Deception: chiste repetido

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Estrenada hace algunas semanas por el canal Warner, la serie presenta a Cameron Black (Jack Cutmore-Scott en su primer papel de mayor notoriedad), uno de los ilusionistas y escapistas más famosos del mundo que guarda un secreto: tiene un hermano gemelo, Jonathan, del que nadie sabe, lo que es su carta secreta en impresionantes trucos.


El Sherlock Holmes moderno de Elementary, los estafadores reformados de The mentalist y White collar, el detector de mentiras humano de Lie to me. En los últimos años, la televisión estadounidense encontró -o reencontró- un subgénero de series que se han convertido en un éxito: el de las policiales donde no son los detectives los que resuelven los casos, sino que particulares consultores con personalidades excéntricas, que suelen sacar de quicios a los policías. Humor y momentos de asombro son también parte de la receta.

Reportera del crimen y Monk están entre los primeros y mejores ejemplos de este estilo, que suele resultar en series muy entretenidas pero del que, al parecer, ya se está empezando a abusar. Y se puede tomar Deception como ejemplo.

Estrenada hace algunas semanas por el canal Warner (nuevos capítulos los martes a las 21.00 horas), la serie presenta a Cameron Black (Jack Cutmore-Scott en su primer papel de mayor notoriedad), uno de los ilusionistas y escapistas más famosos del mundo que guarda un secreto: tiene un hermano gemelo, Jonathan, del que nadie sabe, lo que es su carta secreta en impresionantes trucos.

Esto sale a la luz de la peor forma posible, cuando Jonathan tiene un accidente en auto y termina en la cárcel, acusado de asesinato. Su hermano, que queda al descubierto y desempleado, está seguro de que todo fue un montaje y quiere que el FBI lo ayude a investigar. Así, junto a su equipo termina convirtiéndose en consultor de la policía y usando los trucos que han perfeccionado en sus espectáculos para resolver los casos.

De aquí en adelante lo que viene es conocido: un crimen complicado por capítulo que se resuelve en los momentos finales, y un arco de fondo -el misterio del hermano encarcelado por un crimen que no cometió, los posibles romances- que se mueve lentamente.

El primer problema con que se topa la serie es una zancadilla que se hace sola: presenta un mundo que parece estar lleno de magos. Como para justificar la premisa, todos los casos que resuelve tienen algo que ver con trucos, engaños e ilusionismos. No hay robos normales, asesinatos comunes. Y es cierto que una serie que busca ser de liviana entretención puede adentrarse en terrenos más absurdos, pero no se entiende la necesidad de este pie forzado.

Además, por lo mismo, todos los casos deben resolverse con algún truco que con cada capítulo se va volviendo más esperable: el giro final tiene un sabor menos dulce cuando el espectador sabe que va a llegar. Por cierto que nada de esto importaría si la serie derrochara encanto, diversión y momentos sorprendentes, como sí ha sucedido con sus antecesoras, pero Deception no tiene suficiente de esto. Sí, es entretenida, se mueve a paso rápido y los personajes tienen algo de química, pero cuando se sigue una fórmula que ya se ha visto en varias otras series muy exitosas de los últimos años, es inevitable comparar, y esta se queda corta, confiando gran parte de sus fichas en los momentos tipo David Copperfield de cada capítulo, pero sin suficiente magia para ser el próximo gran éxito de un subgénero que quizás se está agotando, o a la espera de su próximo gran consultor

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