Nicanor Parra: del taller al antimuseo

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"Ambas tienen una importancia fundamental para Chile y ya es un hecho que su destino es ser conservadas como museos", dijo Tololo Parra sobre las casas de Las Cruces y La Reina.


El taller de la UC sobre las casas de Parra tiene un nombre que, sin querer, se lo puso el poeta. Hace cuatro meses, el arquitecto Emilio De la Cerda le preguntó cómo debiera ser un antimuseo. Después de pensar un rato, Parra respondió: "Quite the opposite". "Fue algo tirado a la pasada, pero hacía sentido; era una clave: él nos decía 'así no', 'al contrario', 'es otra cosa'. Como su obra, aquí se trata de dar vuelta y ver de otro ángulo. Por eso el taller se llama Quite the opposite. Es un toque se subversión", dice De la Cerda. Durante un año, los ocho alumnos harán trabajo en terreno -para levantar planos y hacer un registro de lo inmueble- y luego diseñarán un proyecto de arquitectura sobre cómo usar esos espacios. Serán ocho respuestas a qué hacer con esas casas.

El Tololo dice que ya es claro que al menos las casas de La Reina y Las Cruces serán museos. "Ambas tienen una importancia fundamental para Chile y ya es un hecho que su destino es ser conservadas como museos. La de La Reina hay que conservarla tal cual, porque es una obra de arte en sí misma. Es el legado de mi abuelo y no se puede extinguir. Y la de Las Cruces no puede ser otra cosa que un museo porque ahí está su tumba".

Una fundación para Parra

En estos días, y con más intensidad tras conocerse el testamento de Parra, ha quedado la idea de una pelea mezquina, de una disputa familiar por los bienes del poeta. "Nada más ajeno a la realidad", dice el Tololo. Con él coincide el abogado de la familia, Luis Valentín Ferrada: "Nicanor me lo dijo muchas veces: él nunca pretendió privilegiar a Colombina sobre sus hermanos, sino que a ella le iba a dar la misión de conservar su obra y sus dos propiedades más importantes -La Reina y Las Cruces- para convertirlas en patrimonio cultural del país. Está así escrito también en sus cuadernos".

La manera de ejecutar esa idea, continúa el abogado, fue dejar a Colombina como heredera de casi el 60% de sus bienes. "Convertirla en albacea y conservadora de ellos, pero no para hacerla a ella más rica sino con el fin de ponerlos a disposición del patrimonio cultural de Chile. Eso requiere mucha generosidad. No sólo porque es renunciar a bienes que pueden tener un valor económico y transformarlos en un bien de todo el país. También es autoimponerse al largo plazo una misión de trabajo a la que hay que consagrarse la vida entera".

Ello requerirá formar una fundación. Tololo cuenta que ya se ha estado trabajando en eso junto al departamento jurídico de la Universidad Católica y al abogado Ferrada. Que incluso ya está redactada.

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