Ed Sheeran: fama y martirio

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SOUTHWOLD, ENGLAND - JULY 17: Ed Sheeran performs on day 2 of Latitude Festival at Henham Park Estate on July 17, 2015 in Southwold, England. (Photo by Dave J Hogan/Getty Images)

No suena muy convincente un discurso anti estrellato cuando los invitados parecen tan dispuestos a sus comodidades, y menos aún cuando el resultado final no permite distinguir las cualidades ni del anfitrión ni los huéspedes de un disco que sólo reitera el destino habitualmente fallido de las conjunciones de estrellas.


A los 28 años, Ed Sheeran con sus 150 millones de discos vendidos, y la gira más taquillera de la historia que acaba de superar a U2, lidia la clásica crisis del astro alienado con la fama deseoso de acabar pronto los tours para llegar a casa en busca de relax, profundamente apestado por el ambiente de glamour en el cual debe desenvolverse donde una ciudad como Los Angeles representa el paradigma de lo superficial. Este álbum conforma una crónica de esa sensación de aislamiento que suelen padecer las figuras que rompen los moldes. Porque Ed Sheeran, con su metro 73 y una imagen eterna de mechón universitario de duchas distanciadas y escasa muda de ropa -antagónico a la puntillosidad del reggaetonero de barbería y zapatilla radiante-, se enfrenta a este ambiente extraño de fake news y realidades construidas en tribunas virtuales públicas con sorprendente honestidad.

No. 6 Collaborations project es el disco de un millennial que ha conquistado los sueños más grandes pero aburrido de los costos. Hay títulos que hablan por sí solos, como "Antisocial", con un coro que repite "no me toques, no me toques", y otros como "Beautiful people", que alegan incomodidad en ambientes adinerados. Sheeran matiza el tono crítico dominante cuando reporta lo enamorado que se siente en "Best part of me" ("nena, la mejor parte de mi eres tú"), pero también deja entrever que las largas ausencias hacen mella en su relación de pareja como relata en I don't want your money, replicando los regaños de su esposa: "no estoy diciendo que quiero a otro chico, pero te necesito aquí para los buenos y los malos momentos".

Toda esta pluma sincera del británico que -esto es una suposición- debe recelar aún más de las giras por la costumbre de tocar absolutamente solo en el escenario sin banda con la cual sobrellevar los abundantes tiempos muertos de un tour, ofrece un correlato musical ramplón e inofensivo sometido a unos medios tiempos sincopados, tan similares unos de otros que a ratos el disco parece una larga y monótona canción.

No. 6 Collaborations project suma como principal gancho que todos los títulos incluyen uno o más invitados -50 Cent y Eminem en "Remember the name por ejemplo"- con algunas de las mayores estrellas del momento y otras más locales de Gran Bretaña. Entre varios, Camila Cabello y Cardi B para "South of the border", el ubicuo Khalid en "Beautiful people", "Cross me" con Chance the raper y PnB rock y Travis Scott en "Antisocial", artistas que en su mayoría se les ve muy gustosos en sus posiciones de fama y adulación, paradojalmente colaborando en un álbum que rechaza los contornos de la industria pop. No suena muy convincente un discurso anti estrellato cuando los invitados parecen tan dispuestos a sus comodidades, y menos aún cuando el resultado final no permite distinguir las cualidades ni del anfitrión ni los huéspedes de un disco que sólo reitera el destino habitualmente fallido de las conjunciones de estrellas.

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