New Amsterdam: exceso de azúcar

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NEW AMSTERDAM -- "Pilot" Episode 101 -- Pictured: Ryan Eggold as Dr. Max Goodwin — (Photo by: Francisco Roman/NBC)

La serie New Amsterdam entrega momentos de tensión y de emoción. Donde peca es en su exceso de sentimentalismo y moralina.


¿Qué hace que las series médicas sean tan exitosas, o al menos lo suficientemente exitosas como para que no haya una temporada sin una nueva tratando de pegarle el palo al gato?

De seguro que la respuesta tiene varios componentes. Por ejemplo: los grandes elencos que se reparten el protagonismo y entregan varias tramas simultáneas, los momentos de emoción cuando se logra salvar el caso imposible, los de tensión que vienen junto antes de eso, los romances en las salas de descanso, los llantos de familiares abrazados...

Es cierto, muchas de las series médicas son casi intercambiables entre sí, pero esto no quita que cada una haga un pequeño esfuerzo por distinguirse. Está la de la heredera de una doctora brillante que en su noche anterior a empezar el internado se acuesta con uno de sus jefes; la que ocurre en una de las salas de emergencias más ocupadas de EE.UU. (de esa hay dos); la que tiene al centro a un doctor brillante pero incomprendido por su autismo, y un largo etcétera.

Este lunes, a Fox Life y la app de Fox, llega una nueva vuelta de tuerca a este querido subgénero, y su particularidad es la siguiente: sucede en Nueva York, en el hospital más antiguo de Estados Unidos, que acaba de elegir a un nuevo director médico, el doctor Max Goodwin (Ryan Eggold, The blacklist) que está determinado a terminar con la burocracia, a hacer que su hospital sea un lugar donde las personas puedan recibir asistencia sin importar de su situación económica, a deshacerse de los médicos a los que sólo les importa la plata y el ego y, básicamente, acabar con todo lo malo que hay en el mundo médico. Y hay más, él hará todo esto mientras intenta recuperar a su esposa embarazada que lo dejó por trabajólico y lucha contra un cáncer que no le ha contado a nadie.

New Amsterdam es el nombre del hospital y de la serie que cumple con lo básico que se le pide. Entrega momentos de tensión y de emoción, tiene a los personajes serios y a los chistosos, tiene también mucha gente guapa y, lo más importante, entretiene, se deja ver, pasa rápido.

Donde peca la serie es en su exceso total de sentimentalismo y moralina, porque pareciera que en este hospital todos los que trabajan son de una nobleza inflaqueable, además de brillantes y capaces de arriesgarlo todo por ayudar y salvar a toda la ciudad. Tiene demasiados discursos como para aplaudir lento, demasiada conversación profunda, demasiado corazón abierto. A quienes no les moleste esto, lo pueden pasar muy bien viéndola. Los demás pueden dejarla pasar y esperar a que venga la siguiente.

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