Todo lo contrario: las obras y detalles de las casas de Nicanor Parra

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La muestra Quite the opposite, disponible en la Facultad de Arquitectura de la UC, reproduce 300 trabajos y presenta planos de La Reina y Las Cruces.


A cuatro meses de su muerte, ocurrida el pasado 23 de enero, Nicanor Parra parece presente en todo. "Lindos los funerales de don Nica?", se lee en una frase que pareciera escrita por otro. Pero es del poeta, parte de una de sus Bandejitas de La Reyna.

Son más de 300 obras, entre Bandejitas, Tablitas de Isla Negra y Trabajos prácticos, que incluyen material inédito y desconocido, y que ahora se reproduce en la exposición Quite the opposite.

Cuando el año pasado le preguntaron a Parra cómo se imaginaba un antimuseo, el autor respondió: "Quite the opposite". Pensaba en todo lo contrario a un museo tradicional.

Quite the opposite exhibe además una serie de planos tras el levantamiento realizado a sus casas de La Reina y Las Cruces. Inaugurada el viernes pasado, la muestra está disponible en el Campus Lo Contador de la Universidad Católica, ubicado en El Comendador 1916, Providencia.

El trabajo, efectuado por nueve alumnos de título y magíster de la carrera de Arquitectura, es dirigido por los docentes Pedro Correa y Emilio de la Cerda, actual subsecretario del Patrimonio del Ministerio de las Culturas. La labor, guiada por Cristóbal Tololo Ugarte, nieto del antipoeta, incluyó el registro detallado de las propiedades que más ocupó el Premio Cervantes 2011.

Parra adquirió el terreno de calle Julia Bernstein, en La Reina, en 1958, lugar donde murió a los 103 años. Y en Las Cruces, ubicado en calle Lincoln 113, donde está enterrado, se estableció en sus últimos 20 años.

"Solo se ha hecho el levantamiento de dos casas porque el nivel de demanda es muy alto", señala De la Cerda, quien no descarta que también se obtengan planos de los otros dos inmuebles del autor: Huechuraba e Isla Negra.

"Estoy muy contento porque he visto cómo los alumnos de arquitectura están proponiendo nuevos usos de las casas de La Reina y Las Cruces", dice Tololo Ugarte. "Esto ayudará para conservarlas y activarlas con una nueva vida", agrega el hijo de Colombina Parra. Ayer, su madre participó en la inauguración de una exposición con obras de su abuelo, en el Museo Vasco de Arte Contemporáneo, en España.

Materiales nuevos

Con polémica incluida y la presencia del poeta recitando El hombre imaginario se abrió, en el Centro Cultural La Moneda, la muestra Obras públicas, en 2006. La puesta en marcha del trabajo estuvo a cargo de Colombina Parra y Hernán Edwards. El registro de ese material completo, además de lo que no se exhibió al público, es lo que se reproduce en las más de 300 imágenes ahora parte de Quite the opposite.

Por ejemplo, hay un par de Trabajos Prácticos con la portada del libro Lear, Rey & Mendigo (2004), donde Parra es protagonista. Hay frases, con la misma imagen, pero diferentes carteles: "Chao chao, queda pendiente el postre & el Kfé". Otro dice simplemente: "Nos vemos".

En el Campus Lo Contador también se pueden apreciar planos generales, de alzados interiores y de diferentes secciones. A fines de los 80 Parra compró la casa de Las Cruces, ubicada en el barrio El Vaticano. Antes había adquirido una propiedad vecina que llamó el Castillo Negro, y que se incendió. "Entonces en ese nuevo hogar, el poeta habilitó el segundo piso", agrega De la Cerda.

En la muestra igualmente hay planos de objetos. De Las Cruces, se pueden ver desde máquinas de escribir, guitarras y crucifijos, hasta su auto Volkswagen escarabajo, que dejó de manejar cuando cumplió 100 años.

Mientras en los planos de La Reina hay detalles de la construcción por etapas. Lo que originalmente fue una cabaña, luego se amplió con la Capilla literaria y la Pagoda, lugar donde mantenía su biblioteca. "Las casas y cosas están estrictamente ligadas. Parra compraba material de demoliciones, guardaba de todo, como acumulador, no como coleccionista, porque veía en estos objetos posibles trabajos futuros", cuenta De la Cerda. "Nunca cambió, por ejemplo, las tablas de madera del piso en La Reina, porque decía: 'Cómo, si acá bailó cueca la Violeta Parra'", relata De la Cerda, y dice que las pircas (muritos bajos) del camino de entrada fueron hechas por Roberto Parra y los adoquines del patio los instaló el artista Ronald Kay.

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