Pablo Lescano: "Ahora la cumbia es popular y la tomaron en toda Latinoamérica"

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Antes de su primer show en el Movistar Arena, el líder de Damas Gratis explica cómo su cumbia villera se volvió un fenómeno continental y revela la influencia de Los Ángeles Negros en su música.


El mito en torno a Pablo Lescano tiene un origen casi idéntico al de Julio Iglesias. Tal como el español, que en 1962 vio truncada su carrera futbolística en el Real Madrid tras un choque que lo dejó al borde de la invalidez -y que lo forzó a tomar la guitarra y componer sus primeras canciones-, la carrera del Rey Midas de la música bailable argentina también surgió tras un accidente automovilístico. Ocurrió en febrero de 2000, cuando Lescano, por ese entonces integrante del grupo Amar Azul, quedó postrado varios meses producto de un choque en moto y ocupó ese tiempo en crear los temas para un proyecto propio. Así nació Para los pibes, el debut discográfico de Damas Gratis y el primer gran hito de la llamada "cumbia villera", el ritmo surgido en las poblaciones de emergencia de Buenos Aires que hoy se baila en todo el continente.

"Pienso mucho en eso, en que en la adversidad o en los momentos de cambio es donde uno pone las fichas. Esto es una ruleta, la vida es así, y bueno, (la música) pegó. Pero fue en parte casualidad porque para hacer toda esa cantidad de canciones tienes que tener tiempo", comenta a Culto el artista de 41 años, quien casi por azar -y luego por persistencia- terminó convertido en ídolo local y punta de lanza de uno de los mayores fenómenos populares que han surgido al otro de la cordillera.

¿Cómo un joven del humilde barrio La Esperanza logró vencer los prejuicios para terminar vendiendo millones de discos, reuniéndose en la Casa Rosada con el entonces presidente Néstor Kirchner y cantando con Andrés Calamaro y Los Fabulosos Cadillacs? "Yo creo que es la disciplina de trabajo. Ahora la cumbia hizo el crossover y entró en todos lados, es popular, es la gente. Es la gente la que decide, nosotros hacemos cumbia y después está en cada uno si la toma o no. Y la tomaron, en toda Latinoamérica", explica Lescano al teléfono, con el mismo acento y voz aguda de "Se te ve la tanga", "El humo de mi fasito" y otros clásicos del género que suman hasta 250 millones de reproducciones en YouTube.

Éxitos que en su momento fueron considerados vulgares y se asociaron al mundo delictual, pero que hoy se expanden por el continente y se bailan en Lollapalooza -estuvieron en la edición local de 2018- y próximamente en el Movistar Arena, donde Damas Gratis realizará su mayor concierto a la fecha en Chile el viernes 7 de junio (junto a Los Pericos y Sondelvalle). "Estamos en nuestro mejor momento", asegura el músico, en medio de una extensa gira por México seguida con atención por la prensa, el público y diversos futbolistas de la liga local fanáticos de sus éxitos (entre ellos el chileno Nicolás Castillo, con quien se fotografió tras bambalinas de uno de los shows).

Pero además de las canciones está el magnetismo de Lescano, quien enarbola orgulloso por el mundo la cosmovisión de la villa, armado con su característico teclado tipo fusil AK-47 y la sigla con la que resume su filosofía de vida: ATR. "A todo ritmo, todo el tiempo", explica. Tampoco parece mareado por la fama, pese a ser uno de los artistas más requeridos en su país y a sus colaboraciones cada vez más estelares, como el single que lanzó este mes junto a la estrella pop trasandina Tini Stoessel. "Una vez que termine con vos bajo a tomar una sopa, después a comprar marihuana y a juntarme con los músicos a componer algo", dice con soltura desde su pieza de hotel en Monterrey.

Lejos de la caricatura, el mentor de la cumbia villera es además un tipo estudioso y de amplio bagaje musical. Y entre sus principales influencias artísticas, junto a Los Wawancó y los peruanos Los Mirlos, cita a Los Ángeles Negros, de quienes parece haber reciclado la mezcla de psicodelia y romanticismo, además de parte del estilo vocal de Germaín de la Fuente. "Aquí en México son Gardel, tienen todo de ellos. Y me regalaron un vinilo cuando llegué a Morelia porque saben que me sé todas las canciones. Si tengo un tiempo me aplico y hago una versión de ellos porque soy fanático, me gustan mucho y los admiro", cuenta, para luego largarse a cantar espontáneamente la primera estrofa de Debut y despedida.

-¿Ha forjado otros vínculos con la escena musical chilena?

-No tanto. O sea, hemos tocado con grupos como Santaferia y hasta hicimos una canción juntos en el estudio, pero después me llamó el Pollo (Alonso González, vocalista) y me dijo que la perdió... la puta madre. Y yo qué sé, ya es problema de ellos. Habíamos apostado en un partido de fútbol y nos ganó Chile (ríe) así que compuse una canción sobre la marcha, grabamos algunas partes y ahí quedó. Pero ni me acuerdo lo que compuse.

-¿Lo identifica todavía el concepto de cumbia villera?

-El tema de cumbia villera se lo puso una discográfica, pero para ser amarillos y generar impacto, para que la gente prestara atención. Pero nosotros tocamos cumbia, a nuestra manera, en nuestro estilo y como nos sale.

-A estas alturas, ¿se siente un clásico de la música argentina?

-No, eso que lo decida la gente. Nosotros hacemos cumbia, subimos al escenario, tocamos en vivo, disfrutamos lo que hacemos y los que van a nuestro show la pasan bien piola. Ya con eso me siento realizado.

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