Los editores se reúnen para definir el futuro de la Feria del Libro de Santiago

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En 2018 el mundo editorial local vivió su mayor división, que se tradujo en eventos paralelos. Las organizaciones del sector conversan la idea de crear una fundación, trasladar la feria al primer semestre, que sea más corta y gratuita.


El sábado 27 de octubre de 2018 fue el primer fin de semana de la Feria Internacional del Libro de Santiago (Filsa) en la Estación Mapocho. Ese día el escritor Francisco Ortega (Logia) le respondía en su cuenta de Twitter a un lector. "No, este año estaré en #FAS2018. La Filsa se dividió en Filsa y FAS, para las editoriales más grandes. FAS es gratis y en el GAM".

Organizada hace más de 30 años por la Cámara Chilena del Libro, la Filsa 2018 fue un encuentro opaco y con escasa presencia de público durante sus 18 días. Esto debido a que no contó, como era habitual, con toda la organización del mundo editorial, con la excepción de los socios de la Cámara y la Cooperativa de la Furia (sellos independientes).

El conflicto estalló en agosto pasado cuando las otras dos asociaciones, la Corporación del Libro y la Lectura y Editores de Chile (60 socios) declinaron asistir a la Filsa criticando, principalmente, su falta de modernización.

Así fue como la Corporación del Libro, que representa a cerca del 70% de la producción editorial del país, liderada por Grupo Planeta y Penguin Random House, además de 14 socios, decidieron crear el Festival de Autores Santiago (FAS), en el GAM, en los mismos fines de semana que transcurrió Filsa.

"No estaré en FILSA, voy al FAS en el GAM", pasaba el dato en Twitter el escritor Jorge Baradit (Historia secreta de Chile), quien ya en agosto había dicho: "La Filsa ha venido en decadencia los últimos cinco años".

El conflicto provocó que por primera vez la Cámara Chilena optara por liberar la entrada durante dos días ante las críticas por su cobro (entre $ 2 mil y $ 3 mil). A pesar de ello no se entregaron cifras de asistencia al cierre. El país invitado de honor fue Perú. Para este año aún no hay noticias de qué país será. Además, en las fechas en que se suele realizar el encuentro - entre el 26 de octubre y el 11 de noviembre aproximadamente-, la Estación Mapocho ya tiene arrendatario: del 1 al 3 de noviembre será sede del festival de cómic Superfest Chile.

Para definir la versión 2019 de la Filsa, Eduardo Castillo, presidente de la Cámara, convocó a una reunión a comienzos de marzo. Asistieron Paula Gaete, presidenta de Cooperativa de la Furia; Sebastián Rodríguez-Peña, presidente de la Corporación del Libro y Javier Sepúlveda, de Editores de Chile.

A pesar de aportar con $ 81 millones en la última edición, los representantes del Ministerio de las Culturas no fueron considerados: "Como ministerio no hemos sido convocados a las reuniones. No obstante, nos alegra que se estén propiciando estos espacios de diálogo, algo que como ministerio hemos buscado impulsar", afirma Paula Larraín, secretaria ejecutiva del Consejo del Libro.

Las agrupaciones que sí participaron hicieron una propuesta, y el próximo jueves tendrán respuesta de la Cámara. Una idea que es transversal consiste en crear una fundación que organice Filsa.

Propositiva y diversa

"Todos los actores de la industria pensamos en una gran Feria del Libro de Chile en el primer semestre, para ser parte del circuito de ferias sudamericanas y sin fines de lucro", comenta Javier Sepúlveda, de Editores de Chile. "Se debe crear una fundación con personalidad jurídica, donde existan representantes de todas las agrupaciones; la feria debe ser de entrada liberada y no debe durar más de 10 días", agrega Sepúlveda e invita a una nueva actividad: La Lluvia del Libro, entre el 31 de mayo al 2 de junio en el GAM. Ella se suma a la Primavera del Libro, que organizan hace siete años en Providencia.

Hoy las cuatro organizaciones tienen su propio encuentro. La Cámara organiza Filsa, la Cooperativa creó hace 12 años la Furia del Libro, que se realiza en diciembre en el GAM , y a fines de septiembre, en el mismo lugar, la Corporación del Libro efectuará la segunda versión del FAS.

"La participación de nuestros asociados en Filsa no depende del FAS. El FAS es el festival de la Corporación, que ahora es nuestra prioridad", dice Sebastián Rodríguez-Peña, quien recién asumió como presidente de la Corporación. "Necesitamos una feria moderna, propositiva en cuanto a temas y nuevos autores, que sea reflejo de la diversidad creativa que existe en el país", agrega el también gerente general de Penguin Random House.

Desde la Cámara, Eduardo Castillo solo se remitió a decir que "nuestra responsabilidad es seguir avanzando en las conversaciones que tenemos y que creo son positivas".

Paula Gaete, de la Cooperativa de la Furia, dice que aún no deciden si estarán en la feria este año. "Nuestra participación en Filsa depende de las condiciones de la feria misma", comenta aludiendo también al valor de los stand que fluctúan entre $ 3 millones y $ 15 millones. Gaete recuerda que la edición pasada de la Furia del Libro acogió por primera vez los Diálogos Latinoamericanos, encuentro organizado en colaboración con el ministerio, que anteriormente se desarrollaba en la Filsa.

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