Succession: la familia es lo segundo

Succession es una de las series que han llegado a ocupar el espacio del domingo en la noche en HBO, ese que tiene como gran estrella a Game of thrones, que sigue en medio de su larga pausa antes de la temporada final.


En el inicio de Succession, la serie que HBO estrenó en todo el mundo el pasado domingo 3 de junio, la familia Roy se está preparando para una celebración. El patriarca, Logan Roy (Brian Cox) cumple 80 años y le harán una fiesta sorpresa de la que él no sólo está enterado, sino que para la que da instrucciones. "No quiero que me de un puto ataque cardíaco con la sorpresa, no quiero a nadie demasiado cerca cuando salga del ascensor. Distancia", le dice a su mujer.

Logan Roy no es un octogenario cualquiera, sino que es el lider de una megacorporación de medios y la cabeza de una de las familias más poderosas de Estados Unidos. Debajo de él hay tres hijos y una hija, incluyendo a Kendall, que ha puesto el trabajo por sobre todo lo demás y que ese día tiene otra preocupación en su cabeza: su padre le ha dicho que se va a retirar y que él quedará a cargo, algo que desea profundamente a pesar de que no parece tener demasiadas aptitudes para el negocio. Es demasiado inseguro, demasiado nervioso y sabe que no es tomado muy en serio por nadie y que todos -incluidos sus familiares- consideran que sólo está donde está porque es el hijo de su padre.

Succession es la historia de una familia en la que precisamente la familia pasó a segundo plano, porque todo está cruzado por los negocios, la lucha de poder, las alianzas y negociados hechos a espaldas del resto. Esa es la verdadera familia, no la que le canta cumpleaños feliz al padre, sino la que se sienta en una sala de reuniones a buscar maneras de ser más millonarios y a competir entre ellos mismos por ponerle el pie encima al otro.

Todos estos temas se hilan a través de un gran guión en que el drama y la comedia negra comparten espacio y en que no se le hace el quite a las situaciones incómodas, esas que hacen que den ganas de cerrar los ojos o de hacer que el tiempo pase más rápido. Esto es también gracias a una jugada opción por hacer que todos los personajes tengan mucho de detestables, manipuladores y traicioneros, sin entregar un héroe de corazón puro que lo va salvar todo al final.

Y si bien todas las actuaciones están en gran nivel, a momentos destaca la de Kieran Culkin, que hace del hermano relajado y sarcástico, un multimillonario que no se disculpa por serlo y que no tiene problema en ofrecerle un millón de dólares al hijo de un trabajador, con la condición de que logre hacer un home run en béisbol, y luego romperle el cheque en la cara cuando no lo consigue.

Succession es una de las series que han llegado a ocupar el espacio del domingo en la noche en HBO, ese que tiene como gran estrella a Game of thrones, que sigue en medio de su larga pausa antes de la temporada final. Para los que están contando los días antes de ese regreso, esta serie puede ser una buena forma de pasar la espera, porque si bien aquí no hay dragones ni batallas campales, las luchas por el poder y los dramas familiares logran una intensidad en que los Roy y los Lannister parecen cortados con la misma tijera, y con personajes buscando el mismo objetivo: tener el poder, caiga quien caiga.

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