Biógrafo de Leonardo da Vinci: "Fue un inadaptado auténtico, era hijo ilegítimo, homosexual, zurdo, vegetariano y se distraía"

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Walter Isaacson, quien anteriormente retrató a personajes como Henry Kissinger, Steve Jobs y Benjamin, reconstruye la vida de quien es considerado el padre del Renacimiento.


La editorial Debate publicó en español la biografía de Leonardo da Vinci escrita por Walter Isaacson, un libro que se basa en los miles de manuscritos que dejó da Vinci entre 1452 y 1498. Isaacson reconstruye la vida del pintor, inventor, científico y arquitecto considerado el padre del Renacimiento, destacando por sobretodo cómo su curiosidad insaciable, su capacidad de observación y su imaginación, pueden estar al alcance de cualquiera: "Todos podemos ser un poco Leonardo da Vinci", dice  Isaacson a Agencia EFE.

La vida, dice el autor, "se vuelve más emocionante cuando somos más observadores; ese fue el secreto de la genialidad de Leonardo", quien un fue un genio, pero "muy humano" que se distraía muy fácilmente: "esa era una de las razones por las que se interesaba por todo y saltaba de un tema a otro. Pero también sabía la manera en la que centrarse atentamente en la forma en la que el agua pasaba a través de un objeto en un río".

De acuerdo a la investigación de Isaacson, el artista renacentista fue un "inadaptado auténtico": era hijo ilegítimo, homosexual, zurdo, vegetariano, se distraía..., pero también era "el más divertido y apasionado por cualquier tema. Le encantaba inventar instrumentos musicales, utilizar aplicaciones matemáticas, pintar La última cena o diseccionar un corazón humano", explica el escritor.

Los mismos factores que lo hacía diferente a los otros niños, le permitieron desarrollar su genialidad: fue a vivir a Florencia -una ciudad muy tolerante para la época-, no recibió educación formal por ser hijo ilegítimo y su vida coincidió con la masificación de la imprenta: "Leonardo quería saber todo lo que puede saber sobre todos los campos que existían", desde el arte a la anatomía, desde las máquinas voladoras a la zoología: por eso es "el genio creativo por excelencia y es la razón por la que escribí sobre él", recalca Isaacson.

Sin embargo, en simultáneo con su reputación como genio, era conocido como alguien que no terminaba sus proyectos y no entregaba los trabajos a los mecenas que lo financiaban. Da Vinci se caracterizaba por ser perfeccionista y, por ende, dedicar mucho tiempo a cada obra: estudió los músculos del cuello y experimentos de anatomía por más de 30 años, y nunca completó el primer retrato que le encargaron: la Mona Lisa o Gioconda.

Estuvo 16 años pintando el famoso cuadro que actualmente está en el Museo del Louvre en París: "añadió una y otra capa para perfeccionar sus labios" y que, a su muerte, seguía en su estudio.

El escritor afirma que del gran legado de da Vinci hay que rescatar su capacidad de observación: "Debemos detenernos a observar con más atención en lugar de coger nuestro teléfono móvil rápidamente y buscar en Google lo que sea o mirar el último mensaje de texto que ha entrado".

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