otros incluye toda esa grandeza tímida que hizo de Pessoa una figura ineludiblemente póstuma. Pese a que en vida publicó sólo un libro firmado con su nombre (el resto de su obra quedó esparcida en diferentes formas y bajo identidades distintas), las revelaciones íntimas no escasean en esta magnífica selección.

En Documentos, por ejemplo, el poeta se define ideológicamente de la siguiente manera: "Considera que el sistema monárquico sería el más apropiado para una nación orgánicamente imperial como es Portugal, considera, al mismo tiempo, a la Monarquía completamente inviable en Portugal. Por eso, de haber un plebiscito entre regímenes, votaría, con pena, por la República.

Conservador de estilo inglés, esto es, liberal dentro del conservadurismo, y absolutamente antirreaccionario". Para un hombre que cultivó tantas personalidades literarias, el hecho de hablar de sí mismo en tercera persona ha de haber sido algo consubstancial, para utilizar una palabra a la que él le concedió nuevos y desconocidos brillos.

Siguiendo esa misma línea, la carta donde Pessoa explica el origen de los heterónimos es bastante llamativa. De niño, asegura allí el poeta, tuvo la tendencia a rodearse "de amigos y conocidos que nunca existieron". Ya de adulto, específicamente el 8 de marzo de 1914, mientras escribía de pie frente a una cómoda alta, como casi siempre lo hacía, produjo de un tirón 33 poemas al hilo. "Fue un día triunfal de mi vida, y nunca podré tener otro así". El episodio es crucial en su biografía y en la de los heterónimos, pues "lo que siguió fue la aparición de alguien en mí, a quien di desde luego el nombre de Alberto Caeiro. Discúlpeme el absurdo de la frase: en mí apareció mi maestro". De Caeiro surgieron dos famosos discípulos: Ricardo Reis y Álvaro de Campos. "Yo veo delante de mí, en el espacio incoloro pero real del sueño, las caras, los gestos de Caeiro, Ricardo Reis y Álvaro de Campos. Les construí las edades y las vidas".

También es fácil encontrar rasgos de su personalidad elusiva en los poemas de esta antología (los que publicó en vida), ya sea que estén firmados por Pessoa, Campos, Reis o Caeiro, "¡Señor, ya que el dolor es nuestro / Y la flaqueza que él tiene / Danos al menos la fuerza / De no mostrarnos a nadie!". En otros versos el hablante se define como una "Especie de accesorio o excedente propio", o como "El payaso sin risa". Aludiendo al complejo e intrincado mundo de sus yoes, el autor nos dice lo siguiente: "Y, al mismo tiempo, la impresión, un poco inconsecuente, / Como de un sueño formado sobre realidades mixtas, / De haberme dejado, a mí, en un asiento de tranvía, / Para ser encontrado al azar por quien se siente encima". La lectura de Yo es otros permite algo parecido a lo recién descrito: dar como por casualidad con una de las personalidades más trascendentes y multívocas de la literatura universal

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