Una mujer frente al crimen: el debut en la narrativa de Valeria Vargas

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La guionista publica El misterio Kinzel, el primer caso de Laura Naranjo por el sello Hueders.


"Ñuñoa de día les pertenece a los viejos", piensa Laura Naranjo, quien se identifica con la llamada tercera edad por varios motivos. Uno de ellos: tras un largo tiempo cesante recorre las calles de la comuna nororiente de Santiago. "Imagino vidas completas", dice Naranjo sobre algunos adultos mayores, a quienes les inventa apodos. A un hombre elegante y que parece actor de cine, lo llama El Alemán.

Hasta que en un momento a Laura Naranjo le ofrecen trabajar en una investigación sobre "Criminales chilenos del siglo XX". Así conoce casos como el del Tucho Caldera, llamado "El carnicero de San Felipe" o "El crimen de las cajitas de agua" cometido por Rosa Faúndez, quien estranguló a su marido y luego lo descuartizó, en 1923.

Un caso que sorprenderá a Naranjo, donde comienza a establecer puntos de conexión entre el pasado y el presente, es un asesinato ocurrido en el barrio República, en 1947. En un recorte de prensa, Naranjo ve una fotografía de Teodoro Kinzel Feuer, entonces de 20 años -demasiado parecido a El Alemán de Ñuñoa-, quien mató a su tío "y después se sentó a fumar junto al cadáver", se lee en El misterio Kinzel, el debut literario de Valeria Vargas (1969), editado por Hueders.

La nueva novela policial, que hasta ahora ha obtenido buena recepción en las reseñas aparecidas, es la bienvenida a su protagonista, una mujer investigadora en un territorio dominado por hombres, como por ejemplo el detective Heredia, de Ramón Díaz Eterovic.

"Como lectora creo que hacía falta una investigadora mujer, que una figura femenina estuviese a cargo del misterio", señala Vargas, quien estudió Literatura en Chile y guión en Cuba y ha trabajado en series como Los archivos del Cardenal.

Vargas vive en Ñuñoa, es seguidora de la saga de historias del italiano Andrea Camilleri, y piensa que el género detectivesco "es la novela social actual, funciona como espejo de la realidad. Puedes abordar todo tipo de temas y personajes. También creo que una vocación de la novela negra es el rescate de la memoria", señala sobre el registro de la ciudad. En su obra utiliza como escenarios el restaurante Golfo Di Napoli y el salón de Té California.

"Ahora estoy un poco obsesionada con esto de las demoliciones. Es que día por medio veo una casa cercada por demolición y luego se levantan nuevos edificios", dice Vargas, dando pistas de lo que podría ser su próxima entrega.

Todo apunta a que Naranjo llegó para quedarse. Su autora cree que en el país hay una tradición de novela negra, pero no de sagas. Por eso el subtítulo del libro es El primer caso de Laura Naranjo.

"¿De dónde sale gente dispuesta a comprar departamentos tan caros? ¿El promedio de sueldo de este país no cuadra con los $ 200 millones que cuestan? Es muy raro. Yo paso por esas demoliciones y digo: todas esas cosas que habrá enterrada en los patios... Ahí puede haber una historia. Partir, por ejemplo, con un muerto en una demolición y llegar a un tema de Derechos Humanos", agrega Vargas.

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