No me las toquen: de padres e hijos

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Es un agrado ver una película de adolescentes en estas lides, que trate a sus personajes con respeto y humanidad.


Películas de adolescentes que quieren perder la virginidad hay por montones. Las rutinas siempre son las mismas, la escatología no varía, el alcohol siempre es desenfrenado y el sexo acelerado. En el caso de No me las toquen (Blockers), los elementos son los mismos pero el resultado es mucho más refrescante, humano y divertido de lo esperado, además de ser bienvenido que sean mujeres adolescentes quienes viven la aventura, rompiendo desde el inicio la fórmula clásica.

Esta es la historia de tres amigas, Julie, Sam y Kayla, quienes han decidido que en la noche de su baile de graduación perderán la virginidad. Sus respectivos padres, cada uno con sus respectivos problemas, descubren el plan y se lanzan en una carrera para evitar que hagan algo de lo que luego se arrepentirán. Por supuesto que no hay nada para arrepentirse y el sexo no es tan tremendo como todo el mundo lo quiere poner.

Es un agrado ver una película de adolescentes en estas lides, que trate a sus personajes con respeto y humanidad. Otro acierto es que la historia se tome su tiempo para demostrar lo equivocados y acertados que están tanto padres como hijos, ya que ninguno sabe llevar a cabo su respectiva labor y es que ese tipo de cosas se aprenden con ensayo y error.

Dirigida por Kay Cannon, guionista de la serie 30 Rock, el peso de la historia cae en especial en los padres, Leslie Man, John Cena y Ike Barinholtz, quienes demuestran buen timing cómico, con un lado humano y cálido. Y aunque es una historia de camino a la adultez de los más jóvenes, también aquí los padres aprenden.

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