El mundo oculto de Sabrina: feminismo, fe y fanatismo (en plena adolescencia)

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"Somos las hijas de las brujas que no pudiste matar". Ese lema se repite en cientos de marchas feministas alrededor del mundo, lo he visto en carteles, ilustraciones y poleras ¿Quién iba a pensar que una serie graficaría tan bien ese lema?


Convengamos que desde que conocemos el universo de Harry Potter, la idea de la magia logró alejarse de su oscuridad ritual, mostrándonos matices de lo simpática y tierna que podía ser la hechicería, pero que también era un elemento de orden político a nivel mundial. El mundo oculto de Sabrina trae de regreso la idea de las brujas como devotas del diablo, como poderosas mujeres del mundo oscuro que no necesitan una varita para hacer magia.

No es sorpresa que Sabrina y sus amigos sean adolescentes. Es lo necesario. La adolescencia es esa época que todos hemos vivido (o sobrevivido, según la persona) en la que nos cuestionamos todo. Es la época donde luchamos por vivir de acuerdo a nuestros ideales, donde miramos la tradición con escepticismo y donde sólo los amigos logran entendernos ¿Intensa etapa no?

Sabrina es una joven inteligente y empoderada. No puede evitar recordarme a Daenerys Targaryen de Game of Thrones. Ambas son jóvenes que inician un camino hacia el poder. Ambas son inteligentes y saben lo que quieren. Aman intensamente. Protegen con todas sus fuerzas. Pero si las traicionas, no hay piedad.

Durante la primera temporada, vemos a una Sabrina feminista que toma acción inmediata frente al acoso que sufre su amiga Susie (y que hermoso que nadie discute la veracidad del acoso). También se opone al "mechoneo" que debe pasar en la Escuela de Artes Oscuras, criticando la falta de sororidad entre los estudiantes del lugar. Si bien sus maneras de revelarse y vengarse son bastante discutibles, hay algo hermoso en Sabrina: sabemos que va a luchar contra aquello que está mal.

La mirada feminista de Sabrina incluso cae en su religión: para consolidar sus poderes de bruja debe renunciar a su voluntad. Sabrina no está dispuesta a eso, no quiere dejar de tomar sus propias decisiones. Menos, cuando Satán es un hombre (lo dicen explícitamente en la serie).

El cuestionamiento a la fe va unido con la crítica a la Institución. Las brujas, a pesar de ser mayoría, deben ser guiadas por un hechicero. Sabrina cuestiona la fe de otras brujas, ya que cumplen con tradiciones de la institución que demandan sacrificios extremos. Les recuerda que el sumo sacerdote es humano, no Satán. ¿Por qué obedecerlo ciegamente? Sabrina debe enfrentarse a la realidad de la fe: no es objetiva.

De ahí pasamos a un tercer punto: el fanatismo religioso de los distintos miembros del aquelarre, que causa frustración en Sabrina. Mientras las brujas tienen fe en el señor oscuro, Sabrina tiene fe en los humanos. Su afán de cuidar de ellos, no importa si son sus mejores amigos o el pueblo completo, la lleva a tomar decisiones que solo logran aumentar su conflicto identitario interno: ¿Es una Bruja o Humana?

Como mencioné antes, todo este proceso es en plena adolescencia. La pandilla de Sabrina (Roz, Susie y Harvey) pasan por procesos similares de descubrimiento, desde pensar su identidad de género, su vocación o su espiritualidad. Son tramas realmente interesantes, y no carecen de magia ni paranormalidad como podríamos pensar.

A simple vista, El mundo oculto de Sabrina es una serie sobre brujas. Una serie que muestra rituales satánicos, magia, lujuria y demonios. Pero basta con poner un poco más de atención para entender que todas esas imágenes pueden correlacionarse con los demonios que combatimos personalmente, o como sociedad.

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