Hiperventilados

Dino Gordillo en Festival de Viña del Mar 2011

"Una vez al año, la TV chilena se desata. Y, lo peor, se toma demasiado en serio todo lo que sucede en el Festival. Todos quieren sacar una tajada de figuración, como si el último día se entregara un premio al más hiperventilado", afirma Rodrigo Munizaga en su columna de hoy.


Dino Gordillo se molesta en una conferencia con los periodistas que le preguntan por la vigencia de su carrera y delata una vez más su falta de humor. El Hotel O'Higgins expresa su molestia luego de que Felipe Avello dijera que en la recepción del recinto "te atiende un guarén con traje de cortesía". Carolina de Moras va al matinal de Mega y, contraviniendo los mínimos códigos de pudor para alguien que hasta el año pasado animó el Festival, critica a los actuales e incluso dice estar dispuesta para aconsejarlos. Los periodistas "Nacho Pop" y Gino Costa, de Échale la culpa a Viña, gritan como desaforados cada vez que son presentados en una nota. Los paneles de todos los matinales se interrumpen unos a otros para decir alguna frase incendiaria. Los noticiarios de TVN y Canal 13 prácticamente parten con los entretelones del certamen, obviando otros temas. Y Martín Cárcamo abre la primera noche del evento lanzando la consigna de "democracia y libertad" para Venezuela, en "un discurso político sin saliva", como cantaba Calle 13, que se sintió forzado y sin contexto hasta resultar incómodo.

Una vez al año, la TV chilena se desata. Y, lo peor, se toma demasiado en serio todo lo que sucede en el Festival. Todos quieren sacar una tajada de figuración, como si el último día se entregara un premio al más hiperventilado. Venezuela fue la palabra recurrente en la primera jornada, como si resultase imperioso decir algo al respecto sobre la Quinta y fuera el Aid Live. Esta versión sucede a un mes del informe de Contraloría que detectó un déficit de 17 mil millones en el municipio de Viña, y al menos en la primera anoche, nadie lo mencionó. Tampoco habría que esperar que alguien lo hiciera.

Que artistas o rostros de TV tengan postura política y la expresen es saludable, como lo hizo Sebastián Yatra. Que lo realizaran un concursante de la competencia o el animador de Viña resulta menos evidente, más aún si el discurso se queda en una consigna. Este domingo, en la ceremonia de los Oscar, el gremio dio encendidos discursos anti Trump y ninguno resultó fuera de lugar, porque parecían ser dichos con más pasión que cálculo. La intención de Cárcamo por entrar en la contingencia es interesante e inédito para un animador de Viña, pero sería esperable que esa opinión tuviera más sentir personal y menos de arenga más propia de un político en busca de votos.

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