Beautiful boy: un padre, un hijo y la adicción a la metafentamina

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Steve Carell y Timothée Chalamet mantienen una complicada relación filial en un filme basado en una historia real. El director y los inspiradores del filme, que se estrena la próxima semana en Chile, hablaron con Culto.


Algo raro pasa en la consulta del doctor Brown. El hombre se da vueltas y vueltas tratando de suavizar sus palabras, pero David Sheff sabe que eso no tiene sentido. Es mejor que el buen psiquiatra dispare sin advertencias y le diga de una sola vez que su hijo es un adicto y que no saldrá sin grandes ayudas de ese problema. Si es que sale. La escena de Beautiful boy (2018) es sintomática en varios sentidos, pero sobre todo porque quien hace el breve cameo como doctor es Timothy Hutton, el actor que alguna vez fue el autodestructivo adolescente Conrad Jarrett en Gente como uno (1980), de Robert Redford, ganadora del Oscar a Mejor película. No será el único guiño de este filme al cine de los '70 y '80.

Dirigida por el belga Felix van Groeningen (1977), nominado al Oscar a Mejor película en lengua extranjera por The broken circle breakdown (2014) y ganador en Sundance por Bélgica (2016), Beautiful boy se estrena el próximo jueves en salas chilenas. Llega precedida por la nominación de Timothée Chalamet (Llámame por tu nombre) como Mejor actor a los Globos de Oro y por una respuesta de la crítica de EE.UU. que, en general, la ha saludado con calidez. Las actuaciones de Chalamet y de Steve Carell, que aquí son respectivamente Nic Sheff y David Sheff, hijo y padre, están en la punta del iceberg como lo más sorprendente. Pero también es evidente la saludable conexión del director con el cine americano de hace cuatro décadas.

"La película y su poster en blanco y negro tienen un look que se relaciona con cintas en la línea de Gente como uno, La fuerza del cariño (1983), Pánico en Needle Park (1971) y Kramer vs Kramer (1979)", dice Felix Van Groeningen al teléfono. "Son historias que nos hablan de las relaciones de padres e hijos, y de las adicciones. Las vimos una y otra vez con los actores y técnicos antes de rodar. Hay una cierta clase en ellas que queríamos tributar con nuestro trabajo", agrega.

Beautiful boy se basa en el libro homónimo de 2008 del periodista estadounidense David Sheff (1955), pero también en Tweak (2008), la narración que su propio hijo Nic (1982) escribió sobre su adicción. Es decir, se inspira en dos miradas al mismo problema. Todo transcurre en los primeros años del nuevo milenio, cuando David (Steve Carell) experimenta una saludable nueva vida familiar junto su segunda esposa y sus dos hijos. En ese terreno, Nic (Timothée Chalamet) es un barco errante. Tras retornar de un campamento de verano, el chico asoma con la mirada extraviada y el temperamento irritable. La alarma suena rápido: Nic es un adicto. Peor todavía, está anclado a la metafentamina, el poderoso opiáceo que causa euforia y placer para luego golpear con paraonia y alucinaciones.

Nacido en una familia hippie, Van Groeningen experimentó con drogas y sabe de lo que muestra en pantalla. "Hay muchos aspectos de mi propia juventud que puedo relacionar con él, pero nunca fui un adicto ni nada parecido. No tenía aquel gen de la dependencia de las sustancias químicas. Eso sí, puedo entender su ansiedad y esa desesperación adolescente. Perdí amigos por las drogas y, además, conozco el impacto que esto provoca en la familia. Uno tiene una reacción casi física e instintiva con historias de este tipo", cuenta.

Lazos de familia

En rigor, la historia de David y Nic Sheff se hizo conocida en 2005, cuando el primero escribió un celebrado artículo para The New York Times Magazine sobre la experiencia de lidiar con un hijo que, en un momento, se transformó en espectro. Luego vendrían los libros, los programas de televisión y esta película. En el camino, Nic logró desintoxicarse, entrar en forma y hasta volcó sus temores en la creación: es uno de los guionistas de la popular serie de Netflix 13 reasons why, que precisamente se mueve en el mundo de los adolescentes en conflicto.

Al teléfono, Nic lo explica así: "Una de las cosas que suceden con las drogas es que uno pierde la noción de sí mismo. Tiendes a enfrentar tus problemas con sutancias y alcohol, y no te das la oportunidad de hacerlo sin estimulantes, sino solo con tus armas". Y se autoanaliza: "Algunos han reemplazado las drogas haciendo ejercicio, ayudando a otras personas o construyendo casas. En mi caso, lo hago escribiendo. Enfocarme en eso me ha ayudado mucho hasta ahora".

Pero, ¿y qué hay del fantasma de las recaídas?: "Llevo ocho años totalmente limpio y con medicación psiquiátrica. Tengo claro que siempre está la posibilidad de la recaída, pues la adicción es una enfermedad y hay que luchar contra ella. Sé que alguna vez me gustó experimentar viajes con mi cerebro y por eso me vigilo a mí mismo".

Su padre, David, también al teléfono, tiene además un diagnóstico del consumo: "No sé cómo es en Chile, pero al menos en Estados Unidos la drogadicción es algo devastador, con 70 mil muertes al año. Las familias sufren solas, sin contarle a nadie, amordazadas por el miedo social que significa eso. En ese sentido, lo que una película como esta te dice es, 'no estás solo'".

Nic Sheff, además, lanza una alerta sobre la metafentamina: "Es la más dañina de todas las drogas derivadas del opio. Yo empecé con otras drogas, pero con la metafentamina el efecto fue catastrófico. Cuando empecé, no tenía idea de qué se trataba. Ni siquiera existía la serie Breaking bad (2008-2013), que de alguna manera la hizo muy conocida. El problema es que ahora está retornando con fuerza, sobre todo en el centro de Estados Unidos, en estados más rurales, como Missouri y Kansas".

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