Dragón, el regreso a escena de Guillermo Calderón

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El dramaturgo y director chileno estrena este miércoles en el Teatro UC una nueva obra que aborda la inmigración y xenofobia.


Una fuente de soda a pasos de la Plaza Italia es el punto de encuentro. Pasan de las 4 de la madrugada, y los miembros del grupo Dragón se reúnen allí para planificar su próxima provocación artística. Trabajan juntos desde hace ya varios años, pero esa noche irremediablemente todo cambiará: una de ellos propone hacerse pasar por una mujer haitiana para manifestarse contra la violencia hacia los inmigrantes; el resto no está de acuerdo. La única salida posible es crear una obra nueva, distinta, pero las confianzas se han quebrado.

A mediados de diciembre pasado, días antes de que la Corte Suprema de Chile ratificara la condena del ex militante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, Jorge Mateluna, Guillermo Calderón (1971) terminó de escribir su más reciente obra, Dragón, que este miércoles debuta en el Teatro UC en el marco del ciclo Teatro Hoy de Fundación Teatro a Mil.

Reinstalado en Chile y tras convertirse en padre por primera vez, al dramaturgo y director chileno no le fue fácil reencontrarse con la escritura, cuenta. Mucho menos con la ficción. Llevaba casi tres años girando con su anterior montaje, Mateluna (2016), donde expuso el caso judicial, pero entonces volvió a penarlo la idea de qué sentido podía tener su trabajo más allá de las cuatro paredes de un teatro.

"Con Mateluna supe lo que eran las libertades pero también las imposibilidades de lo que hacemos. Y fue muy difícil para mí plantearme cómo seguir, porque sentía una obligación moral y ética autoimpuesta de no hacer nada hasta que Jorge saliera en libertad. La obra abogaba por su inocencia, y ahora que el caso pasará a la Corte Interamericana de Derechos Humanos tendrá que redefinirse o dejar de hacerse", comenta. "En ese sentido, Mateluna fue como un callejón sin salida, un trauma del que teníamos que despercudirnos", agrega.

Crear comunidad

Protagonizada por Francisca Lewin, Luis Cerda y Camila González, Dragón es también una revisita a sus propias obras: Guillermo Calderón releyó Neva (2006), Villa + Discurso (2011), Goldrausch -estrenada en 2017 en el Theater Basel de Suiza- e incluso Escuela (2013). Quería, dice el autor, "volver a problematizar sobre la creación artística y al mismo tiempo hallar un nuevo sentido del humor, y revisé mi trabajo anterior para ver hacia dónde me podía llevar".

En un abrir y cerrar de ojos, la discusión entre los miembros del grupo Dragón se traslada desde el centro de Santiago hasta el Brasil actual.

"Hoy existe allá una ola xenofóbica que al menos yo no he visto en Chile, pero sí en Europa y EEUU", comenta el dramaturgo. "Me ha impactado lo que ha sucedido con la elección de Jair Bolsonaro, que es preocupante desde muchos puntos de vista, pero quizás el más claro es el llamado a combatir con violencia a la gente pobre, a la gente de los barrios y a los negros".

En los últimos cuatro años, más de 750 mil inmigrantes han llegado a Chile, venezolanos y haitianos en su mayoría. Pero Calderón no quiso "caer en la trampa" de recoger testimonios: "Me interesó más saber más cómo se vive la migración desde adentro, y no que esas voces aparecieran firmadas por mí. Ya llegará el momento en que ellos nos contarán sus propias historias, pues este no es solo un problema de Brasil sino del mundo entero. Y la posibilidad de que aquí se elija en el futuro a un Bolsonaro, o que al menos sus ideas estén en el aire, es el punto de partida de esta obra".

Calderón, quien este año volverá también como guionista de cine en las películas Ema de Pablo Larraín y Araña de Andrés Wood, recuerda que cuando estrenó Mateluna a fines de 2016, en la HAU de Berlín, en Alemania, vio al menos una docena de obras sobre la crisis de los refugiados. "Era un tema prácticamente ineludible. Los que hacemos teatro tenemos un contrato implícito, quizás, de hacernos cargo de la violencia y las injusticias, si no viviríamos en un mundo paralelo ", opina el dramaturgo.

Y concluye: "Yo defiendo la idea de que el teatro no es solo un espectáculo sino una forma de pensar. Y el teatro político que hago busca crear comunidad, como la campaña por la liberación de Jorge Mateluna. Ahora pretendemos tomar conciencia de algo que en Chile podría estar por venir".

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