Cero química

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Ni en tus sueños no es ni tan graciosa ni tan provocativa. El realizador Johathan Levine juega su carta más audaz proponiendo un modelo de pareja que intenta juntar el encanto y la elegancia clásica de Charlize Theron con la torpeza inmadura, cachorra y entrañable de Seth Rogen.



Ni en tus sueños es una comedia simpaticona que revela varias cosas. La más inquietante, tal vez, es que lo que alguna vez fue nueva comedia americana (formateada por los hermanos Farrelly en Locos por Mary y por el grupo de Judd Apatow en Ligeramente embarazada, por dar dos títulos fundacionales) comienza a mostrar cierta fatiga de materiales. De hecho esta película no es ni tan graciosa ni tan provocativa. Esta vez el realizador Johathan Levine (responsable de títulos como Todo por ella o 50/50), si bien no agrega mucho a las irreverencias del género, juega su carta más audaz proponiendo un modelo de pareja que intenta juntar el encanto y la elegancia clásica de Charlize Theron con la torpeza inmadura, cachorra y entrañable de Seth Rogen, elevado hoy por hoy casi a las alturas de ícono de la nueva masculinidad. En la película, Theron encarna a la Secretaria de Estado del gobierno estadounidense y Rogen, comediante, guionista y realizador canadiense, a un periodista que entra a trabajar como ghostwriter a su equipo. Se supone que ambos se conocieron en otra época y la vida les ofrece una nueva oportunidad. Los tiempos, claro, han cambiado: mientras las mujeres se han vuelto más y más inteligentes, aquí está claro que a los hombres les está costando un mundo crecer y no es raro que el protagonista, que ya tiene más de 35, siga pareciendo con sus parkas horrorosas y sus pantalones patéticos un adolescente grandulón y completamente al margen de las dimensiones más sofisticadas de la vida.

La verdad es que en esta pareja hay mucho de la bella y la bestia. Aunque la crítica ha exaltado, nadie sabe por qué, la química que hay entre los actores, lo que habría que exaltar más bien es la absoluta falta de química entre ellos. Y quizás sea justamente eso lo que ahora más vende. Donde ella es mundana, poderosa y puede ser cínica, él es cándido, un poco patán, débil e incapaz de cualquier disimulo. Donde ella es preciosa, él es ridículo. Donde ella se ve mucho más joven, él se ve mayor. Donde él recién va, ella ya viene de vuelta. En lo único en que el buenazo de este periodista insistente es insuperable, según la trama, es en su lealtad perruna a la causa ecologista y desde este lugar común de la corrección política era enteramente previsible que por ahí terminaran unidos como pareja.

Es dudoso que pueda funcionar la pretensión de esta comedia de situar a Seth Rogen en la galería de los grandes seductores de Hollywood. Ubíquense: este no es Cary Grant, tampoco Clint Eastwood y mucho menos George Clooney. Al lado de ellos, Rogen es un zoquete que nunca maduró, que dejó una parte suya anclada a la adolescencia, aunque eso no le impida seducir a una mujer divina y vivir con ella una potente historia de amor. En eso Ni en tus sueños no se aparta un milímetro de los códigos de la nueva comedia americana: las formas, las prácticas, el contexto, podrán contener garabatos, eructos, porros, eyaculaciones y otras ordinarieces, pero la historia de fondo sigue tributando a las viejas verdades del amor y de la imaginación romántica. Sí, son las mismas que animaron a Fred Astaire y Ginger Rogers, a Humphrey Bogart y a la Bergman o a Richard Gere y Julia Roberts. Aunque el héroe sea un poco más tontón.

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