Todos lo saben: conflictos familiares

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El iraní Asghar Farhadi, dos veces ganador del Oscar (La separación y El viajante) nuevamente se adentra en el estudio de sus preocupaciones de moral y responsabilidades en Todos lo saben, su primera cinta en español, la que viene cargada con una gran cuota de thriller y misterio.


Laura (Penélope Cruz) ha regresado desde Buenos Aires a su pueblo natal en España, para celebrar la boda de su hermana. El viaje lo ha hecho con sus dos hijos mientras que su esposo Guillermo (Ricardo Darín), no ha podido asistir por motivos que se guardan en reserva. En la pequeña villa de su infancia, todo es celebración y felicidad en el reencuentro con la familia y amigos, pero las cosas toman un inusitado giro en la noche de la gran ceremonia matrimonial, cuando uno de los integrantes de la familia desaparece sin dejar rastro. Pronto se sabe que ha sido víctima de un secuestro y que el responsable puede ser alguien muy cercano, desatando de esta manera el verdadero drama. Lenta y metódicamente comenzarán a aparecer antiguos secretos familiares y nuevas rencillas entre los amigos, dejando en claro que nunca las cosas son tan buenas como parecen a primera vista.

El iraní Asghar Farhadi, dos veces ganador del Oscar (La separación y El viajante) nuevamente se adentra en el estudio de sus preocupaciones de moral y responsabilidades en Todos lo saben, su primera cinta en español, la que viene cargada con una gran cuota de thriller y misterio.

Como siempre ocurre con su cine, el casting es perfecto, entregándole el protagónico a Javier Bardem en el rol de Paco, antiguo novio de Laura, quien fuera rechazado años atrás por esta. Pragmático y de buen corazón, Paco se hace partícipe cada vez más en el tema del secuestro y pronto se deberá enfrentar a Guillermo, un Darín siempre solvente a pesar de no poseer demasiadas escenas. Cruz, por su parte, logra sacar adelante su rol de manera digna, sin caer en el fácil melodrama sensiblero que bien podría haber sido.

Todos lo saben es también una cinta que se adentra en los clásicos conflictos de clase y lazos familiares en donde el pasado se hace más presente que nunca, reflotando tensiones e incluso un soterrado racismo.

Paco, hoy dueño de tierras que alguna vez pertenecieron a la familia de Laura, nunca ha sido del todo aceptado por la familia de esta y siempre se le ha visto como un oportunista que se aprovechó de una situación puntual del pasado. ¿Es todo tan así? Siempre depende del punto de vista desde el que se mire, algo que para Farhadi siempre ha sido puntal en su cine.

A pesar de sus varios aciertos, la historia se estanca en su medianía, tornándose a ratos algo repetitiva y obvia. Lo mismo sucede con su resolución, la cual queda al debe en relación a toda su construcción, haciendo un final un tanto superficial y que pareciera no pasar de una simple anécdota. Los conflictos familiares siempre dan para más y Farhadi lo sabe. Lamentablemente en esta ocasión no sacó todo el provecho que su historia poseía

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