Sebastián Zumelzu, autor de Conexión de perdedores: "Sería interesante que la relación blog/libro sea una constante"

Sebastián Zumelzu

El autor del texto que hoy lanza editorial Plaza Janés cuenta a Culto, entre otras cosas, cómo nació la idea de traspasar a un libro el contenido de uno de los sitios más leídos de la web.


Sebastián Zumelzu (29), santiaguino, de profesión cineasta, tiene uno de los blogs más leídos de la web (Memorias de un Hueón Z). Un día, la editorial Plaza Janés, de Penguin Random House, le propuso la idea de llevar a formato libro el éxito que tenía en la red. Así nació Conexión de perdedores, su tercer libro, y primero con una editorial importante. Los dos anteriores fueron independientes, "uno digital y otro en papel", cuenta.

Zumelzu habló con Culto acerca de esta nueva obra.

-¿Por qué decidiste escribir este libro?

-Cuando la editorial me ofreció escribir un libro, quise pensar en una trama que pudiera enganchar tanto con los seguidores habituales del blog, como con la gente que jamás había escuchado hablar de este. Es por eso que llegué a la conclusión de que la mejor manera de introducir al Zeta al "mainstream", era contando la historia que lo llevó a convertirse en el entrañable –e infame- personaje que conquistó tantos corazones en las redes sociales. Tomando como inspiración mi etapa universitaria, quise retratar a un joven de clase media que se lanza a estudiar cine, en un país donde casi nadie que no cuente con los medios, vive de hacer películas. En su tumultuoso camino se da cuenta de cómo funciona el mundo real y se enfrenta a los miedos e incertidumbres que todos tenemos a la hora de definir nuestro futuro. Bajo ese contexto, Conexión de Perdedores se transformó en la propuesta más idónea para presentar este personaje al gran público, estableciendo su mundo literario y personajes que lo acompañan en sus decadentes peripecias.

-Tu blog ha sido bastante leído. Así como se da la clásica relación libro/película, ¿crees que ahora hay una relación blog/libro?

-Cuando logras atraer al número suficiente de gente como para que quieran hacer un libro contigo, demás. Hay hartos autores en Internet tratando de lograr lo mismo que conseguí yo. Algunos se lanzan de manera independiente, como lo hice con mis dos primeros libros, pero tal como realizar una película, la tarea de escribir un libro y publicarlo es titánica, sobre todo cuando es uno mismo el que está haciendo todo el trabajo. Tal como señalas, tuve la fortuna de crear uno de los blogs más leídos de la web, y eso me ha conferido la confianza de una gran editorial que quiso jugársela y trabajar conmigo. Claro que sería interesante que la relación blog/libro sea una constante, pero estamos en un mercado difícil donde apostar por una nueva propuesta es una idea riesgosa, por lo que el solo hecho de haber firmado con PRH, independiente de los resultados comerciales, es el triunfo máximo para mí.

-¿Qué obras y autores te sirven como referentes literarios?

-Como referente literario principal, no puedo dejar de mencionar a Charles Bukowski. Durante la primera fase del blog, la mayoría de mis escritos venían muy influenciados por el tono, temas y forma del norteamericano. Mi idea era crear un Chinaski chileno, veinteañero, promedio, depre y decadente, y creo que en algunas ocasiones lo logré. De ahí en adelante el personaje comenzó a tomar vida y voz propia, pero no puedo dejar de reconocer a la obra de Bukowski como principal referente de mi propio trabajo. Eso en cuanto a mis referentes literarios, porque la verdad es que no leo mucho. Soy más de ver películas y series, y si hay una serie que me ha influenciado caleta para escribir al Zeta, esa es Peep Show. La comedia inglesa es ácida, oscura y letal, y Peep Show es el mejor ejemplo de eso. Parte de mis mejores escritos nacen de la inspiración directa que me provocan la genialidad de sus guiones.

En Conexión de perdedores el lenguaje que ocupan los personajes es cotidiano e informal, tal como lo usan los jóvenes chilenos en el día a día. Al leerlo parece imposible no pensar en cómo ese elemento va a ser tomado a futuro.

-¿Crees que esos elementos coloquiales puedan sobrevivir al paso del tiempo?, ¿cómo crees que se leerá en 2050, por ejemplo?

-Me imagino que en 2050 la reacción de los lectores será parecida a la que tenemos hoy cuando leemos algo de hace cincuenta años atrás. Lo más probable es que alguien tome el libro en cincuenta años más y diga "la hueá añeja, ¿quién habla así ahora?". Claramente van a haber cosas que no van a envejecer bien con el paso del tiempo, hoy mismo de hecho, un nuevo término se pone de moda y en un par de meses ya está completamente obsoleto, por lo que eso en realidad no me preocupa demasiado. Creo que son los temas y situaciones de fondo los que –a menos que nos peguemos un cambio heavy como sociedad- seguirán permaneciendo con el paso de las décadas. Siempre van a haber universitarios con poca plata que se juntaran a tomar los copetes más baratos –y malos- afuera del local donde después irán a bailar, para ahorrarse unas lucas. Durante las mañanas santiaguinas seguirán desfilando carros de metro atestados de gente estresada. El arte y los medios van a seguir siendo controlados por la elite, y el miedo al fracaso personal es algo que casi todos tenemos en común. Los modismos y referencias podrán pasar de moda, pero esos temas y situaciones, para bien o para mal, van a seguir vigentes por mucho tiempo.

