Así es Mother, la pesadilla femenina de Aronofsky

La última apuesta del director de Black swan juega con el terror, el infierno en la tierra y la perspectiva de una mujer frente al mundo y la biblia.


Disfrazada de terror, alegoría bíblica y feminista, la película protagonizada por Jennifer Lawrence y Javier Bardem deja una perturbadora sensación al abandonar la sala. La historia de un matrimonio compuesto por un poeta y su musa inspiradora, quienes viven en una casa retirada de la urbe, avanza lento, pero con un comienzo que asoma interesante: empiezan a suceder cosas extrañas entre ella y su marido, con quien parece tener una relación un tanto disfuncional.

Llega, al lugar de retiro del escritor, una visita inesperada y desagradable, seguida por el sufrimiento personal de la protagonista, que comienza a experimentar disgustos que van desde lo más personal y cotidiano a lo más íntimo e incluso simbólico -por ejemplo, algunas manchas de sangre que uno no descubre qué son sino hasta el final.

En un punto, Mother se transforma en una película que toma un vuelo insospechado y muestra su verdadera cara: alegórica y crítica. Lee la biblia en citas claves, pero también dibuja una lectura sobre el machismo, la existencia de un dios y el rol de la mujer en las cosmovisiones clásicas. Algunos han interpretado también el personaje de Lawrence como una representación de la tierra y el de Bardem como el hombre y su poderío destructivo.

Lo cierto, es que el lente persigue insistentemente a Lawrence y se mueve como un péndulo que pretende, a punta de simbolismos, ofrecer un viaje entre reflexiones que se grafican pasando del gore a lo freak o derechamente críptico. Rompe también algunas máximas del cine clásico sobre el final y entrega una sensación de angustia que solo es aliviada con la peor de las noticias.

Aronofsky planteó muchas preguntas con Black swan, qué duda cabe. Acá, con seguridad, deja interrogantes acompañadas de múltiples interpretaciones y sin sentidos que pueden invitar al terror extremo, al llanto o a la risa e incluso el enojo si no se es capaz de abstraer en la cabeza propia lo que se está viendo en pantalla, aceptar una propuesta que a veces parece ser más una obra de teatro que un film.

Aquella decisión de dejar en el espectador el millón de lecturas que puede tener la obra (meta-citada en algún pasaje por el personaje de Bardem), la acompaña con efectos visuales que son puestos al servicio de una historia asfixiante, con actuaciones, muy destacadas como la de la protagonista.

Mother es mucho más ambiciosa que el promedio de los estrenos de estos tiempos. A ratos es también desconcertante. Jamás, intrascendente o insoportable. Mucho menos, hecha para dejar indiferente a la audiencia.

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