Emmanuel Carrère: "Hay algo en Houellebecq, Vila-Matas y Bolaño, que me recuerda a la manera en que Dick estaba en el mundo"

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Entrevistado por El País, el autor francés compara al genio de la ciencia-ficción con Dostoievski y alaba su capacidad profética. "Philip K. Dick predijo la desaparición de la realidad", asegura.


Si le preguntan a Emmanuel Carrère (París, 1957) por sus escritores favoritos, él, entrevistado por el diario español en la terraza del Hotel Formentor, responde que Georges Perec, el autor de Un hombre que duerme, y Philip K. Dick, el rey de la pulp fiction filosófico existencial, creador de la ciencia-ficción pop y profeta de una realidad que siempre supo alternativa, una que sobrevivió incluso a su muerte en 1982, el mismo año de la de Perec.

"Dick es un escritor mayúsculo, comparable a Dostoievski. Lo pensaba entonces y sigo pensándolo ahora", dice Carrère, que el año 1993 publicó una biografía del genio de Chicago, que llevaba por título Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos.

El volumen acaba de ser reeditado por Anagrama en su colección Biblioteca de la memoria.

"Es muy probable que fuese en ese libro que di con la voz por la que se me conoce hoy", admite el francés.

"¿Lo que más me fascina de él? Lo profético de su obra", dice el autor de Limónov, puesto que hoy, añade, "vivimos en el mundo que imaginó".

Luego sigue: "Hace 25 años que publiqué su biografía y desde entonces no ha hecho más que crecer".

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Philip K. Dick[/caption]

Si Carrère tuviera que señalar una, dos o tres puertas de entrada, a los no iniciados, al universo Dick, de entre sus 36 novelas y 121 relatos señalaría, asegura que: "Mis favoritas, sin duda: Ubik, Los tres estigmas de Palmer Eldritch y Una mirada a la oscuridad".

"La ciencia-ficción de hoy no me interesa", dice el escritor. "Tuve la suerte de crecer en un momento en que el género era radical y experimental", aclara Carrère.

"Aunque me interesa mucho lo que está haciendo Michel Houellebecq. En su caso, no se trata tanto de una dimensión profética como enormemente amplia del momento que vivimos. Hay algo en él, como hay algo en Enrique Vila-Matas y Roberto Bolaño, que me recuerda a la manera en que Dick estaba en el mundo, y es algo propio, único, genial".

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