Donaciones culturales: los privados en el arte

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El masivo Festival Santiago a Mil, los conciertos de Plácido Domingo o las exposiciones en el Centro La Moneda le deben parte de su existencia a la ley que permite a privados hacer aportes a fundaciones. He aquí cómo funciona el mecanismo, cómo ha crecido, quién gana y qué falta.


Desde que en 2004 se consolidó bajo el nombre de Fundación Teatro a Mil, la organización liderada por Carmen Romero ha postulado de manera sostenida a la Ley de Donaciones Culturales. A través de este mecanismo, cada año reciben donaciones de BHP/ Escondida para la realización del Festival Santiago a Mil en la capital y regiones. Según el Informe Anual del Comité de Donaciones Culturales, en el 2018 fue el segundo proyecto que más dinero recibió, con un total de $1.090.000.000.

El festival es solo una de las 505 iniciativas aprobadas el año pasado por el Comité de Donaciones Culturales, organismo encargado de evaluar los proyectos que se presentan. El mayor beneficiado fue el show de circo Queulat, Guardianes del bosque con un total de $1.278.104.868, a cargo de la Corporación Cultural de la Cámara Chilena de la Construcción. En tercer lugar viene la Fundación CorpArtes que para sus temporadas de conciertos, artes escénicas y artes visuales, entre otras, recibió un monto total de $ 835.000.000.

Las iniciativas líderes

Creada como una herramienta de fomento a la creación cultural en 1990 y con una modificación el 2014, la Ley de Donaciones Culturales permite a los donantes (empresas o personas naturales) aportar a proyectos culturales y beneficiarse tributariamente al eximirse de parte del pago de los impuestos.

"El sector privado ha canalizado de manera responsable su aporte económico a través de esta ley ", dice Francisca Florenzano, directora ejecutiva de Fundación CorpArtes. "Sin esta ley, estas instancias se darían muy pocas veces", añade. De acuerdo a datos entregados por CorpArtes, un 36% de sus ingresos 2018 corresponde a donaciones y aportes de empresas como Itaú-Corpbanca o Moneda Asset Management.

Una proporción similar tiene el Festival Santiago a Mil que recibe un 35% de su financiamiento a través de Ley de Donaciones Culturales. Su principal donante es BHP/ Escondida con quienes mantienen una relación de años. "Es un proyecto en el que confían y con un diálogo que nosotros tenemos todo el año", dice Carmen Romero, directora de Fundación Teatro a Mil.

La misma empresa ha realizado donaciones a proyectos de Fundación Plagio, como el concurso de cuentos breves Santiago en 100 Palabras, y al Museo Chileno de Arte Precolombino. "Estamos comprometidos a invertir el 1% de las utilidades de la compañía para desarrollar programas que generen impactos positivos y sustentables", señala Alejandra Garcés, directora de Asuntos Comunitarios de BHP.

Entre los proyectos que se benefician de la ley, el primer lugar se los llevan las iniciativas musicales, seguidas de teatro y ballet. Tal vez el más masivo fue el recital gratuito de Plácido Domingo en el Estadio Nacional en enero del 2018, por cuenta de Fundación CorpArtes.

También fue libre el concierto que en 2007 ofreció el mismo Domingo en Plaza de Armas, apoyado por Banco Santander. Además, la institución se benefició de la ley para estar el año pasado detrás de la presentación del tenor peruano Juan Diego Florez en el Movistar Arena. Precisamente por estos días Santander apoya la gira que la Sinfónica Nacional Juvenil realiza en Europa.

Donaciones al alza

El organismo encargado de apoyar y aprobar los proyectos es el Comité de Donaciones Culturales, entidad conformada por representantes de los ministerios de las Culturas, de Hacienda , del Congreso, de la Confederación de la Producción y el Comercio, de organizaciones artísticas y por un Premio Nacional. Desde 2016 el número de iniciativas ha aumentado, al igual que los montos donados. El 2018 es cuando hubo más recaudación, con $ 13.147.998.254 frente a los $ 8.656.201.072 del 2017.

Pero la ley no es perfecta. Varios creen que su sistema de postulación es engorroso y otros estiman que los privados deberían donar sin privilegiar un proyecto sobre otro. O, por lo menos, aportar en forma mixta: a un fondo común ciego y a otro para sus iniciativas. Es lo que busca el diputado Marcelo Díaz (PS), que ya logró un Proyecto de Acuerdo en la Cámara de Diputados.

Su propuesta ha levantado cierta resistencia. "La donación es un acto voluntario que se hace por una razón que al privado le parece justificada", opina Carlos Aldunate, director del Museo Precolombino, una de las instituciones más beneficiadas. "Si parte de esa donación va a objetivos no conocidos, sin duda disminuirán los aportes monetarios".

En definitiva, se romperían ciertas confianzas. "Quienes llevamos años en esto, sabemos que además de la donación, se establece una relación de trabajo con la contraparte", explica Carmen García, directora de Fundación Plagio.

Carmen Romero, que tiene décadas de experiencia en el asunto, lo resume así: "Para poder tener financiamiento de una empresa hay que generar comunicación".

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