Hisham Matar: una travesía personal al abismo

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El escritor libio es probablemente el mejor cronista contemporáneo de la historia reciente de su país y su último libro, El Regreso (The Return) -unas memorias sobre su retorno a Libia en busca de su padre secuestrado por el régimen de Muammar Gaddafi-, destacó en todas las listas de los mejores libros de 2016.


"Siempre siento que estoy escribiendo el mismo libro", la frase del premio Nobel de Literatura Patrick Modiano retrata mejor que ninguna otra afirmación la obra del escritor libio Hisham Matar. Libia, la sombra de la figura paterna y la violencia de los poco más de cuarenta años de régimen de Muammar Gaddafi atraviesan los tres libros publicados hasta ahora por este novelista norafricano que alguna vez quiso ser un cantante pop y cuya primera novela –Solo en el mundo- fue descrita por The Times como "uno de los más brillantes debut literarios en tiempos recientes". Sin embargo, es su última obra, El regreso (The return), la que concentró en 2016 la atención de la crítica y destacó en todos los rankings de los mejores libros del año en Estados Unidos y Europa.

"Una reflexión sobre el consuelo del arte, un análisis del autoritarismo y una apasionado esfuerzo de duelo", escribió The New York Times, que lo ubicó entre los diez mejores libros del año, mientras que The Times de Londres lo describió como "un relato magistral, una meditación aguda sobre la perdida, el exilio, la culpa, la pertenencia y sobre todo, la familia" y The Financial Times lo calificó como "testimonio inolvidable" construido a partir del largo sufrimiento de Hisham Matar. El regreso es justamente eso, la historia de un retorno, pero más que eso, el recorrido de un hombre por intentar recuperar algo perdido: el país al que pertenece y que nunca pudo disfrutar y el padre al que aún recuerda y añora, pero cuyo verdadero destino desconoce y aún lo inquieta.

En sus dos obras anteriores, traducidas al español, Matar ya había abordado las ansiedades y los temores de la vida en la Libia de Gaddafi. Lo hizo en Solo en el mundo desde la mirada de un niño que va perdiendo la inocencia a medida que asume nuevas responsabilidades y luego en Historia de una desaparición, donde enfrenta las ausencias y miedos del protagonista tras la desaparición de su padre, exiliado en El Cairo. Alguien dijo que la obra de un escritor está siempre contaminada por sus propias obsesiones, desde los "thrillers existenciales" de Paul Auster hasta la "fantástica cotidianidad" de Haruki Murakami y eso es lo que transmite la obra de Matar, además de entregar un fascinante fresco de un país que literalmente desapareció tras la muerte de Gaddafi.

El escritor libio ha reconocido que entre sus mayores influencias se encuentran Joseph Conrad y Marcel Proust y El regreso es una suerte de Corazón de las tinieblas, el viaje de Matar en la búsqueda de su propio Kurtz. Es un libro de memorias donde el autor relata su retorno a Libia tras más de 30 años en busca de sus recuerdos y de su padre, un opositor al Gaddafi, secuestrado en El Cairo en 1990, once años después de viajar al exilio con su familia. Desde entonces su destino fue un misterio. En 1996 la madre de Matar recibió una carta aparentemente escrita por su marido y en 2010 el escritor tuvo noticias de que su padre había sido visto con vida en 2002. Por eso, El regreso tiene también algo de thriller. Es la búsqueda de ese padre desaparecido.

Más allá de los dilemas de Matar sobre su viaje –"mi familia había partido en 1979, 33 años antes, ese era el abismo que separaba al hombre del niño de ocho años que era entonces. El avión (a Libia) iba a atravesar ese golfo. Sin duda era un viaje temerario", escribe- El regreso fascina por esa combinación entre el proceso interior de búsqueda y la dramática historia de un país y una familia sacudida por la violencia. El regreso no solo ayuda a convivir con la pérdida sino también a entender el drama de Libia: "La crueldad de este lugar supera todo lo que hayamos leído de la prisión de la Bastilla", escribió el padre de Matar desde la cárcel a la que fue enviada por el régimen de Gaddafi, en una de las pocas cartas que pudo enviar a su familia a mediados de los 90.

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