Ignacio Szmulewicz, historiador y crítico de arte: "Falta colocar el arte en el centro del plan regulador de la ciudad"

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El especialista del Centro Cultural La Moneda dice que la Comisión Nemesio Antúnez del MOP tiene poca incidencia a la larga en los espacios públicos.


La visión del historiador y curador de arte Ignacio Szmulewicz (1986) es bastante clara. Sabe que lo sucedido con Ícaro y Dédalo de Rebeca Matte, "es un accidente". Lo que él prefiere es apuntar sus dardos a un problema de fondo que se relaciona estrictamente con el concepto de arte público en Chile. Específicamente con la preservación del patrimonio nacional.

"Es lamentable. Quiero decir que no se necesita que un camión rompa una escultura para que nos demos cuenta de que el patrimonio está en peligro y no sólo por aspectos geológicos, sino por el poco cuidado".

-¿Por qué cree Ud. que causó tanto malestar?

-Creo que la reacción tiene que ver, no con el interés del patrimonio, si no con la Fórmula y toda la logística que significó.Pero no creo que ahora, de la noche a la mañana, una parte de la ciudadanía este molesta porque golpearon una escultura que es importante. Es un accidente y los accidentes se remedian. Ojalá que esto sirva para darnos cuenta de que hay obras que están en terreno de nadie.

-¿Existe el concepto de arte público en Chile?

-Hay una cosa que tiene que ver con el patrimonio, me refiero a monumentos que están en las calles. Hay personas, intelectuales, que llaman a eso arte público. Pero yo también me refiero a una vertiente del arte contemporáneo en Chile, y esa es bastante acotada. Ejemplos son Sine qua non, de Ángela Ramírez, o la Geometría de la conciencia, de Alfredo Jaar. También hay un terreno intermedio, que es el de la escultura en espacios urbanos que son por ejemplo las obras que están en el Metro, las de la Comisión Nemesio Antúnez (CNA), las que auspician municipalidades. Estas son esculturas que tienen escalas mayores, con elementos urbanos o ciertas temáticas, pero casi nada que se produce tiene que ver con la ciudad, más bien ella es sólo el soporte.

-En ese sentido, ¿qué le parece el rol de la Comisión Nemesio Antúnez del MOP?

-Me parece excepcional, pero creo que tiene muy poca incidencia con respecto al proyecto general. Los espacios que se le asignan son residuales. Los artistas y la gente no se involucra tanto con los arquitectos, los planificadores urbanos.

-¿Hace falta un plan que unifique arte y urbanismo?

-Totalmente. Lo que falta como ciudad es colocar el patrimonio, arte, arquitectura patrimonial y museos en el centro del plan regulador. Que se oriente a cuidar la identidad y la memoria de las ciudades. Si un plan se altera constantemente, entonces no se respeta la memoria ni la práctica artística. Y si no está eso al centro del debate no se va a preservar jamás.

-Actualmente ¿qué lugar ocupa el arte en la ciudad?

-Se tiende a colocar de una manera accesoria en el desarrollo urbano. Aunque hay proyectos que los han conjugado de manera orgánica, como el Parque de las Esculturas de Providencia. Por otro lado, estamos fregados porque el arte no tiene que luchar tanto con la arquitectura, sino que con la publicidad. Cuando colocas una obra, luchas para que alguien la vea, pero enfrente hay publicidad de 30 metros de Coca-Cola.

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