Inti-Illimani Histórico y Quilapayún celebran unidos sus obras cumbre

Inti

Las bandas tocarán en conjunto La cantata Santa María de Iquique y Canto para una semilla. La fecha del festejo doble es el 19 de mayo, en el Teatro Municipal de Santiago.


Compartieron el exilio, su mirada de la vida, las canciones, hasta las separaciones, pero ante todo: la amistad. "En el Inti Illimani Histórico tenemos a nuestros amigos de siempre, es una cosa muy de familia, estamos muy hermanados por muchos lados. Yo iba a veranear a Roma a la casa de Horacio Durán, nos une una amistad entrañable", cuenta Eduardo Carrasco, miembro fundador de Quilapayún.

Eso mismo fue lo que los juntó en 2004 cuando se despacharon tres conciertos en el Estadio Víctor Jara, con disco en vivo incluido (Inti + Quila música en la memoria). Si aquella ocasión fue un momento histórico para la música chilena, hoy el objetivo parece aún mayor: ambos grupos interpretarán juntos por primera vez en sus más de 50 años de historia dos obras cumbres de la Nueva Canción Chilena: "La cantata Santa María de Iquique" (Quilapayún) y "Canto para una semilla" (Inti Illimani), en el Teatro Municipal este 19 de Mayo (entradas en página web del Teatro).

"Es un acontecimiento importante, porque nunca en nuestros 50 años de historia, y en los 50 y tantos de Quilapayún, habíamos hecho esto en conjunto. Mezclaremos nuestras habilidades en conjunto tanto en lo coral como en lo instrumental", cuenta Horacio Salinas, fundador de Inti Illimani Histórico.

Carrasco complementa: "Haremos los repertorios de ambos grupos en conjunto. Eso nos da la posibilidad de buscar nuevas sonoridades, se multiplican los recursos, se obtiene un sonido distinto más poderoso del que podemos obtener cada uno por su lado".

En la presentación se recordará al hombre clave de ambos trabajos: Luis Advis. El fallecido músico chileno compuso "La Cantata Santa María de Iquique", la que narra la matanza de obreros del salitre ocurrida en la escuela Santa María de Iquique en 1907. Obra que se transformaría en el séptimo disco de estudio de Quilapayún, y en una de las placas conceptuales fundamentales de la música chilena al fusionar el folclor, la música docta y la crítica social.

Considerada como una de las obras fundamentales de Inti Illimani, el séptimo disco de la banda Canto para una semilla también tiene la impronta de Luis Advis, quien trabajó sobre unas décimas autobiográficas de Violeta Parra, las que musicalizó para estructurar una cantata. "El concierto mismo es un homenaje a las que son dos de las obras más importantes que el Lucho hizo en vida", dice Carrasco.

La locación también significa algo especial para Quilapayún, quienes recién el año pasado volvieron a tocar en el Teatro Municipal tras una última vez en 1968, como comenta Carrasco: "Ese Teatro genera una cosa mágica. Es muy distinto cantar en el Municipal, no es solo por el prestigio, lo bonito es que está construido para hacer música".

Dos bandas, dos conflictos

En 2015 Quilapayún cumplió 50 años, pero los festejos se vieron opacados por las peleas internas por quedarse con el nombre del grupo, entre dos facciones: la francesa y la chilena. La primera comandada por Rodolfo Parada y la segunda por Eduardo Carrasco. Tras unos litigios en Chile y Francia, la justicia en ambos casos le dio la razón a Carrasco.

El miembro fundador del conjunto comenta: "En nuestro caso eso esta zanjado y terminado. Hay talentos muy específicos que son determinantes para la existencia y el éxito de estos grupos, hay mucha gente que ha pasado por estos grupos, pero no todos tienen el mismo talento y la misma significación histórica, y eso con el tiempo se asienta y la gente lo reconoce. Y, bueno, se acaban los conflictos".

Historia similar a la de Inti Illimani, pero acá las facciones aún continúan batallando. El conflicto comenzó en 2007, entre los liderados por Jorge Coulon, los que siguen utilizando el nombre sin apellido, y los comandados por Horacio Salinas, los denominados "Históricos". Al respecto Salinas comenta: "Nuestro caso fue un divorcio, nosotros no hubiéramos podido seguir adelante con la formación antigua, porque eso hubiera sido renegar de la exigencia de honrar el propio arte que hacemos. Nos dividimos sencillamente por incompetencias que habían y donde hubo una postura de hacerse el leso con el problema, y otra postura de renovarse cambiar y seguir adelante".

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