Juan Andrés Ossandón, director general de La Cumbre: "No hemos sido capaces de transmitir el mensaje"

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Doce años de historia tiene el mayor evento en vivo dedicado a la música chilena.

El productor explica las razones que los llevaron a reagendar el festival de música chilena.


El anuncio del pasado viernes fue una sorpresa para casi todos, incluso para los artistas y mánagers que se enteraron minutos antes que La Cumbre no se hará este sábado 12, como estaba programado, sino que el 18 de mayo en el Club Hípico. La decisión, inédita en los doce años del mayor evento en vivo dedicado a la música chilena, se tomó debido a que éste "requiere de una mejor representación del Estado, de la empresa y del público, por lo que hemos decidido darles tiempo y que tengan una mejor oportunidad de sumarse", señaló la producción en un comunicado.

¿Qué pasó en el camino para llegar a esta determinación? Juan Andrés Ossandón, director general de La Cumbre, esgrime varios factores y detalla que la venta de entradas no cumplió con los números esperados, sobre todo en los últimos días previos al espectáculo, a diferencia de otros años. Dice que la competencia hoy es más dura debido a la abundancia de eventos veraniegos -la misma semana La Fonda Permanente reagendó la celebración de sus diez años- pero reconoce que les faltó "tiempo y profundidad" para comunicar su propuesta 2019 y la nueva cara del festival, con un cartel paritario en género, mayor variedad estilística y una apuesta por la comedia.

Por ahora, señala, el foco está puesto en "convocar a la gente que falta" para mayo (asegura que hasta ahora son pocas las devoluciones de entradas), tratar de conservar a los 57 artistas anunciados y, sobre todo, "corregir las fuentes de financiamiento que tiene La Cumbre", que no cuenta con fondos del Estado. "A nosotros nos duele mucho que su composición de ingresos sea como la de cualquier otro festival que es de empresarios, que vive de los tickets y los auspicios. En ese sentido, como festival chileno y patrimonial, tenemos algunas desventajas comparativas".

-¿Cuáles son esas desventajas?

-El hecho que tengamos sólo artistas chilenos hace más difícil conseguir auspicios de la empresa privada, y al mismo tiempo mantener un estándar internacional. Nos movemos en una línea de riesgo tremenda y con la posibilidad de fracasar permanentemente, porque tenemos las mismas reglas del mercado pero con el pie forzado de la música chilena. Y a mucha honra, porque eso debiera ser una ventaja.

-¿Qué parte de la difusión falló? ¿Cree que falta que los propios artistas hablen del evento y lo promocionen?

-Puede ser que haya algunos artistas más camiseteados que otros, pero es parte de nuestra autocrítica, los festivales tienen que preocuparse de la promoción, no es el rol de los artistas. Creo que lo central es que nosotros no hemos sido capaces de trasmitir completamente el mensaje, dejar claro que La Cumbre no está planteada como un negocio. El financiamiento siempre ha sido un problema, la mayoría de las veces La Cumbre ha sido difícil o deficitaria.

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