Escritores chilenos despiden a Enrique Lafourcade: "Un personaje ineludible en la vida literaria de los 80"

Jorge Edwards, Teresa Calderón, Antonio Skármeta y Pía Barros valoran la figura y obra del autor de Palomita blanca. Novelista ágil, cronista agudo, tallerista, librero, personaje de TV y polemista de peso, Lafourcade murió hoy, a los 91 años, después de una década conviviendo con el alzheimer.


Jorge Edwards, escritor y Premio Cervantes:

"Justamente esta semana quería escribir una crónica para el diario La Segunda sobre Enrique Lafourcade. Creo que hemos sido muy injustos con él y la verdad de las cosas es que tenía algunas novelas muy buenas. En especial recuerdo Pena de muerte con gran cariño. 

Además era una persona que leía mucho y de todo, era rápido, con capacidad para escribir artículos muy divertidos e ingeniosos. Aún me acuerdo de uno que se llamaba Fantasmas de carne y hueso, donde decía que "no hay mejor fantasma que el de carne y hueso". 

Teresa Calderón, poeta:

"EL 'tío' Enrique estuvo en nuestra vida familiar desde el año 1963 cuando lo conocí en Santiago. Mis padres eran muy amigos. Me duele mucho su muerte y ojalá no hubiera tenido que vivir lo que tantas veces los escuché conversar con mi papá y me causaba horror. 'Ojalá, Alfonso, nunca lleguemos a una edad en que la memoria se nos vaya primero que el cuerpo'.

Palomita blanca nos marcó la juventud. Su sentido del humor era único. Buddha y los chocolates envenenados, inolvidable. El gran taimado, escrito en plena dictadura, lo tuvo acorralado de amenazas y la editorial lo sacó del país rápidamente. Las actividades literarias que organizaba en la plaza Mulato Gil eran fiestas de poesía y magia. El día que presentó al Chico Molina fue una fiesta. Lo disfrazó. Era increíble. Sabio, erudito, generoso.

Antonio Skármeta, escritor y Premio Nacional:

"Autor de obra numerosa y variada. Podía ir desde una literatura tierna como Novela de Navidad a la sátira como en La fiesta del rey Acab . Tremendo animador de la escena literaria. Consiguió que en la apática sociedad chilena hacia la narrativa despertara una polémica con la Generación del 50 y con la siguiente, la Novísima. Hizo célebres antologías de cuentos de su generación. 

Pía Barros, escritora:

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