Los cuentos de Lucia Berlin lideran la lista de los mejores libros de 2016

lucia berlin

Doce años después de su muerte, la escritora estadounidense que se crió en Chile se hizo conocida en el mundo entero. Su título póstumo está entre lo mejor del año junto a los Diarios tempranos de José Donoso y lo último de la Nobel bielorrusa Svetlana Alexiévich.


"En la profunda noche oscura del alma las licoreras y los bares están cerrados". La frase estampada en la portada de Manual para mujeres de la limpieza adelanta las notas dolorosas y deslumbrantes que Lucía Berlin (1936-2004) entrega desde la antología de 43 cuentos que se publica doce años después de su muerte.

Las historias transcurren en Kentucky, Montana, Nueva York, El Paso y Santiago de Chile, entre otros, escenarios que también fueron los de su propia vida. La existencia de Berlin no estuvo exenta de tormentos: numerosos matrimonios fallidos y un irrefrenable alcoholismo complicaron su vida. Además, para mantener a sus cuatros hijos se desempeñó como enfermera, telefonista, empleada doméstica y profesora. Sus propios recuerdos, nostalgias y también su humor se dejan entrever en este libro. Medios como The New York Times, El País, La Tercera y casi todos los rankings literarios de fin de año destacan este ejemplar.

Otro ejemplar póstumo le sigue de cerca; se trata del volumen Diarios tempranos. Donoso in progress, 1950-1965 (Ediciones UDP), que en 700 páginas recopila borradores y anotaciones íntimas de José Donoso, figura central en la literatura local del siglo XX. Frases como: "Importante: tiene que ser un libro salvaje, totalmente crudo, totalmente fidedigno, que retrate sin ambages de ninguna clase, la pequeñez, la sordidez de la clase alta chilena"; o: "Necesito dar, saber de amor. Y no sé. No lo he dado nunca", muestran a un autor persistente y muchas veces obsesivo.

Entre los títulos nacionales también destacan El brujo (Alfaguara), de Álvaro Bisama; La dimensión desconocida (Literatura Random House), de Nona Fernández; Balmaceda (Ediciones B), de Carlos Tromben y Bolígrafo o Los sueños chinos (Ediciones UDP), de Germán Marín.

Dos volúmenes de cuentos destacan entre los autores nacionales. Se trata de Niños héroes (Literatura Random House), donde Diego Zúñiga toma distancia parcialmente del norte chileno predominante en sus primeras publicaciones, para adentrarse en departamentos pilotos y amoríos suburbanos; y la selección de la editorial Estruendomudo con lo mejor del trabajo cuentístico de Alejandra Costamagna, en Imposible salir de la Tierra.

En el apartado de no-ficción también hubo títulos llamativos, como el reciente Fuera de lugar (Ediciones UDP) del periodista y columnista Óscar Contardo; los diarios de lecturas Interrupciones (Hueders) del poeta y editor de Ediciones UDP, Matías Rivas; y Réplicas, los ensayos de literatura, arte y política de Diamela Eltit.

El cuento corroboró su favoritismo entre la literatura extranjera a través de Las cosas que perdimos en el fuego, de la escritora argentina Mariana Enríquez. Se trata de once relatos en que la cotidianidad se vuelve pesadilla: una estudiante que se arranca las uñas y las pestañas y un asesino en serie de solo 9 años son algunos de sus personajes principales.

Por su parte, el brasileño Sérgio Sant'Anna, en su libro El vuelo de madrugada, también explora las zonas más oscuras de sus personajes. Además de cuentos, en este libro de Sant'Anna también hay una novela corta, protagonizada por un psicópata inteligente y culto.

Destacan además, entre los autores internacionales, Bailando en la oscuridad (Anagrama), del noruego Karl Ove Knausgård, y lo último de la Premio Nobel bielorrusa Svetlana Alexiévich, Últimos testigos, que recoge testimonios de huérfanos que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial.

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