Alejandro Sanz: "Veo a mucha gente abstraída de la realidad"

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El baladista con su nuevo aspecto, en la imagen promocional de su nuevo sencillo.

El español habla de su reciente single, No tengo nada, de seguir con la balada en días de música urbana y de los problemas políticos actuales.


En el verano europeo del próximo año, el español Alejandro Sanz comenzará una gira por sus tierras, y una de las novedades del repertorio será "No tengo nada", canción que lanzó el 30 de noviembre y que ya figura como número uno en diez países. Es la muestra de un nombre que no ha sufrido grandes contratiempos pese a la marcha de los años. Todavía Chile ni ningún país de Latinoamérica han sido sumados al tour, pero el cantautor, con su genuina simpatía, explica al teléfono desde Sao Paulo que "seguro que pasaremos por allá, pero todavía no está planeado. Pero por supuesto que Chile siempre está en mis pensamientos. Supe que ya tienen el Festival de Viña copado, y va a estar mi amigo Marc Anthony".

¿Hay alguna posibilidad a futuro de presentarse junto a él?

No lo descarto. Espero que lo disfruten muchísimo. A mí el Festival me trae muchos recuerdos, muy buenos, y van a tener ahí unos pedazos de artistas increíbles. Estaremos pendientes, de cualquier parte del mundo que esté, para estar con ustedes aunque sea desde el corazón.

¿Cómo describe su nuevo single?

He vuelto a caer en el error de explicar la canción, que es algo que nunca quise hacer, porque creo que lo más importante es lo que la gente perciba de la canción. Obviamente, en el video se explica la sensación de que muchas veces estamos abstraídos, quien sabe por qué, aunque yo creo que es porque vivimos mucho en el pasado y en el futuro y poco en el presente, y no nos damos cuenta de la gente que tenemos alrededor. Y también está la idea de que en general no somos dueños de nada, porque de lo único que somos dueños, es de lo que vivimos, de las emociones. Pero, en realidad, me gusta dejar un poco a la interpretación del que escucha la canción.

Lo que expresa, ¿es un proceso suyo o algo que ve en terceros?

Yo lo veo en general. Veo a mucha gente como abstraída un poco de la realidad, como viviendo un mundo paralelo, en el mundo de las redes sociales. Ves a esa gente que está con el móvil haciendo un video para colgarlo, y no está viviendo el momento. Me parece que esa es una situación que vivimos muy a menudo, y no solo lo de las redes sociales.

¿Cuál es su relación con las redes sociales?

Las redes sociales son una herramienta de trabajo, y por otro lado, una máquina del tiempo, porque me ha dado la oportunidad de conocer a mucha gente, y de ponerme en contacto con gente con la que antes era muy complicado comunicarse. Por un lado, es una herramienta maravillosa, pero es verdad que hay que controlarla. Existen diagnósticos de enfermedades relacionadas con el uso del móvil. Recurrimos al móvil para cualquier cosa, para consultar, para que nos guíe, para que nos compre. Para todo. Hay que ponerse algún tipo de límite. El otro día invitaba a la gente a que haga un esfuerzo, cuando está en una fiesta, de dejar los móviles en un sitio. Nosotros lo hicimos hace poco en el cumpleaños de Marc Anthony. Dejamos todos los teléfonos en una recepción, y la verdad que fue un acierto. Disfrutamos muchísimo y a mí no me pidieron ni una sola foto en toda la noche.

¿Esta canción va en la línea de lo que ha hecho siempre o es distinto?

Lo que yo he conseguido en esta canción es hacer una síntesis de la primera etapa mía, de "3", "Más" y de "El alma al aire". Y dentro del disco hay otras piezas que quizás recuerdan más a "No es lo mismo" o a mi etapa más urbana. Pero con "No tengo nada" he conseguido esa síntesis. Van a reconocer una balada mía, y quizás ahora por los tiempos que corren, suena más actual que nunca. Los arreglos han ido muy a favor de ese aspecto. He grabado con la orquesta de Praga, que para mí es la mejor que existe. Y el resultado ha sido que suena más moderno que nunca, pero tiene toda la esencia de la primera etapa.

¿Es la mejor introducción del disco que lanzará el próximo año?

El disco es ecléctico. Se reflejan mucho todas mis raíces, de diferentes partes del mundo. No es un disco de baladas, el disco tiene un par de baladas, o tres, y luego tiene un montón de canciones que son de otros estilos. Tiene más que ver con la música de Cuba, el funk. Es muy amplio.

¿Cómo es seguir con la balada en un mundo dominado por lo urbano?

Yo soy quien soy, y nunca voy a dejar de serlo. Creo que para poder cruzar el desierto tienes que ser un tuareg, y si tú eres fiel a lo que haces, probablemente puedas tener éxito. Si lo haces con toda la intensidad, y poniendo toda la carne en el asador, no creo que haya ninguna otra manera de hacerlo. Yo lo que no puedo hacer, es meterme en un estilo que no me corresponde, porque no voy a convencer a nadie y además no sé hacerlo. Hay que ser fiel a lo que uno es siempre. Y luego, yo no tengo ningún miedo a probar. Yo hice La tortura con Shakira hace 15 años. No tengo ningún miedo a incursionar en ningún estilo de música, porque me gusta la música con mayúsculas, y respeto a todos los tipos, pero lo que yo hago es esto.

¿O sea, escucha de todo?

La música hay que escucharla con una altitud de mira grande. Hay música buena en todos los estilos. Entonces, procuro tener siempre cerca cualquier disco y cualquier cosa que surja, nueva y cosas muy clásicas. Yo sigo escuchando el Unplugged de Eric Clapton. Es un discazo. Y me da mucha gracia la gente que ha descubierto a Freddie Mercury, y pareciera que le acaban de dar el premio al artista revelación. Y escucho flamenco y música clásica y jazz. Me parece que esa es la forma de escuchar música, quitarse muchos prejuicios.

Usted es un artista que habla de política. ¿Qué opina de la crisis migratoria?

Es un problema mundial. A la gente no se le puede tratar como si fueran animales, y ni a los animales se les debe tratar así. Es algo horrible que nos hace peores como especie. Lo que hay que hacer es invertir en los países para que la gente no tenga la necesidad de huir de sus países. Son capaces de gastarse millones en un muro en vez de gastarse esos millones en repartir un poco. No hace falta ser ninguna lumbrera para darse cuenta de que hay que hacer una reforma grande.

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