Los cines chilenos ante la nueva era

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La remodelación del Hoyts La Reina marca un hito para una industria en plena renovación: mientras algunas salas presentan deficiencias, otras intentan competir con fenómenos como Netflix.


Desde el hit de terror La monja a la película póstuma de Raúl Ruiz, La telenovela errante, los estrenos que llegaron a los cines chilenos la primera semana de septiembre vivieron algo singular e irrepetible: sólo cuatro días de funciones en el complejo más grande y exitoso del país. La razón no tuvo que ver con cuánta gente llevaron, sino con algo más concreto: el cierre por remodelación de la sucursal de La Reina de Cine Hoyts, que determinó que el domingo 9 fuera su último día y el fin de una etapa iniciada en 1999.

Por estos días, el recinto de Ossa 655 en su característica fachada tiene mensajes que ponen énfasis en una "remodelación para sorprenderte". También hay un par de afiches de películas y un texto: "Hoy es tiempo de renovarnos", dice al comienzo.

En rigor, esa decisión se esperaba desde hace varias temporadas en la industria, que había visto cómo los números del cine, si bien no habían dejado de crecer y se mantenían en el primer lugar, estaban ligeramente estancados respecto a la pujante competencia. En 2017, el mejor año histórico para el sector, La Reina convocó a 1.263.396 espectadores, sacándole 116 mil de diferencia al segundo más visitado, Hoyts Arauco Maipú. La misma cadena ha abierto en el último año nuevas sucursales en Santiago Centro (Vivo Imperio), Las Condes (Mallplaza Los Dominicos) y en regiones (Quillota, Coquimbo), pero su mayor emblema continuaba casi intacto, sólo con ajustes específicos. Un caso similar al de la sucursal de San Agustín, que el último año por primera vez salió del top 10 de los cines más visitados.

Mientras en La Reina los trabajos ya empezaron y voces ligadas a la cadena Hoyts hablan de una remodelación interior completa que permitiría reabrir en diciembre, la determinación muestra una realidad: que con mayor o menor retraso, las salas se están viendo obligadas a hacer modificaciones, justo luego de un 2017 que a nivel local experimentó un alza menor de lo esperado.

"Hoy uno compite con el tiempo libre de las personas, que quiere salir de sus casas y hacer cosas distintas. El cine pasa a ser un panorama de entretención, que sigue siendo una actividad sana y familiar. Y eso lo demuestran los números: año a año hay más gente que está yendo al cine", asegura Karina Ventura, gerente comercial de Cinemark Chile, cadena que tiene 133 salas y representa el 37 % del mercado local. "Hay cines que cada cierto tiempo van siendo remodelados y muchos otros vienen con cosas nuevas. Hoy en día, hay unas que tienen butacas con movimiento, 3D o son salas Premier. El futuro es seguir innovando", agrega. Este año Cinemark abrió su primer complejo en Arica y en 2017 renovó con butacas tipo berger su sala XD de Alto Las Condes.

En contraparte, en tres semanas más Cineplanet inaugurará el nuevo sistema de proyección de Costanera Center, recinto que con el paso de los años ha logrado escalar hasta el tercer lugar del país, y que ahora tendrá proyección láser. "Es una inversión gigante pero apuntamos a que la proyección del cine tiene que ir cambiando, porque si no, te vas quedando atrás", afirma Mariela León, gerente de marketing de Cineplanet Chile, sobre el que asegura será el "el primer cine 100% láser en Latinoamérica".

Además, anuncia que quieren trasladar la tecnología -que por ahora sólo marca un cambio en la imagen- a sus otras salas y que complejos como el de Mall Barrio Independencia (ocho salas que esperan abrir en diciembre), ya la tendrán incorporada. "La competencia más directa en este minuto es Netflix y, como en precio no podemos competir, lo que debemos agregar es servicio de calidad, donde podemos entregar otro tipo de experiencia", agrega. En Hoyts, en tanto, optaron por no participar de este reportaje.

De las 263 salas que había a inicios de esta década en el país, hoy se registran más de 400, incluyendo los múltiples formatos -con pantallas más grandes y mejor tecnología en sonido- y los formatos VIP, que permiten servicio de comida a la butaca. En ese trayecto, los cines se han instalado con fuerza en regiones.

En tanto, un puñado de salas alternativas aspira a avanzar en conjunto, agrupados en la Red de Salas de Cine que se formó en 2017 reuniendo a ocho espacios de cine independiente (de Valparaíso a Puerto Varas) y ofreciendo estrenos exclusivos como Zama y David Lynch: the art life. Además de un equipo estable, otro requisito para sumarse era contar con un apartado técnico de nivel profesional, que luego de mejoras hoy tiene a seis de sus ocho cines con formato DCP, el mismo de las salas tradicionales.

Uno de sus integrantes es Insomnia Teatro Condell, sala de exhibición que desde 2011 ocupa las instalaciones del recinto que tiene 106 años de historia. "Nuestro objetivo es otorgarle a Valparaíso una sala de alto nivel", dice Claudio Pereira, programador y miembro de un equipo de diez personas detrás del cine, que pronto inaugurará un nuevo sistema de sonido y proyección.

Sobre la Red de Salas, que también integran Centro Arte Alameda y Cineteca Nacional y se financia en su mayoría por fondos públicos, dice: "Para nosotros el centro de todos los esfuerzos que hacemos es el espectador, y eso significa que este debe tener una experiencia satisfactoria". De hecho, muchas salas pequeñas aún presentan deficiencias, como baños en mal estado o la inexistencia de sistemas como Redbanc. Son algunas de las deudas que la industria nacional hoy intenta dejar atrás.

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