Arenas movedizas: joven y alocada

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La serie logra ser interesante y entretenida, conectando al espectador con un personaje que no sabemos si es culpable o inocente. También consigue enganchar en la espera por respuestas y por las piezas que armen por fin este puzzle.


¿Qué fue lo que pasó en la mañana en que cuatro personas terminaron muertas a balazos en una sala de clases? ¿Cuál fue el rol de Maja Norberg, la chica que fue tomada presa por la policía minutos después, con su ropa llena de sangre?

Estas son las preguntas por las que viaja en sus seis capítulos la serie Arenas movedizas, estrenada hace algunas semanas en Netflix y acompañada por una campaña publicitaria y la propaganda extra de ser una ficción sueca sobre un caso criminal, una combinación que se ha puesto de moda en los últimos años. La historia está basada en una novela del mismo nombre escrita por la autora Malin Persson Giolito y que ganó varios premios en Europa.

La serie parte con la escena del crimen y desde ahí se avanza hacia el futuro, con interrogatorios y el juicio a Maja, que acaba de cumplir los 18 años, y hacia el pasado con el romance que lo inicia todo, ya que ella parece ser una chica normal, de clase alta y un poco tímida, que da un giro completo en su vida cuando Sebastian, un chico millonario, popular y fanático de las fiestas y las drogas, le pone atención.

Así, en poco tiempo, ella también está sumergida en ese mundo, pasando mucho tiempo con él y también dándose cuenta de que su vida aparentemente perfecta tiene niveles y momentos muy oscuros.

Para contar esta historia, Arenas movedizas hace dos apuestas. La primera, un clásico de las historias policiales, es el misterio, el no revelar rápidamente qué fue verdaderamente lo que ocurrió, sino que ir entregando pistas y datos a gotas con el correr de los episodios.

La otra es dónde pone el foco, ya que esta no es una serie sobre el caso, sino que sobre su protagonista: no hay escenas en que Maja no aparezca, no sabemos ni es relevante qué es lo que está viviendo su familia con una hija acusada de haber matado a sus compañeros. El revuelo que el caso de seguro causó en la ciudad no es relevante. Esta es la historia de el paso de una chica por un mundo que desconoce y como esto rápidamente termina en tragedia. Y vemos su lado apanicado, su lado culposo, su lado enojado, su lado despectivo.

En ese sentido, Arenas movedizas logra ser interesante y entretenida, conectando al espectador con un personaje que no sabemos si es culpable o inocente. También consigue enganchar en la espera por respuestas y por las piezas que armen por fin este puzzle. Pero al mismo tiempo es de esas series que dejan la sensación que ocurre seguido en una época en que la ficción televisiva está tan de moda y todos parecen querer hacer series: esta historia que funciona correctamente en seis episodios, podría haber sido perfectamente una película, sin hacer mayores sacrificios.

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