1983: un mundo infeliz

1983 Season 1
1983 Season 1

A través de sus personajes, 1983 reflexiona respecto de un tema muy contemporáneo. Habitamos un mundo donde en apariencia no hay distancias y en donde las redes sociales se han hecho evangelizadoras de lo políticamente correcto y de estar del lado de "los buenos".


Se estrenó con cero promoción en Netflix, pero lentamente comenzó a esparcirse como rumor.

Ahora le toca a la izquierda ser los malos. Las distopias en la ficción televisiva han estado más bien cargadas hacia la derecha. El Hombre en el castillo (Amazon) plantea un mundo donde el fascismo gobierna con autoritarismo Estados Unidos, mientras El cuento de la criada (AMC) hace lo propio con una dictadura teocrática conservadora, nada muy alentador para el futuro. Misma melodía es lo que ocurre en la recién estrenada primera serie polaca de Netflix, 1983, aunque acá lo distópico corre hacia las antípodas, una absoluta dictadura socialista y marxista. Como alguien comentó en Twitter, 1983 debería ser la serie favorita de la derecha chilena; pero claro, casi nadie la está viendo.

Pasa. Aquello de "la mejor serie que nadie está viendo" debería ser una categoría aparte en las ofertas del streaming. Razones hay muchas. La actual oferta hace imposible estar al día con todo, los grandes estudios con luminosas estrellas eclipsan al resto y por cada megaestreno mensual hay otros diez que quedan rezagados. El caso de 1983 es bien particular.

Se estrenó con cero promoción, y el que fuera polaca y con un horroroso doblaje al español e inglés tampoco ayudó mucho, pero lentamente comenzó a esparcirse como un rumor. Transformada en una suerte de culto, en el mundo real parece replicarse el espíritu moral de la ficción. Porque 1983 es un secreto dentro y fuera de la pantalla. Fuera, porque poco a poco está siendo descubierta; dentro, porque lo "secreto" es precisamente su tema.

La serie parte en 1983 (clara alusión a 1984 de Orwell). La oposición al régimen comunista polaco está a punto de dar el primer golpe; el mismo que en el mundo real hizo emerger a Solidaridad y a Lech Walesa. Pero la movida política no resulta y una serie de actos terroristas propiciados por la derecha católica mandan todo al carajo, mueren muchos inocentes y el bloque soviético se fortaleza en toda Europa.

Salto al 2003. Unos Estados Unidos liderados por el presidente Al Gore han perdido su esfera de influencia en el mundo y la guerra fría continúa, con amenaza de ponerse muy caliente. La Unión Soviética conquistó Afganistán y buena parte de Medio Oriente, controlando así el petróleo del mundo. Alemania se unificó, pero bajo el régimen de la RDA y en América se habla de que Cuba es un país muy poderoso con mucho peso en Centroamérica y se mencionan a Brasil y a Argentina como naciones bajo esferas autoritarias socialistas.

Deudora de una estética ciberpunk, 1983 se ve como una versión más realista de Blade Runner en la que los piratas cibernéticos son fundamentales como motor dramático. La serie destaca por su lograda ambientación de un futuro posible en la que nada es tan futurista, pero al mismo tiempo lo es. El mejor efecto especial es el que no se nota y ese toque acá hace destacar a 1983 sobre su competencia. ¿Una versión masculina de El cuento de la criada? Por ahí va la cosa. Si en la premiada serie de AMC la maternidad bajo la opresión es el gran reactor, acá lo es la paternidad, pero como un error. No el de ser padre, sino el que comete un padre tratando de salvar a su familia de un estado opresor, traicionar sus propias creencias.

La trama en sí es simple y se mueve en dos ejes y puntos de vista. Por un lado el de Kajetan, un joven estudiante de derecho cuyos padres fueron asesinados en los atentados de 1983 y que se ha convertido en todo un símbolo político para Polonia. La muerte de su profesor favorito y la relación que tienen con la hija del ministro de propaganda lo ponen en jaque al descubrir que quizás toda su vida es una inmensa mentira, cuyos hilos han sido tiradas por la inteligencia del Partido Comunista.

Y por otro lado esta la ruta de Anatol, un huraño detective y héroe de guerra que cansado de ser parte del inmenso teatro gubernamental decide hacerse cargo y hacer lo correcto, aunque ello lo ponga en contra de la policía secreta; por supuesto hay un precio pero también una manera de evitar la muerte, convertirse en aliado del propio enemigo.

A través de sus personajes, 1983 reflexiona respecto de un tema muy contemporáneo. Habitamos un mundo donde en apariencia no hay distancias y en donde las redes sociales se han hecho evangelizadoras de lo políticamente correcto y de estar del lado de "los buenos". En esa perspectiva nuestro mundo y el de este drama polaco no es lugar para valientes, sino para sobrevivientes.

Pero más interesante que eso es la otra pregunta que plantea la serie y que sabe golpear fuerte al espectador. ¿Y si estamos apoyando al bando equivocado? ¿Si los que creemos buenos son en realidad el enemigo? Acá el villano es la izquierda socialista, y los héroes la derecha y la iglesia católica. Un mundo dividido, obvio, porque hay un punto que 1983 plantea como ficción y que no lo es. En el fondo todos sabemos que la guerra fría nunca terminó; sólo es cosa de entrar a Twitter o ver las noticias del Mega.

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