Fiskales Ad-Hok: el show más crudo de Lollapalooza divide a políticos y artistas

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Críticos musicales, artistas y el biógrafo de la banda analizan su comentada actuación en el festival, condenada desde algunos sectores por "incitar al odio".


Tras varios años de negativas, Fiskales Ad-Hok hizo su estreno en Lollapalooza. Y el debut no dejó a nadie indiferente. Hasta ayer en la tarde, más de 24 horas después de su comentada presentación en uno de los escenarios principales del festival, el nombre del grupo, uno de los más longevos de la escena punk local, seguía encabezando los temas de conversación en redes sociales, como parte de un debate que divide aguas entre políticos, artistas y críticos musicales.

¿El motivo? Las imágenes que el grupo proyectó en pantalla en diversos pasajes del show, específicamente aquellas en las que el logo de la banda -el mismo que ilustra su emblemático primer álbum de 1993-, con el rostro de Pedro Valdivia atravesado por una lanza, fue reemplazado por caricaturas del presidente Sebastián Piñera, Jaime Guzmán, Lucía Hiriart y José Antonio Kast, entre otros.

Éste último ha sido el más enfático a la hora de condenar la performance del conjunto, calificándola de "un llamado explícito a la violencia, al odio y a eliminar a quien piensa distinto", así como "una amenaza y una expresión de odio inaceptable". El líder de Acción Republicana no se quedó ahí, e interpeló al creador del festival, el músico estadounidense Perry Farrell, a los medios de comunicación y a los organizadores del evento, para que respondieran por lo ocurrido.

Su reclamo se extendió a un punto de prensa realizado ayer, junto a los diputados Ignacio Urrutia (UDI) y Miguel Mellado (RN). Allí amenazaron con recurrir a la Contraloría para establecer en qué condiciones se entregaron los permisos para realizar la cita. El músico Alberto Plaza y el ministro de la Segpres, Gonzalo Blumel, se sumaron a sus dichos.

Si bien hasta ayer ni los integrantes de Fiskales Ad-Hok ni la producción de Lollapalooza quisieron referirse al tema, fuentes al interior de la productora a cargo recalcan que cada artista tiene total libertad sobre lo que presenta en su actuación, sin que ellos conozcan de antemano lo que van a mostrar en pantalla. Algo que sí ocurre, por ejemplo, con ciertos eventos televisados como el Festival de Viña.

Anarquía y rebelión

Lo presentado el domingo por la banda que lidera el vocalista Álvaro España no es un punto aparte en la historia del conjunto, pero esta vez se amplificó "por el efecto redes sociales", asegura Andrés Valenzuela, autor de la biografía del grupo (Anarkía y rebelión). "El punk viene haciendo esto hace cuatro décadas. Los Sex Pistols en 1977 usaron la cara de la reina Isabel", añade.

Para el escritor y columnista de Reportajes de La Tercera Óscar Contardo, quien en su libro La era ochentera describe las primeras tocatas del grupo en los 80 y su enfrentamiento con autoridades y hasta federaciones de estudiantes de la época, las gráficas que usaron el domingo "son totalmente coherentes con un discurso punky. Lo que pasa es que lo ve gente de afuera que jamás ha ido a un concierto punk y dice 'esto es incitación al odio'. Pero es una desmesura".

La periodista especializada en música, Marisol García, coincide a la hora de analizar el contexto en que surgió Fiskales Ad-Hok: "Un país en dictadura y luego una transición con todo en contra para el trabajo musical independiente, en el que ellos decidieron persistir. La rabia y la insolencia están en su esencia, pero no por pauta de género sino por su propia biografía como banda".

Miguel Conejeros, otro icono de la primera generación del punk chileno, al mando del grupo Pinochet Boys, asegura que la música no puede apartarse de la coyuntura, pero que al ser una forma de arte tampoco puede interpretarse literalmente. "Es una metáfora y de eso se trata el punk, de desafiar los límites, remover conciencias, hacer que la gente piense un poco más y no quedarnos en la literalidad de las cosas".

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