Valeria Luiselli: retrato de familia con niños perdidos de fondo

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La otra novela literaliza la metáfora de los "niños perdidos": la narradora descubre que quienes verdaderamente deben contar esta historia son los niños.


Una de las mejores novelas latinoamericanas en lo que va del siglo es Los ingrávidos, de la mexicana Valeria Luiselli. Esa novela realista y fantástica a la vez -con el subte de Nueva York como punto de pasaje entre dos mundos-, que en su estructura circular y metaliteraria comenta sobre su propia creación y ataca las formas narrativas convencionales, funciona también como un gran relato sobre la familia contemporánea; sin perder ninguna de esas cualidades y añadiéndole a su espíritu juguetón una gran dosis de relevancia política, Luiselli acaba de publicar Lost Children Archive, una novela ambiciosa con el telón de fondo de la crisis de los niños inmigrantes en la frontera entre México y EEUU. Está escrita en inglés, lo cual no es un detalle menor, pues profundiza el debate sobre la literatura latinoamericana escrita en otros idiomas, a la vez que consolida a Luiselli como una de las escritoras latinas más interesantes de la literatura norteamericana.

Lost Children Archive es al menos dos novelas a la vez (y también un archivo de los andamios que la sostienen, entre ellos Pedro Páramo, El señor de las moscas y La cruzada de los niños): la primera, contada por una mujer que trabaja en un proyecto para documentar los sonidos de Nueva York, es la historia de la construcción y disolución de pareja y una familia, de cómo cuando vives con alguien "y estás segura de que no hay ningún pliegue que no hayas explorado del otro, aun así, un día, este puede convertirse de pronto en un extraño".

El enamoramiento de la narradora con un hombre al que conoce en ese proyecto, la vida en común -él tiene un hijo de diez, ella una de cinco-, el paulatino extrañamiento de la pareja, y el deseo de él de partir rumbo al suroeste de los EEUU a hacer un "inventario de ecos" de los sonidos que algún día poblaron la historia legendaria del apache Gerónimo, está contado a través de digresiones y fragmentos. Pero ella no puede dejarlo ir solo y se embarca en el viaje con sus propios planes, su intención de ayudar a una amiga con dos hijas perdidas en la frontera y documentar la crisis migratoria. El relato se transforma en un road trip poco convencional, en el que la inteligencia y la sensibilidad de la narradora alternan con el retrato brillante de dos niños traviesos y perceptivos en la parte trasera del auto, y con la mirada distanciada de un hombre hosco camino a la Apachería. En medio de la crisis doméstica asoma como un espectro la historia de los "niños perdidos" -los hijos llaman así a los niños refugiados- en la frontera y el cuestionamiento acerca de cómo contar esta historia.

La otra novela literaliza la metáfora de los "niños perdidos": la narradora descubre que quienes verdaderamente deben contar esta historia son los niños, y le cede el control del relato al mayor. Es un gesto arriesgado, pues nos saca de cuajo del mundo en que nos habíamos asentado: el niño procede a contar una historia fantasmagórica acerca de su conversión -y la de su hermana- en "niños perdidos".Esta sección se alarga un poco, pero las veinte páginas finales, una sola e intensa frase, se encuentran entre las mejores de The Lost Children Archive. Si algún momento la literatura posmoderna sirvió para mostrar orgullosamente un espíritu que se regodeaba en el pastiche y el distanciamiento irónico, con Luiselli esos juegos metatextuales sirven más bien para apuntalar el propósito serio de la autora, la lucidez de su crítica a un país que, al separar a los seres humanos en la falsa dicotomía "legal" y "extraño", ha perdido su brújula moral.

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