Fome, la espera valió la pena

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Anoche en el Teatro Coliseo, Los Tres retomaron la idea de revisitar su fundamental cuarto álbum. Lo hicieron de manera sólida, respetando la intención original del disco.


En 2017, se cumplieron 20 años del lanzamiento de uno de los discos fundamentales del rock chileno, el Fome, de Los Tres. Para ese año, la banda tenía contemplada la realización de una gira con varias presentaciones por el país revisitando el álbum. Sin embargo, solo alcanzó a realizarse un show, en el casino Enjoy de Antofagasta (12 de octubre de 2017), debido a que los ya conocidos problemas de salud de Álvaro Henríquez obligaron a postergar todos los planes.

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Anoche, dos años después, Los Tres salieron al escenario del teatro Coliseo dispuestos a retomar la idea. El recinto de calle Nataniel estaba repleto. Poner en escena el Fome era un desafío interesante, considerando la ausencia de dos de los integrantes que grabaron el disco. El ahora quinteto interpretó la placa de manera íntegra y las canciones fueron tocadas en la secuencia original.

A las 21.15, y con el beat de inicio de "Claus", aparecieron los actuales miembros de la agrupación. Álvaro Henríquez se colgó un bajo y Titae Lindl se ocupó del órgano. En los shows de los 90's, con la alineación original, Henríquez tocaba la batería en ese tema.

A continuación, para atacar una encendida versión de "Bolsa de mareo", el vocalista cogió una guitarra Fender Jag-Stang, y con un terno negro, su look recordaba a Johnny Marr. En la misma línea estaban vestidos Lindl, Cabib, Ramírez y Cuti Aste.

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La performance del conjunto le hizo justicia a la vocación de álbum en directo que tiene Fome. Sonó crudo, rockero, oscuro. La Fender de Henríquez, filosa, le da daba un cierto aire noventero a las composiciones, cosa que las revitalizó. Alguna vez el vocalista definió al elepé como un disco de rock simple, en la línea de The Kinks.

La voz del compositor penquista se escuchó clara, reposada, sin la urgencia con que fueron pensadas las canciones en su minuto, pero con la calma de quien vive su presente con optimismo. Se vio afable, aunque siempre contenido para sus expresiones, como si cuidara cada minuto que vive. Sin embargo, se dio el tiempo de animar al público en más de una ocasión, como en sus años mozos.

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Hay que destacar la cuidada escenografía, muy ad hoc con la celebración y que no puede sino catalogarse como espectacular. Mucho juego de luces, el parche frontal del bombo de la batería de Boris Ramírez estaba adornado con el logotipo del álbum. Además, hubo proyecciones de apoyo. Todo bajo un fondo rojo, como el de la carátula del largaduración. Seguro la idea fue dejar bien claro a lo que se venía. A lo largo de su carrera, Los Tres han sido más bien sobrios para las puestas en escena, pero la de hoy fue quizás de la mejores que han presentado.

La ocasión sirvió para escuchar en directo canciones que no suenan tan a menudo en los shows del grupo, como "Antes" (tocada con toda su energía rockera), el vals "Fealdad", "Libreta" (que sonó tan oscura y urgente como en la grabación), "Silencio", "Pancho" ("una canción de crimen y sangre...de amor también", como dijo Henríquez antes de tocarla), o "Restorán" (que sonó potente y rockera), en la cual, Álvaro se dio el gusto de agregar al final -como en la grabación- un trozo del tema central del Jappening con Ja.

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En el bis, de casi 45 minutos, la banda ejecutó algunos de sus clásicos números, de los antiguos ("Morir de viejo", "Moizefala" – fue presentada por Henríquez como "una canción que no tocábamos hace mucho tiempo"- , "La espada & la pared", "Déjate caer") y de los más recientes ("Cerrar y abrir", "Camino").

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A estas alturas, Los Tres tocan honrando sobre todo su pasado glorioso, y lo hacen bien. El regreso del Fome sonó impecable (salvo un error de coordinación del grupo en "Pancho") y se sintió oscuro y rockero, tal como fue pensado. La espera de dos años valió la pena.

Fotos: Reinaldo Ubilla.

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