Alberto Fuguet, cineasta y escritor: "Lo que yo busco en el cine es provocar onda, deseo y morbo"

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Alberto Fuguet.

El autor de Sudor vuelve a dirigir películas con Cola de mono, largometraje desatado y erótico sobre un muchacho que en una Nochebuena de 1986 despierta al sexo. El filme, que es bastante autobiográfico y retrata el paisaje del Chile de Pinochet, tuvo un adelanto esta semana en el Festival Amor y se estrena en el segundo semestre.


Hay ciertas historias que no congenian con la página de papel. A Alberto Fuguet (1964), que en la literatura ha vertido sus relatos más sexuales, lo pilló hace un tiempo una de aquellas tramas rebeldes. Iba a ser en principio un "bonus track" de su libro VHS, pero se le resistió hasta que se transformó en película. Es su nuevo largometraje y se llama Cola de mono.

"Esta historia funciona mejor en pantalla, tal como ciertos temas dan para documentales más que para reportajes en una revista", precisa el escritor y cineasta. Protagonizada por los hermanos Santiago Rodríguez-Costabal y Cristóbal Rodríguez-Costabal en los roles de los también hermanos Vicente y Borja, Cola de mono es a grandes rasgos la historia del despertar sexual gay de un muchacho de 17 años durante la Nochebuena de 1986.

La película ya tuvo su primer adelanto esta semana en el Tercer Festival de Cine Amor y tendrá su premiere internacional en el Outfest de Los Angeles en julio. "Sé que iremos a festivales de nicho gay, pero también a encuentros dónde se fijan en cine arte, lo que está bueno, porque Cola de mono no es una cinta excluyente", comenta Fuguet. La película debería estrenarse comercialmente a fin de año en el país.

Este es el sexto filme del autor de Música campesina (2011) y es su retorno al cine después de las narraciones No ficción (2015) y Sudor (2016), que desvirgaban su condición sexual gay. Los libros eran explícitos y vigorosos y, por lo que se observa en el adelanto de Cola de mono, la película recoge similar ferocidad en su homoerotismo. En esta historia ambientada mayormente entre las 3 de la tarde y las cinco de la mañana del 24 y 25 de diciembre del 86, Borja parece probar el sexo en todas sus formas de lucha. Además, es un declarado cinéfilo y seguidor de Stephen King. Es Fuguet en los 80.

¿Cómo recuerda su Nochebuena de 1986?

No me acuerdo tanto de esa noche pero sí de las Navidades de esos años, de todos los 80s. Vi muchas cintas icónicas esos 25 de diciembre, a veces solo, a veces con un amigo... Tiburón, ET, Volver al futuro, Alien... y así. Para mí la Navidad eran regalos y peleas y lata y calor y cola de mono y esperar el 25 para ir al cine. Cola de mono, a pesar de ser un thriller, es en extremo autobiográfica. Yo soy claramente Borja pero también un poco Vicente, el hermano bueno y más nerd, universitario. Cola de mono, en efecto, homologa mis navidades y la idea que, justo en verano, sobre todo a esa edad, uno está más erotizado. Intenta ser una cinta de Navidad distinta. Conversa con las cinta de ese tipo americanas, como Gremlins, pero a la chilena y con otras pulsaciones.

En el tráiler hay varias citas al cine de Brian de Palma, sobre todo a su filme Doble de cuerpo...

Es un remix de Brian De Palma y de otras cintas giallo (género de thriller italiano) americanas de los 80s. ¿Cuáles eran las cintas de éxito en esos años de represión? Curiosamente les iba muy bien a cintas de terror (Martes 13) y las llamadas slasher (subgénero del horror y el suspenso, con psicópatas) y todo lo que tenía que ver con sexo. Cola de mono se afinó mientras terminaba mi libro VHS que celebra ese cine, entre otros. Esa es la estética y sí: hay citas y referencias. Uno siempre cita, remixea, roba pero en películas más naturalistas, es más complicado o sutil. Soy fan del cine americano pero todas mis cintas terminaron teniendo estética y ritmo europeos. Cola de mono permite mezclar cineastas que me gustan, entre ellos De Palma.

¿Cola de mono es su despertar gay en el cine tras haberlo hecho en sus libros?

Yo creo que esa etapa parte con mi película Invierno, en julio del 2015, una cinta muy personal. Pero si, obvio que Cola de mono es personal. Es fome filmar cosas ajenas o con que no conecto. Es cierto que hay deseo o tensión homoerótica en No ficción y en Sudor aunque yo creo que también está en Missing y Por favor, rebobinar.Y la película Velódromo me parece ultra gay, pero es más implícita. Cola de mono es más explícita. A los actoresles decía que deseaba enfrentarme al comienzo de Carrie, con las duchas, pero con chicos. Filmar los cuerpos masculinos con deseo. Desde años se habla de la mirada hetero para explotar mujeres. Acá apostamos por algo distinto: hablamos con actores y todos querían verse bien con sus cuerpos y eso hicimos. Los filmamos con deseo, con respeto, con buena luz, con la meta que se vieran deseables. Yo siempre quería trabajar más el desnudo pero no tenía aliados; ahora hay una nueva generación que no tiene pudor y entiende que el cuerpo también es capaz de narrar.

¿Cómo elaboraron visualmente los años 80?

Usando la memoria pero no haciendo arqueología. Tampoco intentamos ser fieles, sino recrear unos 80 de cine, de la fantasía. Era una era post disco. El Chile de Pinochet está asociado al blanco y negro, pero no es así. Hubo ciertos colores, pauteados desde la tele, el pop y la ropa kitsch de Lucía Hiriart. Cola de mono no es acerca de la represión directa de Pinochet sino de la familia y quizás hasta de la Iglesia. Probablemente en esa época Karadima estaba en su peak de abusos, pero además existía el pavor de ser raro, de ser gay, de ser cola.

¿Tras Una mujer fantástica puede haber más aceptación para el cine de minorías sexuales?

Espero que la gente siempre quiera ver una cinta que les llame la atención. Siempre es importante ir más allá, obvio. A veces el cine queer se enreda y desea ser didáctico. Acá quise hablar de piel y deseo. Que sea sexy, cómica, fuerte, densa y funcione. Esto no es un documental que llama a la tolerancia. Me interesa la tolerancia en el espacio público, pero en cine lo que yo deseo es provocar onda, morbo, deseo. Eso para mi es el cine ante todo, luego se ve de qué se trata. Las cintas de despertar sexual heterosexuales funcionan así: uno conecta con la pasión que quema al protagonista.

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