Piratas del Caribe regresa luego de la tormenta

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La taquillera saga estrena este jueves su quinta película, La Venganza de Salazar. Nunca antes la franquicia de Disney había enfrentado tantos problemas, como los conflictos detrás de cámaras de su protagonista, Johnny Depp, y un hackeo que ahora investiga el FBI.


El 18 de marzo de 1967, Disneyland inauguraba lo que se transformaría en una de las atracciones más reconocibles de sus parques, Piratas del Caribe. La experiencia fue una de las últimas obsesiones creativas de Walt Disney, quien falleció tres meses antes que esta abriera sus puertas. La atracción, si bien tecnológicamente avanzada para la época, es -hasta hoy- bastante simple: un recorrido en bote en medio de animatronics que recrean una época de piratas y corsarios.

Hoy, 50 años más tarde, el mismo título probablemente no lleve de inmediato a pensar en un recorrido de un parque de diversiones, sino en una de las franquicias más taquilleras de Hollywood en el siglo XXI.

Pocos -por no decir nadie- vislumbraba en 2003 cuando Disney estaba próximo a estrenar la primera cinta de la saga, que de un concepto tan básico se pudiera desprender una película de más de dos horas de duración, y con US $ 140 millones de presupuesto. Pero Piratas del Caribe: La maldición del Perla Negra fue un éxito; se llenó de elogios, recaudó más de US $ 654 millones y le significó a Johnny Depp, quien ya contaba con una abultada filmografía, su primera nominación al Oscar, gracias a su icónica interpretación como el carismático capitán Jack Sparrow.

Como cualquier triunfo cinematográfico, la apuesta fue sólo el primer capítulo de varias secuelas, que han recaudado US $ 3.700 millones en todo el mundo. Pero si bien el éxito económico ha mantenido la franquicia a flote, la crítica nunca volvió a respaldar la saga de la misma forma en que lo hizo en sus inicios. El cofre de la muerte (2006) y En el fin del mundo (2007) recibieron reseñas dispares, mientras que una reinvención con varias incorporaciones al elenco, Navegando aguas misteriosas (2011) fue duramente criticada.

Pero con números millonarios que la avalan, la franquicia no permaneció dormida por siempre. Seis años después de la última entrega, este jueves se estrena en Chile la quinta película de la saga, Piratas del Caribe: La venganza de Salazar, que se presenta como un regreso a las raíces de la historia -y a buena parte del elenco original-.

La historia sigue a un Jack Sparrow en decadencia, sin un barco y con una tripulación que se prepara a abandonarlo. Además, se ve nuevamente atrapado por su pasado cuando el fantasma de un ex rival, Armando Salazar (Javier Bardem), regrese de la muerte para darle caza. Sparrow será ayudado por Carina Smyth (Kaya Scodelario), una astrónoma, y Henry (Brenton Thwaites), hijo de su antiguo aliado Will Turner (Orlando Bloom), quien busca deshacer la maldición que tiene condenado a su padre a vivir bajo el mar. Entre los tres iniciarán la búsqueda del Tridente de Poseidón, que puede ayudar a cada uno con sus predicamentos.

Pero a pesar de las altas expectativas en torno a la cinta (que costó US $ 230 millones) y a la presencia de una figura como Paul McCartney (que encarna al tío de Sparrow), el camino a la pantalla grande fue el más tormentoso que haya vivido la franquicia de Disney.

Depp y los otros piratas

Entre la cuarta y quinta parte de Piratas del Caribe, Johnny Depp ha parecido estar lejos de los mejores días de su carrera, anotándose más fracasos que triunfos. El irregular desempeño en la pantalla grande vino acompañado de reportes de un comportamiento errático detrás de cámaras, que hoy lo tendrían en serios problemas financieros. Problemas que además habrían afectado la filmación de la nueva película de Piratas… en 2015.

Según un amplio reportaje de la revista The Hollywood Reporter en mayo, parte del equipo de producción denunció que el actor se presentaba constantemente tarde a las grabaciones, dejando a cientos de extras esperando su aparición por horas para poder trabajar. A eso se habría sumado un consumo excesivo de alcohol, que según algunas fuentes, fue responsable de un accidente que tuvo en el set y que lo tuvo dos semanas fuera. Si bien los mismos testimonios aseguran que Depp estaba de buen humor cuando aparecía, también afirman que el actor se enfrascaba en violentas discusiones con su entonces mujer, la actriz Amber Heard -ambos se divorciarían en 2016 en medio de un escándalo de violencia-.

Pero ese no fue el único problema de la producción, que además se enfrentó al gobierno de Australia -donde filmaron- y a grupos animalistas por la utilización de monos capuchinos, considerados peste en ese país, y a verdaderos "piratas": la semana pasada, un grupo de hackers aseguró haberse hecho de una copia de la película, y amenazó con hacerla pública si es que Disney no pagaba una cantidad de dinero no revelada. La compañía se negó y anunció una investigación junto al FBI para encontrar a los responsables.

En lo que respecta al futuro, en algún momento se rumoreó que La venganza de Salazar sería el último capítulo. Pero una escena post-créditos deja todo listo para una nueva entrega, si es que la nueva película logra repetir el éxito de sus antecesoras.

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