El libro que revivió el genocidio olvidado del Rey Leopoldo

maxresdefault

El fantasma del Rey Leopoldo, del historiador y periodista estadounidense Adam Hochschild, se ha convertido en un clásico sobre la historia reciente de África. Publicado originalmente en 1998, la obra es reeditada en español por editorial Malpaso.


¿Qué sucedió en el Congo entre 1885 y 1908? Los libros de historia recuerdan que luego de la Conferencia de Berlín, donde las potencias europeas se dividieron el territorio africano, el llamado Estado Libre del Congo fue cedido al Rey Leopoldo II de Bélgica. Durante 23 años fue administrado como su territorio personal y si bien el monarca nunca lo visitó, supo aprovechar sus riquezas. Pero la realidad va mucho más allá de los simples enunciados enciclopédicos, y fue eso lo que intentó hacer el historiador estadounidense Adam Hochschild en su libro El Fantasma del rey Leopoldo, publicado inicialmente en 1998 y que acaba de ser reeditado en español por editorial Malpaso. Descrito por The New York Times como la versión real de El Corazón de las Tinieblas de Joseph Conrad, el libro es un dramático relato sobre uno de los mayores genocidios de la historia, que los sucesos posteriores como la Segunda Guerra Mundial o las purgas estalinistas terminaron olvidando.

"No sabía casi nada de la historia del Congo hasta hace unos pocos años, cuando noté una nota a pie de página en un libro que estaba leyendo (…) La nota era una cita de Mark Twain, escrita, según decía, cuando había sido parte de un movimiento mundial contra el trabajo esclavo en el Congo, una práctica que le costó la vida a entre ocho y diez millones de personas. ¿Un movimiento mundial? ¿Ocho a diez millones de vidas? Estaba impactado (…) incluso si el número fuera la mitad de ese, el Congo habría sido uno de los mayores terrenos de matanzas de la historia moderna", escribe Hochschild en la introducción del libro. La obra es un proceso de descubrimiento no sólo para él sino también para el lector. Pero Hochschild no busca escribir un libro de denuncia sino se limita a traer a la luz, con un riguroso trabajo de investigación, un periodo hoy olvidado, pero que en su momento motivó la primera gran campaña mundial en defensa de los derechos humanos.

El libro cuenta la historia de los hombres que se movilizaron a fines del siglo XIX y principios del XX para denunciar los crímenes que se estaban cometiendo en el Estado Libre del Congo, como Edmund Morel –un joven de origen francés que se dedicó a formar un movimiento de denuncia de alcance mundial- o Roger Casement, el irlandés que denunció ante el Parlamento británico lo que sucedía en el Congo –y que inspiró El sueño del celta de Mario Vargas Llosa. Pero principalmente relata la historia de esos 23 años en que el Rey Leopoldo manejó el Congo como su feudo. En ese periodo, la población se redujo a la mitad y al menos 8 millones de personas murieron. Algunos por los malos tratos y los golpes recibidos por sus capataces en las plantaciones de caucho; otros por las enfermedades traídas por los europeos, y otros tantos, simplemente de hambre porque el ejército del rey arrasaba cosechas o se apropiaba de ellas para su consumo durante sus campañas.

El libro se basa principalmente en fuentes secundarias y, como dice el propio Hochschild, en los cientos de diarios que los propios europeos dejaron de sus viajes a Africa –no hay aquí, sin embargo, recuerdos de los propios congoleños porque estos no dejaron ningún registro escrito- y se lee como una novela cargada de personajes complejos y contradictorios. Uno de ellos es Henry Morton Stanley, el famoso periodista y explorador británico inmortalizado por su búsqueda del desaparecido David Livingston, un personaje que según Hochschild pone al servicio del Rey Leopoldo su propia fama para ocultar la tragedia del Congo y para convencer a cientos de jefes tribales a ceder sus territorios al monarca belga. Como recuerda The New York Times, Stanley apoyó la campaña mundial de lobby que se puso en marcha para que el Rey obtuviera el reconocimiento diplomático de su colonia. Y en un principio su campaña tuvo efecto.

Finalmente, sin embargo, como relata la obra la presión internacional de movimientos como el de Morel -apoyado por figuras como el propio Mark Twain o Arthur Conan Doyle-, el dramático informe de Casement ante el Parlamento británico e incluso la novela El Corazón de las Tinieblas de Joseph Conrad, publicada en 1899, tuvieron efecto. En 1908 el Rey Leopoldo, acosado por las denuncias en su contra tuvo que desprenderse de su territorio y cederlo al gobierno belga. Pero antes de hacerlo, según Hochschild, intentó borrar la historia. "Los hornos cerca del palacio real ardieron por ocho días convirtiendo en humo y cenizas los registros del Congo", según sostiene el libro, mientras el monarca sentenciaba: "Les daré mi Congo, pero no tienen derecho a saber lo que hice allí".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.