De la pantalla a la Luna

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Los documentales Mission control y The last man on the Moon, disponibles en Netflix, describen aspectos poco conocidos del programa Apolo. Prisoners of the moon es el caso de uno de los científicos nazis que reclutó la NASA.


Comenzaban ganando 6 mil 700 dólares (unos cuatro millones y medio de pesos), pero a cambio debían trabajar hasta 36 horas seguidas y no despegar los ojos de una pantalla y una colección de perillas. Tampoco podían perder la paciencia: los nervios de acero significaba mantener la calma aunque desde el espacio un astronauta les dijera "Houston, tenemos un problema".

Los hombres del Centro de Control de Misiones de la NASA del programa Apolo tuvieron su minuto de fama cuando la película Apolo 13 (1995) los retrató en acción, pero aún faltaba ver qué había detrás de aquella máscara de profesionales infalibles. En el documental Mission control: The unsung heroes of Apollo (2017), del realizador inglés David Fairhead hay bastante de eso, pero también hay una interesante acumulación de anécdotas. Son las suficientes como para convencerse que la vida de un controlador de vuelos espaciales puede ser tan emocionante como la del cosmonauta al que se sigue la pista desde la Tierra.

El filme es parte de las películas relacionadas con el 50 aniversario del primer hombre en la Luna (21 de julio de 1969), presentes en la plataforma Netflix. Mission control reconstruye una época que hoy parece prehistórica y da la palabra a personajes como Gene Kranz, que en la mencionada Apolo 13 era interpretado por Ed Harris, o a Christopher Kratft, el cerebro detrás del Centro de Control de Misiones.

También hay un gran material de archivo que sirve para pintar un cuadro casi palpable del ambiente en la gran sala: exceso de cigarrillos, humo por todas partes, hombres blancos.

El director David Fairhead es el montajista de otro documental alusivo al programa Apolo disponible en Netflix. Se trata de The last man on the Moon (2014), dirigido por el también británico Mark Craig, que pasó de contar las vidas de grandes pilotos de Fórmula 1 en cintas como Jackie Stewart: The flying scot (2001) a esta crónica sobre Eugene Cernan. Al igual que Neil Armstrong, Cernan fue criado en el Medio Oeste estadounidense y egresó de la misma Purdue University, en Indiana. Compartió con él similar título de ingeniero aeronáutico, pero le tocó ser el hombre número 11 en la Luna, el último: descendió sobre la superficie del satélite de la Tierra el 11 de diciembre de 1972 en la misión del Apolo 17.

A diferencia del reclusivo y callado Armstrong, Cernan era un hombre abierto (murió a los 82 años en el 2017) y en esta ocasión le contó bastante al director Craig: le dijo por ejemplo que su vida como astronauta le costó un matrimonio y el alejamiento de su hija, pero además reconoció que quizás no valía la pena desperdiciar una vida entera en la Tierra por estar algunas horas en la Luna.

Dentro de la programación pertinente al aniversario del primer hombre en la Luna, la señal HBO ofrecerá el próximo sábado una maratón desde las 10 de la mañana con la 12 capítulos de la premiada miniserie From the Earth to the Moon (1998), producción de Ron Howard que dramatiza el programa Apolo, desde los 60 hasta inicios de los 70. Finalizará en la noche con el estreno de la película El primer hombre en la Luna (2018), cinta de Damien Chazelle, donde Ryan Gosling interpretó a Neil Armstrong.

De la guerra a la Luna

Uno de los episodios más singulares y al mismo tiempo oscuros de la historia estadounidense fue la llamada Operación Paperclip. Aprobada por el propio presidente Harry Truman, significó en la práctica el reclutamiento de más de 1.600 científicos de la Alemania nazi con el objetivo de ayudar en el programa espacial de Estados Unidos.

Desde 1945 hasta 1959, la figura del ingeniero aeroespacial Wernher von Braun (1912-1977) fue dominante en la NASA: el hombre que había diseñado el cohete V-2 para la Alemania de Hitler fue el que también desarrolló el rocket Saturno V, el mismo que llevaría el primer módulo a la Luna.

Pero Von Braun no trabajaba solo. Otro de los científicos que participó en la construcción del cohete Saturno V fue Arthur Rudolph (1906-1996), quien también había estado tras el V-2 y fue descrito por la inteligencia estadounidense como "cien por ciento nazi".

Sobre este personaje orbita el documental británico Prisoners of the moon (2019) que acaba de estrenarse en el Reino Unido. Condecorado por la NASA debido a sus servicios al país, Rudolph cayó en desgracia en 1982 cuando fue acusado de dirigir los trabajos de construcción del V-2 en el campo de concentración de Mittelbau-Dora (Alemania central). Se estima que en esas labores murieron cerca de 20 mil personas, más víctimas de las que el propio cohete causó en la Segunda Guerra Mundial.

En el año 1984, Rudolph viajó a Alemania y en el intertanto Estados Unidos le quitó la nacionalidad mientras lo investigaba por crímenes de guerra. En 1990 intentó regresar a EE.UU., pero fue detenido en Canadá. El científico nazi murió seis años después sin haber sido juzgado.

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