-¿Pensaste en algún momento reivindicar a los perdedores -el típico hombre joven sin pega, sin plata, que le va mal con las mujeres- como un objetivo del blog y del libro?

-La verdad es que no, porque no creo que ser un perdedor sea algo positivo. De hecho, gran parte de la lucha de mi personaje durante el libro es la de revertir esa condición, no porque su ambición sea convertirse en un hombre exitoso, en el sentido de tener mucha plata y ser un galán con las mujeres, sino que alguien que se pueda sentir realizado como persona. Como consecuencia de esa frustración es que le va mal en el resto de las cosas, pero siempre está la urgencia de cambiar, de mejorar. No pretendo enaltecer o idealizar conductas que, desde mi punto de vista, no son un aporte. A mí me gusta escribir desde mi experiencia, y esta me ha demostrado que no existen ni blancos ni negros, solo distintas capas de grises, por lo que me es difícil reivindicar o condenar algo, sobre todo en tiempos donde todo el mundo anda con la guadaña decapitando a todo aquel que no esté de acuerdo con sus creencias. Hay días buenos y días malos, días en donde me siento como un winner y otros como un completo perdedor, pero así es la vida, y en mi escritura trato de plasmar las sensaciones que me dejan esos momentos, y eso es lo que me ha llevado a conectar con tantas personas que sienten lo mismo durante estos años. No es necesariamente una conexión de perdedores, pero sentí que sonaba bacán como nombre del libro y por eso lo usé.

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Conexión de perdedores, de Sebastián Zumelzu.[/caption]

Lo que viene

-Trabajaste con la editorial Plaza Janés, de Penguin Random House, ¿de qué forma ello contribuyó al libro en cuanto al armado del texto?

-Contribuyó en cuanto a que tenía que pensar el texto como una novela destinada a un público masivo. Mi escritura suele ser deslenguada y bien al chancho, algo que funciona bien cuando se trata de un relato corto que se lee en la pantalla de un celular, donde lo primordial es enganchar al lector al instante, y una forma súper efectiva de hacerlo es mediante una escritura que vaya al choque. En el caso de un libro es distinto, hay más espacio para reflexiones y descripciones para desarrollar la historia, para jugar con la sutileza. Sin perder el ritmo y el tono con el que acostumbro escribir, la noción de que estaba en "las ligas mayores", me llevó a pensar la creación desde una perspectiva más accesible con el público general. Hay altas dosis de ranciedad, pero están sustentadas por una trama humana con la que puedes empatizar.

-¿Quién fue el editor?

-Mi editor fue Daniel Capusano, quien se portó súper bien conmigo, dándome la libertad de hacer lo que quisiera. La versión final del libro, salvo un par de modificaciones muy menores, es lo que escribí tal cual, y eso es lo que más aprecio de mi experiencia trabajando con PRH.

-¿Tienes pensado ya el contenido de un próximo libro?

-Claro que sí. Este libro es una historia de orígenes que presenta a varios personajes que he desarrollado en las historias de mi blog y que están listos para seguir viviendo desventuras. La novela termina en un momento que da espacio para futuras secuelas, ya con el Zeta haciéndose conocido por las historias de su blog y sufriendo las consecuencias de esta inesperada fama. Es como el Episodio I de Star Wars, solo que en vez de midiclorias, sables lasers y batallas espaciales, tenemos harto semen, latas de chela y peleas de borrachos.

-¿Es probable una segunda parte de este libro, o una saga?

-El material y las ideas están, ahora queda esperar a que la gente lo compre y así poder demostrar a la editorial que soy lo suficientemente rentable como para que sigan trabajando conmigo. Haciendo un simil con el cine, del público depende que esta se convierta en una saga tan exitosa y extensa como Harry Potter o un fracaso total como Eragon.

-¿Qué relación tienes con los libros y con la literatura?

-Como te conté, no soy tan buen lector. Aparte de un par de libros escritos por amigos, no he leído nada en harto tiempo. Mi afinidad va más por lo audiovisual y la música. Estudié guiones para cine, y pese a que en esa pega hay que escribir, la escritura va en función de la imagen, y la idea es ser lo más claro y conciso, por lo que hay poco espacio para jugar con las formas literarias. Pese a que siempre me ha gustado la literatura, mi gran –y único- logro en esa área hasta el momento, ha sido Memorias de un Hueón Z, lo que a veces me lleva a pensar que, en volá, todo lo que ha ocurrido hasta ahora no es más que un súper rajazo.

Conexión de perdedores será lanzado oficialmente este miércoles 29 de mayo a las 20:00 hrs. en el bar Gran Refugio (Tomás Andrews 85, Providencia). La entrada es liberada y el evento es para mayores de 18 años.

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