La familia se reúne: Ford Coppola y compañía a 45 años de El Padrino

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Este fin de semana, el director y parte del elenco central del filme -excepto por el fallecido Marlon Brando- se reunieron en Tribeca. Invitados al festival de cine fundado por Robert de Niro, recordaron anécdotas de la adaptación en 1972 de la novela de Mario Puzo, la que a pesar del escepticismo del estudio Paramount, se convirtió en una de las películas más elogiadas e influyentes del cine mundial.


Era 1968 y nadie estaba demasiado convencido de que el guión que Mario Puzo le había vendido por 12 mil dólares al productor Robert Evans, y que llevaba simplemente el título de Mafia, funcionara en la pantalla grande. Ni el estudio involucrado, Paramount Pictures; ni el director escogido por su ascendencia italiana, que había sido la última opción luego de barajar una larga lista de figuras destacadas que declinaron, entre ellos Sergio Leone y Peter Bogdanovich, y tampoco uno de los actores principales, el desconocido actor de teatro Al Pacino.

"Las películas de la mafia no funcionan en el mercado", decían los ejecutivos de Paramount en ese entonces, luego del fracaso de taquilla que les había significadores mismo año, el filme La hermandad, protagonizada por Kirk Douglas y dirigida por Martin Ritt, sobre un grupo de mafiosos en Palermo. Sin embargo, el inesperado éxito que supuso dos años después el texto de Puzo terminado como novela con el nombre de El Padrino, y que lo mantuvo en el primer lugar de ventas del diario The New York Times durante 67 semanas, cambió las expectativas de Paramount, que terminó aprobando el proyecto.

La clave sería que, a diferencia de La hermandad, el equipo fuera integrado por auténticos italoamericanos. "Tiene que sentirse el olor a spaguetti", sostenía el productor Evans. Lo primero fue confirmar a Francis Ford Coppola como director de la cinta, quien estaba quebrado luego de la mala recepción que tuvo su filme The rain people. Coppola aceptó rodar el guión de Puzo rápidamente y por un presupuesto mínimo.

Contra todo pronóstico y luego de varios baches, El Padrino se convirtió en la película más taquillera de 1972 y en una de las obras más elogiadas de todos los tiempos. Ese año ganó tres Oscar en las categorías de Mejor película, Mejor actor (Brando) y Mejor guión adaptado (Puzo-Coppola), además de recibir otras siete nominaciones que incluyeron a Pacino, Robert Duvall y James Caan, como mejores actores secundarios, además del propio Coppola como mejor director. El éxito se extendió a dos secuelas: El Padrino II (1974) y El Padrino III (1990).

Al cumplirse 45 años del estreno, el elenco histórico del filme se reunió el sábado en el Radio City Music Hall, durante el Festival de Cine de Tribeca, para recordar viejas anécdotas y confirmar la mitología tras el rodaje. La invitación fue hecha por el director del certamen, Robert De Niro, quien actuó en El Padrino II como un joven Vito Corleone.

El encuentro contó con buena parte del elenco: Al Pacino (Michael Corleone), James Caan (Sonny), Robert Duvall (Tom Hagen), Diane Keaton (Kay Adams) y Talia Shire (Connie Corleone), además del propio Coppola en el rol del padrino real, a falta del de la ficción, el fallecido Marlon Brando. Moderada por el cineasta Taylor Hackford, la conversación fue precedida por la proyección maratónica del filme y su secuela.

"Hacía años que no la veía. La última vez fue para la restauración del filme. Ha sido muy emotivo", partió contando Coppola, quien además confirmó su negativa impresión inicial del guión de Puzo. "La primera vez que supe de él fue porque estaba en el top del ranking de The New York Times y lo primero que pensé fue que era una visión política sobre la mafia. Después de leer el guión no me pareció bueno, lo encontré demasiado largo y recuerdo que por lo menos un tercio de éste versaba sobre la anatomía de Lucy Mancini (personaje secundario). Estaba un poco frustrado", señaló el director.

La primera parte de la conversación se enfocó justamente en el inesperado éxito que tuvo la cinta, cómo impulsó la carrera de todo el equipo y los obstáculos que debió enfrentar Coppola, entre ellos la resistencia del productor Robert Evans al casting. No era ningún secreto que quería echar de buenas a primeras a Al Pacino y poner en su lugar a alguien como Robert Redford. "Escucha, hay sicilianos rubios y de ojos azules. Los franceses estuvieron allí durante 200 años", le dijo a Coppola, recordó éste frente a la audiencia.

A su vez, Pacino tampoco estaba tan entusiasmado. "Primero me ofreció el rol de Michael, pero yo hubiese preferido a Sonny, ahí estaba toda la acción", dijo y luego se sintió a prueba constantemente. "Yo no dejaba de audicionar, ni siquiera cuando estaba ya rodando la película. Le decía a Francis 'Hey, no te preocupes, ya trabajaremos juntos en alguna otra cosa', pero él me insistía: '¡No, te necesito a ti!".

El actor de Perfume de mujer también reveló cómo con Diane Keaton se emborracharon tras la escena de la boda. "Eramos actores de teatro y no estábamos acostumbrados a filmar, todo tenía un toque surrealista", dijo Pacino. Mientras Keaton contó que todavía hoy no está segura por qué fue escogida para el papel de la esposa de Michael, y que alguien le dijo que era porque Coppola la encontraba "excéntrica". Ante ello, Coppola explicó: "Te había visto en Lovers and the strangers y te encontraba excéntrica, pero en el buen sentido. El objetivo era cómo hacer interesante el estereotipo de una mujer WASP (siglas para blanca, anglosajona y protestante) y apareciste tú", dijo el realizador.

Sobre el personaje de Connie Corleone, interpretado por su hermana Talia Shire, Coppola relató que no siempre le pareció perfecta para el papel, "aunque fuese también una hermosa y poderosa chica italiana". Y reveló que Shire tuvo la idea de que Kay (Keaton) tuviera un aborto involuntario en la segunda parte, que simbolizara su salida de la "mafia siciliana".

Las anécdotas divertidas vinieron de James Caan y Robert Duvall, quienes recordaron las inesperadas salidas de Marlon Brando en el set, como cuando, sin planearlo, tomó en sus brazos a un gato que merodeaba en la filmación y lo acarició mientras decía sus amenazantes primeras líneas; o la vez que junto a Duvall hicieron, durante el rodaje, una competencia de traseros desnudos, donde la anatomía de Brando le ganó por lejos.

Más allá del éxito de taquilla que superó con creces la inversión -el presupuesto fue de US$ 7 millones y recaudaron US$ 245 millones-, Coppola logró hacerse de un nombre dentro de la industria con un filme que aún hoy sigue siendo referente del género. La clave fue justamente ir más allá del conflicto entre mafiosos y concentrarse en los dilemas humanos: la traición, la lealtad, el amor, la muerte y cómo la sangre de la familia siempre tira pese a todo.

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